XLII. Máscaras maliciosas.

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Víctor y Christabel habían caminado sin encontrar inconveniente alguno.

- ¿Qué crees que sea este lugar? -preguntó ella en voz baja.
- No sé, pero hay que apurarnos. Pronto anochecerá -dijo Víctor con angustia.

Presionaron el paso.

- Ustedes dos, buenas noches. Les pido disculpas por lo abrupto del asunto, pero debo pedirles que nos acompañen.

Voltearon con rapidez. Esa voz vino de detrás. Alguien estaba con ellos.

- ¿Hola? -preguntó Víctor mientras metía la mano en su bolsillo, sujetando el catalejo por instinto.

Desde las sombras aparecieron dos siluetas humanas: Un hombre y una mujer. Él tenía puesto un casco de astronauta, vestía un esmoquin negro con una corbata del mismo color. La mujer portaba un antifaz de mariposa, llevaba un vestido de gala rosa. Algunas pulseras adornaban sus muñecas y tenía dos aretes de diseño distinto entre sí.

Víctor retrocedió junto con Christabel.

- ¿Quiénes son ustedes? -preguntó Víctor.
- Necesitamos que vengan con nosotros -dijo ella.
- ¿Para qué? ¿Qué quieren?
- Fueron convocados por Zalman. Apresúrense, no le gusta esperar -concluyó ella en tono macabro.

Christabel sintió pánico. Incapaz de controlarse echó a correr, huyendo de aquellas apariciones.
La mujer con la máscara de mariposa hizo un movimiento con su mano. De entre los escombros varios tornillos y clavos salieron disparados hacia Christabel. Ella cayó.

- ¡Christabel! -gritó Víctor, quien corrió tras ella.

La mujer mariposa suspiró. Iba a hacer el mismo ademán, pero su compañero la sujetó del brazo con brusquedad.

- Dijo que los quería vivos -sentenció el astronauta, negando con la cabeza.
- Bueno, tendrá que complacerse con uno vivo- respondió ella con una sonrisa lenta.

Víctor se puso de rodillas frente a Christabel. Sus manos temblaban. Tenía miedo.

- ¡Christabel! ¿Q-qué pasó? ¿Estás bien? ¡Levántate! Estás bien ¿Verdad?

Una tenue luz parpadeante iluminaba el cuerpo de Christabel. Un pequeño charco de sangre emergía de su cabeza. Víctor se estremeció.

- No. No, no, no, no… ¿Chri-Christabel? Despierta. Levántate. Por favor, por favor -decía Víctor mientras la tocaba con delicadeza.

Pero ella no respondía. El charco crecía. Víctor se sintió mareado.
La mujer mariposa se acercó detrás suyo.

- Déjala. Ven con nosotros.

Víctor se sintió enloquecer. De repente nada importó. Cegado por la rabia se abalanzó contra la mujer. Una ira asesina lo invadió ¡Quería matarlos! Sin embargo, no fue capaz. Antes de siquiera tocarla, el astronauta lo detuvo, sujetándolo por el cuello con fuerza innecesaria. Lo retuvo así hasta que perdió el conocimiento. Lo cargó y llevó consigo.

- ¿Rowan fue el que gritó? -preguntó él.
- Sí, creo que sí -titubeó ella.
- Pues qué buena distracción del maricón ese.

Llegaron al centro de la bóveda metálica. Un montón de gente enmascarada esperaba esparcida por el lugar, en las sombras, rodeando a Lara, Aradia y Alistair que yacían de rodillas. Habían sido capturados. El astronauta dejó caer a Víctor junto con ellos. Seguía inconsciente.

Por delante de todas esas máscaras maliciosas un hombre permanecía de pie, inmóvil, con un gato negro en brazos. Portaba un monóculo que convertía toda luz reflejada en una grotesca danza de rojo.
Sonrió con lobreguez.

Las reliquias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora