X. Persecusión homicida.

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Cuando regresaron a sus casas, Lara quiso encargarse de los niños. Los llevó a la policía y contaría su versión de los hechos. Alistair se hizo el desentendido y escapó cuando nadie lo notó.
Se preguntaba si debía revelarles su secreto.
Atardecía con lentitud. Abdiel, el hombre al que Lara robó, estaba desesperado por recuperar su reliquia. En cuanto despertó sintió que algo le faltaba, encontró a todos muertos, pensó en ese muchacho que apareció de la nada y la muchacha que lo golpeó. Convocó gente para buscarlos. Un mini ejército acudió a su llamado. No tardaron en encontrarlos. Víctor fue el primero. Lo hallaron vagando fuera de la carpa donde residía. En cuanto lo vieron empezaron a perseguirlo. Él supo lo que sucedía y corrió hacia casa de Al para alertarle. Pudo despistar a sus perseguidores y llegar con su amigo. Le contó con torpeza lo sucedido. Alistair temía que algo así pasara. Sacó varios billetes de su escondite mientras discutía con Víctor lo que sería mejor hacer a continuación.

Mientras tanto, los matones dieron con la casa de Lara y la rodearon. Abdiel golpeó el portón de metal. Alguien abrió y, asustado ante la máscara animal, no respondió las preguntas que se le hacían. Recibió un disparo en el estómago. Cuando Lara escuchó el estruendo se asomó por la ventana. Vio al hombre rata caminar sobre su tío retorciéndose en el suelo. Asustada, rompió la ventana trasera de su cuarto, la cual daba a un estrecho pasadizo conectado con el otro lado de la cuadra. Abdiel escuchó el vidrio quebrarse. Derribó la puerta y le apuntó a través del marco roto, pero Lara fue muy rápida. Él bajó el cañón del arma y corrió tras ella.
Lara se dirigió hacia la casa de Christabel. Tocó el timbre y en cuanto ella abrió la empujó dentro y cerró la puerta.

- ¡Me encontraron! ¡Entraron a mi casa! ¡Le dispararon a uno de mis tíos!
- ¡¿Qué?! ¿Por qué?
- ¡Era el hombre rata! Debe estar buscando esto. -dijo al sacar el catalejo.
- ¡Entonces...!
- Sí; si es tan importante para él, quizá sí sea una reliquia.
- ¿Qué harás? ¡¿Qué haremos?¡
- Hay que encontrar a los chicos, ellos podrían ayudarnos.

Esperaron un momento. Espiaron a través de las ventanas. Cuando afuera parecía tranquilo, salieron.
A Christabel le hubiera gustado avisarles a sus papás, pero en ese momento habían salido. No regresarían sino hasta después. Llegarían para encontrarse con la ausencia de la persona más importante de la casa.

- Tenemos que encontrarlos cuanto antes. Tal vez también los buscan a ellos -ordenó Lara.

Ella asintió. Iban a caminar, pero Lara volteó y, entre la multitud, vio una máscara de rata.
Agarró a Christabel por la muñeca y la obligó a correr. Mientras huían, Christabel sentía que era irreal ¿En verdad estaba ahí, escapando de un maníaco? ¿Abandonando su pacífica vida? ¿A sus papás?
Sus dudas se disiparon cuando escuchó un estruendo a sus espaldas y volteó. Abdiel estaba asesinando a gente de la multitud con tal de alcanzarlas. Comprendió que debía renunciar a sus dudas y correr. Se aferró a la mano de Lara.
La zona en la que vivía Al no estaba tan concurrida ni llena de callejones. Sería problemático quedarse más tiempo del necesario.
Cuando llegaron golpearon la puerta con ansia. Alistair abrió lo mínimo necesario para ver quiénes eran, temiendo encontrar a los perseguidores de Víctor. Lara empujó la puerta, dándole de lleno en la nariz. Entraron de inmediato. Víctor se sobresaltó, pero se calmó al verlas. Christabel ayudó a Al a levantarse. Cuando se enteraron de las situaciones de cada uno, Al se vio forzado a contar la verdad acerca de su reloj, no tenía sentido guardar el secreto. "Este reloj es una reliquia. Así pude salvarlas del edificio". Todos escucharon con atención. "Debí encargarme de ese hombre rata, pero mi reloj falló. Ahora está detrás de nosotros porque Lara le robó su reliquia". Ella mostró arrepentimiento. Alistair también explicó que no creía poder usar su reloj de nuevo en lo que restaba del día. Víctor le pidió el catalejo a Lara para examinarlo. Mientras lo hacía, Christabel comentó que el hombre rata mencionó cosas acerca de que había viajado por todo el mundo. No dijo cómo o para qué servía la reliquia, pero podía suponerse a qué se refería.
"¿Cómo servirá?", se preguntaba Víctor mientras le daba vueltas, lo ponía boca abajo y lo sacudía. Se puso el catalejo. Intentaba concentrarse, pero nada ocurría. Comenzaban a desesperarse. Lara vio a través de la ventana. Abdiel se acercaba, así que apresuró a Víctor, quien se puso más nervioso. Alistair recordó la carta de su abuelo. Se acercó a la cama y la tomó, doblándola para llevarla consigo. Alguien golpeó la puerta. Christabel se asomó sin dejarse ver. Afuera, una máscara de ojos muertos esperaba. Se dejó caer, las piernas no le respondían. Con señas les indicó del peligro. Alistair zarandeó a Víctor. Él se aferró al catalejo y no lo apartaba de su ojo. Cuando Al les hizo señas a las chicas para que lo siguieran a la puerta trasera, Víctor gritó. El hombre rata disparó a la puerta a quemarropa, abriéndola de inmediato. La casa estaba vacía.
Entró, rebuscó por todo el lugar, por los alrededores y volvió a buscar. Le quitaron su reliquia. Permaneció ahí, derrotado y triste. Su mascota rata se le restregaba en la máscara, intentando aliviar su pena.

Las reliquias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora