97_Perdonar es crecer

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Danny.

Hermoso ángel de cabellos dorados y aroma a rosas, es casi tan adictivo como el whisky y las pastillas, pero sin la horrible resaca del amanecer

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Hermoso ángel de cabellos dorados y aroma a rosas, es casi tan adictivo como el whisky y las pastillas, pero sin la horrible resaca del amanecer.

Me deleitó con la vista mientras ella aún duerme,  estoy absolutamente embobado y anonadado de tener tal princesa entre mis brazos, ella es como un puto cielo y no se si me lo merezco, aunque a decir verdad, creo que si, malditamente lo merezco, por que he luchado como un desgraciado para ganármela, de manera que por supuesto me la merezco.

Gena se despierta dando un pequeño gruñido de pereza, estirándose en la cama y abriendo sus ojazos de largas pestañas y ojos azules.

—Hola— dice pillando a este bobo mirándola.

—Hola— le digo dándole un besito en la punta de su nariz, es pequeña casi como la de un elfo.

—¿Estás despierto hace mucho?—

—Hace un tiempo considerable—

—¿Y me haz estado viendo dormir?—

—Efectivamente — me reí y ella me acarició la cara cerrando los ojos y haciendo trompita para que le diera un beso,  por supuesto que se lo concedí, nunca podría negarme, amaba desmedidamente a esta mujer. 

—Bueno, basta de pereza, hay que levantarnos ahora, debemos ir de compras— dijo de repente.

—¿De compras?—

—Si, eso dije, ¡arriba!— mandó, levantando su hermoso culo de la cama y saliendo disparada hacia el baño, no me quedó otra que salir tras ella.

Salir de compras con Gena fue un puto infierno,  no se por que las mujeres eran tan indecisas y exageradas con la vestimenta, ya ni siquiera contaba la cantidad de bolsas que tenia en mis manos y de todas ellas solo dos eran mías, el resto todas de mi encantadora novia,  habíamos entrado en todas las tiendas habidas y por haber pero parecía que no era suficiente.

—¿Te gusta este?— me pregunto abriendo la cortina de cambio para mostrarme uno de los miles vestidos q se probó, joder todos le quedaban condenadamente bien,  era como si las prendas amaran su cuerpo tanto como yo. 

—Te quedan todos hermosos ¿pero cuantos más vas comprar nena? —

—Muchos, por qué debo renovar mi guardarropas, todo lo que tengo es viejo —

—Como sea, para lo que te van a durar puestos— le dije y se le dibujó una pícara sonrisa en su cara, luego se escondió de nuevo en la cabina. 

Mas tarde volvio a salir,  solo para mostrarme un hermoso conjunto de ropa interior de encaje negro y portaligas, que resaltaba perfectamente su blanca piel de porcelana, por muy poco hace q me la folle ahí mismo, pero antes de que intentara algo volvió a cerrar la cortina impidiendome el paso, carajo ella era una tramposa y sexi jugadora, le encantaba jugar conmigo y eso hacía que esta salida no fuera tan aburrida,  solo garantizaba que cuando llegáramos a casa me desquitara la calentura que ella misma se encargo de provocarme todo el día.

Seize the dayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora