El espíritu general era pesimista. Se sabían muertos y no veían cómo podrían ganar. Avanzaban con cautela, tomaron una ruta planificada por el líder de rostro cubierto. Pidió que se refirieran a él por el apodo de "Mike". En esta senda, apartada de la lucha, no encontraron más que un puñado de nazis que tomaban por sorpresa y asesinaban en silencio.
Todos en el equipo de Zafir llevaban máscaras de gas, usualmente atadas a sus cinturones en caso de un ataque sorpresa. No funcionaban contra la reliquia que cazaban, cuyo veneno era cien veces más corrosivo que el gas mostaza, pero era mejor que nada.
Él, por su parte, no se relacionaba con ningún compañero. Ya había vivido una guerra. Sabía cómo era. Un día reiría con alguno de ellos y al anochecer tendría que cavar su tumba. La primera velada los escuchó platicando. Uno de ellos era carpintero, otro era contador. El único soldado por oficio era Mike y el mismo Zafir, que se rio de la situación. Estaban condenados.Al cuarto día llegaron al campamento que buscaban. El encargado de reconocer el terreno vio a través de los binoculares. Se extrañó al ver que todos los enemigos portaban máscaras de gas idénticas a la que buscaban. Informó de la situación. Mike explicó el panorama que tenía por sabido:
Todos llevaban puestas las máscaras para despistarlos. Entre ellos debía estar la reliquia que buscaban. Tendrían que matarlos a todos. En medio del gentío enemigo también había otros dos con reliquias. Debía haber uno con una máscara diferente, de la peste negra. Del otro desconocía su aspecto y habilidad.
Con este desalentador informe esperaron a la noche. Unos se prepararon para la batalla, otros rezaron resignados.
Al atardecer, Mike se le acercó a Zafir. Le dijo que sus superiores lo eligieron como portador de la otra reliquia que les habían entregado. Cuando el sol se ocultaba sacó de sus ropas un reloj de arena dorado. Zafir apenas pudo observarlo. Mike lo tomó por la nuca y le enterró el reloj en el pecho. Zafir lo empujó. Tenía el objeto incrustado. Se lo arrancó con dificultad. Cuando lo retiró vio que unos dientes metálicos se retraían. Miró a Mike, confundido. Él se disculpó, le explicó que era necesario para que la reliquia funcionara. Estaría bien, la herida desaparecería al instante. Ahora sus habilidades físicas incrementarían cada vez que la luna naciera. Debido a su desempeño y valentía en el campo de batalla fue premiado con esa reliquia. Era el honor máximo...
...o eso le hizo creer.Cuando la noche se hizo absoluta, Zafir se sintió cambiado. Podía ver con claridad en las sombras. Se sentía más fuerte y vivaz. Mike también sufrió un cambio, uno más obvio. Ahogó sus gritos provocados por la transformación. Sus huesos tronaron, sus músculos se hincharon. Pasó de medir dos metros a más de cinco. Cuando apareció y la luna lo bañaba con solemnidad los demás lo miraban con miedo, pero su inteligencia no mermó, seguía siendo él. Los comandó, ordenándole al resto formar un perímetro alrededor del campamento enemigo. Tendrían que matar a cualquiera que intentara escapar. La emboscada empezó.
Mike saltó desde las sombras, tan alto que Zafir tuvo que levantar la mirada. Cuando cayó, aplastó una de las tiendas enemigas. Mató a cinco hombres. Las alarmas sonaron. Los gritos y el caos devoraron al silencio. Zafir fue detrás de él, a pie. Se dio cuenta de lo rápido que podía correr. Se miró las manos. Le habían crecido garras negras. En el campamento nazi, hundido en caos, nadie lo notó llegar. Estaban distraídos con el gigante que cayó del cielo. Zafir mataba con sigilo. Sus garras perforaban la ropa blindada. Podía deshacer el metal de las armas. Destruía los cascos y derramaba el interior de los hombres asediados. De repente, algo detuvo su frenesí homicida. Se sintió inmovilizado. De la noche apareció un hombre con máscara negra, de nariz larga y ojos cristalinos. Zafir sintió un olor nauseabundo.- No tiene caso. Rrespiraste mi veneno. Ya estás muerrto.
Tenía razón. Podía sentirlo en su garganta. Quemaba. El hombre se acercaba mientras que Zafir se retorcía de pie, encorvándose adolorido.
- Debierron planearrlo mejorr -decía ominoso el que inspiraba veneno- Deja de pelearr. Si te rresistes serrá más lento.
Sentía cómo su mente se diluía. Pronto perdería el control. Con desesperación pensó cómo ganar. Con su última voluntad clavó sus garras en su propio pecho. Se arrancó su garganta. El hombre que tenía enfrente retrocedió asustado. No esperaba tal desesperación. Zafir no podía respirar, pero es lo que necesitaba. Saltó feroz sobre su enemigo. La agonía le dio fuerzas. Instintivo, algo le susurró que necesitaba sangre. Mordió el cuello del hombre. Este intentó pelear, pero el miedo lo congeló.
Con la vida que arrebató, la garganta de Zafir se regeneró. Notó que sus dientes habían metamorfoseado en colmillos súper resistentes.
Se sorprendió ante su nueva fuerza.
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Las reliquias.
AventuraEn un mundo similar al nuestro, existen objetos de gran poder. Tiempo, espacio, obscuridad, inmortalidad, cualquier cosa que se desee puede hacerse realidad... Aquellos que portan una reliquia son temidos y respetados ¿Qué pasará cuando Alistair, un...