Gena y Brian se enfrentan a nuevas adversidades y desafíos, que los harán replantearse si su amor es tan indestructible como pensaban, su relación se ha fortalecido, pero la vida de ambos a cambiado y juntos, tendrán que demostrar si son lo suficien...
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Salí de la radio como alma que lleva el diablo, no podía sentirme más molesta y el alcohol estaba empezando a hacer sus efectos nublándome la vista, pero me importaba una mierda, no pensaba regresar a casa en taxi teniendo mi propio auto, mi precioso y lujoso camaro esperándome.
Mientras conducía, las imágenes de mi beso con Brian venían una y otra vez a mi cabeza, sus labios, suaves y fogosos labios pegados a los míos, mi lengua entrelazándose con la suya, su dulce aliento, mi cuerpo pegado al suyo, ¡Dios! estaba tan condenadamente atraída por ese chico, que de solo pensar en ese breve momento mis bragas se empaparon.
Pero luego de todo eso, vino su rechazo, su jodido y maldito rechazo, abriendo un gran agujero de odio en mi pecho, ¿Cómo diablos se había atrevido a rechazarme?, ¿Qué rayos le pasaba?, no me entraba en la cabeza, nadie en su sano juicio se perdería la oportunidad de estar conmigo, yo soy la maldita Avril Lavigne, nadie se me resiste, pero sin embargo, Brian se había resistido a mis encantos, no podía sentirme más frustrada, él hasta se había reído en mi cara, humillándome.
—¡Jodido cabrón de mierda!— maldije mientras apretaba con fuerza el volante de mi auto, pero sin embargo esa actitud tan fría y sobrante me hizo desearlo con mucha más intensidad, definitivamente él era para mí, éramos iguales, atractivos y vanidosos, por el simple hecho de que teníamos todo para serlo, es por eso que estaba muy segura, de que Brian se había atrevido a rechazarme, porque simplemente podía hacerlo.
No me di cuenta cuando de pronto, mi auto se estrelló contra un camión estacionado, haciendo que me balanceara hacia delante y golpeara mi cabeza contra el vidrio.
—¡¡¡Auch!!!— me queje, tocándome la frente y notando una mancha de color roja en mis dedos, mi cabeza estaba sangrando. Me sentía un poco mareada así que quedándome un momento quieta, me recosté en el asiento de mi auto y esperé recuperarme, luego baje para verificar los daños ocasionados, el camión no había sufrido daño alguno, solo algunos rasguños poco visible, sin embargo la parte delantera de mi camaro se había abollado un poco haciendo que se rompieran las luces.
— ¡Mierda! ¡Mierda, maldita sea!— proteste, mi precioso auto estaba dañado y todo por manejar en estado de ebriedad, pensando en lo ocurrido con Brian, no podía ser más estúpida, no se veía nadie a los alrededores, por lo que solo me subí al auto y me marché, tendría que llevar a reparar mi camaro mañana.
Al llegar a casa, luego de tomar un baño, me vestí y salí en busca de algo de diversión, el accidente no había dejado secuelas de daño físico en mi, más que el pequeño golpe en mi cabeza, fuera de eso me encontraba bien, excepto por mi humor, pero eso podía arreglarse, solo necesitaba sacarme un poco la amargura que llevaba encima y que mejor que un poco de sexo ocasional y sin compromisos para descontracturar un poco los músculos.
