16_Cronicas de una desgracia.

17 8 4
                                    

Capítulo 16:
                        *Crónicas de una desgracia*

Jimmy

—No se puede fumar aquí señor— Me informo una enfermera de mala gana que pasaba por allí, mientras yo intentaba encenderme un puto cigarrillo, pero mis manos me temblaban tanto que no podía lograr prenderlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—No se puede fumar aquí señor— Me informo una enfermera de mala gana que pasaba por allí, mientras yo intentaba encenderme un puto cigarrillo, pero mis manos me temblaban tanto que no podía lograr prenderlo.

—Está bien de todos modos no puedo encenderlo— Le respondí lo más amable posible, ella no tenía la culpa de lo ocurrido, ni mucho menos de que yo estuviera hecho un manojo de nervios.

Las banquetas del hospital eran extremadamente incómodas y tampoco podía quedarme quieto un segundo, caminaba de un lado a otro por ese largo y frío pasillo de paredes blancas, esperando que alguien saliera a decirme algo de mi hermana.

Hacía casi dos horas que había entrado en esa maldita sala, con una herida de bala en el abdomen, pero hasta el momento nadie salió a dar ni una mínima información de cómo se encontraba, “oh dios mío que ella esté bien, es lo único que tengo” le rogaba a Dios, él ya se había llevado a mis padres, solo esperaba que no quisiera llevarse a mi hermanita también.

Para colmo me encontraba solo aquí, mi mejor amigo estaba en Long Beach, mi esposa no quería escucharme y se había marchado de casa, como una mujercita histérica e infantil, sin importarle nuestra relación, al primer problema, a la primera crisis, se había marchado, y ahora no quería ni siquiera contestar mis llamadas, todo lo que le pedí fue tiempo,  pero parecía que no podía darme lo, ella simplemente me abandono. 

La necesitaba tanto, Ciro había estado aquí conmigo, pero luego, voluntariamente se había ofrecido a avisarles a los demás lo ocurrido ya que yo no pensaba moverme de aquí y ya no tenía crédito en mi celular, gaste lo último cuando llame a Melanie y me corto, sin escuchar lo que tenía para decirle.

—Hola, disculpe, vengo a ver a Leana Sullivan, me dijeron que ella estaba aquí, yo soy su novio— 
“¡Zacky!” dije para mis adentros, así que aquí estaba ¿Dónde diablos se había metido? ¿Por qué no estaba cuidando de Leana?, maldito.

 
—Ella está en intervención ahora, por favor, pase y espere en la sala de espera, por el pasillo a la derecha— Escuche a la recepcionista decirle y lo vi entrar a toda prisa. Rápidamente me acerqué a él diciéndole:

—¡¿Dónde diablos estabas?!—

—Jimmy, ¿qué le pasó a Lea?— pregunto algo alterado, pero yo lo estaba más, quería arrancarle la cabeza por no haber cuidado de mi hermana como debía.

—¡Mi hermana está allí adentro con una herida de bala! ¿¡Dónde coños estabas tú!?— dije empujándolo furioso.

—¡¿Cómo que con una herida de bala Jimmy?! ¡¿Qué?!—

—¡Imbécil!, ¡voy a matarte!— lo tomé de las solapas de su campera. 

—¡SEÑORES POR FAVOR!, ¿ESTAMOS EN UN HOSPITAL!— Nos interrumpió la recepcionista y agregó: —Les agradecería que se calmaran o tendré que mandar a sacarlos a ambos de aquí, ¿les queda claro?— Sin decir nada, me aleje de Zacky, fusilándolo con la mirada y me senté en una de esas malditas banquetas, necesitaba calmarme, ni loco me movería de aquí, de modo que me mantuve callado. 
Zacky se sentó a mi lado y casi en un susurro dijo:

Seize the dayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora