Ese día volvieron a la universidad a las doce y tuvieron clases hasta las cinco, pero la hora pasó rápido. Al salir, las chicas se fueron al gimnasio y Sofía se fue a su casa, estaba demasiado cansada para acompañarlas.
―¿Cómo te fue en el examen? ―le preguntó su mamá al verla llegar.
―Creo que bien, mamá.
―Me alegro, igual estudiaste harto.
―Sí, ahora solo queda la maqueta, nos juntaremos mañana para terminarla, ya está casi lista, solo faltan unos detalles.
―Esa maqueta les ha dado mucho trabajo.
―Sí, pero ya la terminamos casi.
―¿Tienen algo más para esta semana?
―No, ya terminamos todo, mamá.
―Qué bueno. ¿Comiste algo?
―No, no alcanzamos.
―Entonces te calentaré un poquito de lasaña.
―Pero poquito, mami, no tengo hambre.
―No empieces otra vez, comerás lo que te dé.
―Está bien, pero porfa, no mucho.
Comió poco, se sentía sin apetito. De pronto, se levantó y fue al baño a vomitar; su madre la fue a ver.
―¿Qué te pasó, hija?
―Te dije que no quería comer, mamá.
―Comiste muy poco, no creo que la comida te haya provocado el vómito, hija. ¿Te sientes mal?
―Sí, mamá, me siento mal, me duele la cabeza y tengo náuseas.
―¿Y el cansancio?
―Sigue, mamá.
―Acuéstate un rato.
Sofía subió a su cuarto y se puso pijama, no saldría en el resto de la tarde, solo quería descansar y dormir. Al poco rato se durmió, pero después de unas horas, la despertó una tos muy fuerte. Su mamá la escuchó y subió.
―¿Qué pasa, hija? Esa tos que tienes ―comentó tocándole la frente―, tienes fiebre.
―Creo que es gripe, mamá, hace días que me siento así.
―Toma esto ―le pasó una tableta―, te ayudará con la fiebre, mañana iremos a la consulta de Alejandro.
―No es nada, mamá, solo me darán paracetamol.
―No importa, iremos igual, ¿a qué hora tienes clases mañana?
―A las cuatro.
―Bien, entonces iremos en la mañana ―sentenció antes de salir de la habitación.
Al bajar, María Elena le informó a su esposo lo sucedido.
―Está con fiebre, Adolfo, y la tos no se pasa.
―Mañana iremos a la consulta de Alejandro.
―Eso le dije, ahora le di paracetamol para la fiebre, pero mañana debemos ir a que la examine Alejandro.
―Lo llamaré, espera un momento.
―Hola, Alejandro ―saludó María Elena al entrar a la consulta.
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Desde el alma
RomansaSofía es una chica de veinte años universitaria, que se dedica solo a estudiar hasta que un día le descubren una terrible enfermedad y entonces se da cuenta de que su vida ha transcurrido entre estudios y libros y no ha vivido la vida de verdad. Pas...