Gena y Brian se enfrentan a nuevas adversidades y desafíos, que los harán replantearse si su amor es tan indestructible como pensaban, su relación se ha fortalecido, pero la vida de ambos a cambiado y juntos, tendrán que demostrar si son lo suficien...
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Estoy asustada, lo admito, estoy temblando como una hoja, vaya cobarde resulte ser, pero es que nunca había asistido a una fiesta de tal calibre, sabía que habría famosos y hasta periodistas, quizás en otra ocasión no muy lejana, yo estaría como espectadora, detrás de las vallas , pero ahora sería parte de todo y jamás en mi vida imaginé algo así.
Ni siquiera era muy consciente de estar viviendo aquí, ni con quien estaba viviendo, todo era una maldita locura, esta casa enorme de ensueños y mi novio, mi maldito novio, era tremenda mente apuesto y sexi, no podía asimilar que estaba saliendo con Brian, si me lo hubiera replanteado en mi pasado pensaría que estoy demente y que esté chico nunca se fijaría en mi, pero venme ahora.
—Señorita, el señor Haner ha dicho que lo espere lista para la fiesta, pasará a buscarla a las ocho y media — Me informó una de las empleadas de Brian, creo que se llamaba Paulina. Era la más joven de las tres y también la menos disimulada a la hora de lanzar miraditas, sabía que me odiaban, siempre las veía mirándome con desdén y cuchicheando a mis espaldas.
—Está bien, ¿Pero dónde está él? Salió temprano y aún no regresa, ni siquiera me ha enviado un mensaje—
—No lo sé señorita, pero seguro fue a la radio, es muy trabajador y responsable, nunca para, con permiso — Se retiró. La chica era muy altanera y siempre estaba tirando esos comentarios con doble intención, ya me había intentado herir cuando una mañana les pedí si podían hacer menos ruido ya que estaba en mi etapa de abstinencia y todo hacía que me doliera la cabeza, solo les pedi un poco de silencio o que me trajeran unas pastillas para poder dormir y me dijo que aquí no se consumían ese tipo de píldoras.
Brian ya me había comentado que eran bastante chusmas y que no hiciera caso pero incluso su ama de llaves, Grace, me miraba con desprecio, no me trataba mal, era bastante amable pero podía ver que no le agradaba. Entendía que no era Gena, una chica refinada y con buenos modales pero joder, ahora yo estaba con Brian y tenían que respetarme como tal, me molestaba que fueran irrespetuosas conmigo.
Baje al comedor a buscar un vaso con agua ya que si se los pedía dudaba que me lo trajeran y me encontré con Grace, quien al verme, me sonrió diciendo:
—Jovencita, aún está sin vestirse ¿no le ha dado el recado Paulina? —
—Si, es solo que me dio sed y baje por un poco de agua, enseguida me cambiare, no es la gran cosa—
—Oh, como diga— respondió la mujer, decidida a marcharse, pero la detuve diciendo:
—Grace ¿Le caigo mal?— Grace me miró sorprendida, con los ojos abiertos de par en par y luego de un momento, sonrió diciendo:
—Claro que no ¿Por qué pregunta eso?—
—No lo sé, supongo que solo, lo sentí, siento que no les agrado, que me miran feo, murmuran a mis espaldas —
