La Reina Púrpura, atada de manos, se levantó y salió corriendo de la habitación seguida por su colibrí. Víctor ni siquiera pensó en perseguirla, estaba demasiado ocupado con Al. Su estado empeoraba con cada minuto. Empalidecía y su respiración parecía detenerse por momentos. Víctor se amarró la lámpara de gas al cinturón, guardó el reloj de Al y cargó a su amigo. Se teletransportó con él hacia el hotel donde se hospedaban. Llamó a Lara y Christabel, rogándoles por ayuda. Ni siquiera podía explicarles qué sucedió, pues no lo vivió. Las venas del brazo de Al palpitaban ennegrecidas por el veneno que se extendía. Moriría pronto si no actuaban. Christabel mojó unas toallas, las puso en la frente y brazos de Al. Repetía este proceso cada pocos minutos, mientras platicaban con atropello qué podrían hacer para ayudarlo. Víctor estaba seguro de que el origen de su malestar no tenía solución médica, debían acudir a Fermonsé, era el único que podía ayudarlos. Víctor se teletransportó con su amigo hacia la mansión. El anfitrión, sorprendido, los dejó pasar. Su diagnóstico era desesperanzador. Le inyectó medicinas de su propia manufactura. Lo mantendrían vivo por menos de un día, después de eso su fallecimiento era inevitable.
Víctor se negó a aceptarlo, debía haber otra manera. Haría cualquier cosa necesaria para salvarlo. Fermonsé pensó por un momento. Había una única opción, pues el veneno de las criaturas de la obscuridad era incurable para la medicina del mundo humano, pero existía una reliquia capaz de sanar todo tipo de padecimiento sin importar su gravedad. Dicho objeto se encontraba en una instalación gubernamental secreta. Fermonsé sabía de su existencia, pero la evitaba por la dificultad que suponía penetrar sus puertas.- No es imposible entrar, pero… -empezó Fermonsé.
- ¡Si no es imposible puedo hacerlo! -interrumpió Víctor- Dime cómo y lo haré. Traeré la reliquia.La desesperación era evidente. No podría hacer nada para convencerlo de lo contrario.
- ¿Cuántas veces usaste tu catalejo? -preguntó Fermonsé.
- Dos… Y una cuando encontré a la Reina Púrpura, pero me lo robó su ave ¿Cuenta como un uso?
- Sí. Digamos que lo usaste tres veces. No es suficiente. Tendrás que esperar al amanecer para asegurar la mayor cantidad de usos posibles.
- ¡Pero el tiempo se acaba!
- Si te quedas varado allá definitivamente se acabará el tiempo.Víctor permaneció callado apretando los dientes con frustración. Era horrible esperar mientras la muerte se sentía tan cercana. Fermonsé lo consoló diciéndole que, una vez infiltrado, encontrar el estetoscopio y salir no tendría que tomarle más de veinte minutos. Procedió a explicarle la forma en que podía hacerlo sin ser descubierto: El día siguiente, a las ocho en punto de la mañana, el laboratorio recibiría un cargamento con material importante. Eso abriría la puerta. No tendría que hacer nada más que esperar e infiltrarse. El lugar estaba lleno de cámaras, pero había una forma de burlar la seguridad. Fermonsé le entregó a Víctor un casco con aspecto desgastado y unos lentes transparentes incrustados al mismo. Le explicó que era una reliquia que él mismo había hecho. No estaba pulida, pero servía lo suficiente. Proveía de invisibilidad al portador a cambio de un profundo dolor. Al principio dejaba ciego al usuario mientras que, con las mejoras recientes, permitía un nivel mínimo de visión. El mayor reto sería no gritar de dolor. Víctor pensó que exageraba y le pidió un momento para usarlo ahí mismo. En cuanto se lo puso sintió como si el plástico se derritiera en sus ojos. El dolor era insoportable, era imposible no gritar. Se arrancó el casco de inmediato. A pesar de la agonía, entendía que era su única opción. No podía negarse.
Después de eso, Fermonsé le enseñó la ubicación exacta del laboratorio. Se la mostró en mapas y en todas las fotos que tenía a disposición. Necesitaba tener una imagen clara del lugar para teletransportarse sin inconvenientes.
Eso fue todo cuanto Fermonsé podía hacer por ellos. El resultado dependía por completo del actuar de Víctor quien le agradeció, salió de la mansión con Al en brazos y desapareció, volviendo al hotel donde se encontraría con las chicas para explicarles lo sucedido.Mientras eso ocurría, Fermonsé se sentó en el sillón de su hogar.
La obtención del estetoscopio ya la tenía contemplada. Les encargaría robarlo a ellos, pero mucho tiempo después. No estaban listos para una misión así, y si atrapaban a Víctor lo matarían. Sin embargo, no había otra opción. Lo que dijo era verdad: no tenía ningún otro antídoto. El estetoscopio era la única forma de salvar a Alistair.
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Las reliquias.
MaceraEn un mundo similar al nuestro, existen objetos de gran poder. Tiempo, espacio, obscuridad, inmortalidad, cualquier cosa que se desee puede hacerse realidad... Aquellos que portan una reliquia son temidos y respetados ¿Qué pasará cuando Alistair, un...