Capítulo 85

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Sofía y Soledad almorzaban juntas en el centro de Villarrica, cerca de la consulta de esta.

―¿Qué pasa, Sofía?

―Necesito decirte algo, Sole.

―Dime, te escucho.

―¿Te acuerdas del hombre de los ojos verdes?

―Sí, claro que me acuerdo. ¿Lo viste?

―Sí, pero ahora sé quién es...

―¿Quién es? ¿Hablaron?

―Es... ―Sofía vaciló.

―¡¿Quién es, mujer?! ¡dime!

―Es... Es Fer, Sole.

―¡¿Fer?! ¿Mi hermano?

―Así es, Sole, tu hermano.

―Pero... ¡Cómo! ¡Cómo supiste!

―Vi su foto cuando te llamó y te pedí que me mostraras otras, ¿te acuerdas? Ahí supe que era él.

―Pero no me dijiste nada.

―No, porque quedé en blanco. No supe qué hacer. No podía pensar. Lo veía todas las tardes en la playa, por otra parte, yo hablaba con Fer por teléfono, él me llamaba, pero yo aún no sabía que eran la misma persona. El día que supe no bajé a la playa. Fer me decía que quería estar conmigo, que se había enamorado de mí, así, sin conocerme. Nunca me habló de la chica de la playa y en algún momento pensé que estaba solo jugando, pero hace dos días fui a la playa, él estaba allí y me llamó por mi nombre. Él se había dado cuenta que ella y yo ¡Ay que enredo! Se dio cuenta que las dos éramos la misma persona. Lo supo cuando vio que la chica no iba a la playa justamente en los días que yo tenía quimio.

―Qué extraña historia y hermosa, además. ¿Tú estás enamorada de él?

―Lo amo con toda mi alma, Sole. Pero me enamoré del Fer del teléfono, aunque uno me hacía recordar al otro siempre, y hace dos días...

Soledad sonrió y tomó la mano de su amiga.

―¿Qué pasó hace dos días?

―Me dijo que me amaba, que no le importaba que estuviera enferma, que íbamos a salir de esto juntos.

―Me alegro mucho, Sofía, me alegro de que estén conociendo el amor juntos, él nunca se había enamorado, igual que tú. ¿Recuerdas lo que te dije hace un tiempo? ¿Que la persona que te amara iba a estar contigo en las buenas y en las malas, sin importarle si estás enferma o sana? De verdad me alegro, me hace muy feliz que seas mi cuñada. Te quiero mucho.

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