Capítulo 96

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Sofía y Soledad entraron al restaurante. Desde lejos unos ojos furiosos las miraban.

―¿Qué me tenías que contar?

―Ayer almorcé con tu mamá.

―Sí, me contó, fue una junta de nuera y suegra.

―Así es.

―¿Y cómo anduvo todo? ¿No es suegra metida?

―No. ―Esa vez Sofía soltó una carcajada―. Para nada.

―Ah, qué bueno.

―Bueno, le pedí que me dejara en la Costanera, quería caminar un rato y cuando iba de vuelta a la oficina de Fer, se me acercó la Elisa.

―¡¿La Elisa?! ¿Y qué quería?

―Me dijo que estaba enamorada de Fer, que yo llegué a quitárselo y que estuvieron a punto de tener algo, que él había vuelto de Nueva York por ella y que se casó conmigo porque yo estoy enferma.

―¡Qué rabia! ¡Pero esa chica está loca!

―Lo mismo dijo Fer.

―¿Le contaste?

―Sí.

―Pero es que es verdad. Ella siempre preguntaba por él, y por ella, Fer no participaba mucho con el grupo, porque parece que a él también le decía cosas, pero a él nunca le gustó y es mentira que casi tuvieron algo, nunca fue así, no le hagas caso. Fer es tu marido y te ama y tú lo sabes.

―Sí, lo sé, pero me pilló desprevenida, nunca pensé encontrarla y cómo tocó lo de mi enfermedad... No sé cómo supo.

―Por alguno de los chicos, me imagino.

―Puede ser. ¿Y tú cuñis? ¿Cómo estás con Esteban?

―Bien, hemos estado juntos en las tardes, a veces me quedo con él en el departamento.

―Qué bueno, podríamos juntarnos con la Claudia también y Pablo ¿Te parece? ―propuso Sofía.

―Sí, Esteban me estaba diciendo lo mismo, juntarnos los seis.

―Sería entretenido.

―Hablemos con la Claudia y nos ponemos de acuerdo

―Sí, hagámoslo. ¿Como va tu consulta?

―Bien, ahora estamos empezando con un taller para mujeres, para darles herramientas para que aprendan a quererse, a cuidarse, para las mujeres que sufren violencia, todo va en ayuda a las mujeres que no tienen la posibilidad de salir del círculo en que viven.

Desde el almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora