Durante el resto del día, Alistair digirió la plática que tuvo con Guadaña. Al día siguiente les confesó esta conversación a sus amigos. Consideró que sería buena idea alejarse un poco de Fermonsé y sus encargos, al menos por un tiempo. No podía estar seguro de quién decía la verdad. Tal vez Fermonsé sí tenía intenciones ocultas.
También recordó la advertencia acerca del “Testigo Turquesa”. Si bien, ya todos tenían máscaras, no había considerado su uso de forma seria. Desde ese momento, las usarían siempre que salieran a pelear o cazar. También debían conseguirle una a la niña. A Christabel le pareció buena idea, así que todos salieron alegres a vagar por la ciudad.
Caminadas unas cuadras, Lara fue cautivada por algo.- ¡Miren, miren! ¡Están vendiendo este edificio! -gritó ella, exaltada.
- ¿Y? -preguntó Alistair, confundido.
- “¿Y…?” ¡Podríamos comprarlo y vivir aquí! ¡Dejar de deambular por hoteles!Christabel intervino en la discusión.
- ¡Es cierto, Lara tiene razón! Estoy cansada de estar yendo y viniendo.
- ¡Casa! -agregó Aradia, quien no entendía la situación, pero quería apoyar a Lara.Lo discutieron un poco, pero las chicas ya habían tomado la decisión. Víctor notó el número celular al que se podían comunicar para preguntar los detalles de la venta. Marcó. La reliquia del lenguaje no tradujo la voz al otro lado de la línea, así que se dio a entender con palabras simples y torpes en inglés. La vendedora los vería en el sitio al día siguiente. Las chicas celebraron.
Con esto concluido, Víctor se aseguró de recordar el aspecto de la calle para regresar con el catalejo. Cuando lo hizo, siguieron caminando hasta que encontraron una tienda que se dedicaba a vender máscaras, (aparte de tatuar y hacer perforaciones, lo cual no interesaba a ninguno). Entraron y se dirigieron hacia las vitrinas que exhibían las máscaras.
Le explicaron a la niña lo que debía hacer y ella empezó a observar las máscaras y antifaces. Los diseños eran variados, desde astros hasta monstruos y ángeles, pero Aradia se decantó por el rostro de un demonio, hecho que desconcertó a los tres amigos, pues no distaba demasiado de su aspecto real. Lara intentó convencerla de llevarse cualquier otra cosa, pero Aradia estaba decidida.
Este antifaz cubría hasta los pómulos, similar al de Christabel, pero el de Aradia presumía de unos colmillos blancos sobresalientes en la parte inferior. Tenía unas gruesas cejas, una nariz gorda y una frente llena de arrugas; combinación que resultaba amenazante, pero que divertía muchísimo a Aradia, quien reía cada vez que la veía.
Decidido esto, pagaron y salieron del establecimiento. Aradia quiso usar su máscara de camino de vuelta al hotel. Iba de la mano con Lara.
Ella eligió ese antifaz, no porque le gustara del todo, sino porque sabía que llevándolo puesto evitaría miradas de asco o duda. Ya no sería un monstruo para ojos ajenos, sería una niña disfrazada de demonio, con una cola de juguete, unos cuernos falsos y mucha pintura roja.
Pensar en eso la hizo alegrarse. Cerró sus grandes y brillantes ojos anaranjados y sonrió mostrando sus afilados dientes, los cuales, por supuesto, también eran de plástico.
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Las reliquias.
PrzygodoweEn un mundo similar al nuestro, existen objetos de gran poder. Tiempo, espacio, obscuridad, inmortalidad, cualquier cosa que se desee puede hacerse realidad... Aquellos que portan una reliquia son temidos y respetados ¿Qué pasará cuando Alistair, un...