Capítulo 77: Los pecados de nuestras madres

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Anteriormente: el trato de Jennie con Jinyoung sale a la luz, Chaennie decide pedir ayuda a los padres de Jisoo, Jinyoung analiza el camino a seguir para eliminar oponentes, reprogramar a Tiger King y preparar sujetos para el régimen de Tiger King.

ADVERTENCIA: Este capítulo contiene violencia  explícita

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"Jennie, ¿cuál es nuestro plan de juego?"

"Estoy pensando."

"Guau, ¿todavía?"

"Cállate Rosé."

"Eso es lo que dijiste hace veinte minutos."

"Cállate, Rosé."

Rosé se dio por vencida y con cansancio se decidió a observar el paisaje que pasaba mientras el tren avanzaba. Decir que las cosas estaban tensas entre ellas era quedarse corta.

Rosé no estaba muy feliz con Jennie por casi entregarle a Lisa a Jinyoung; Jennie no estaba encantada de que Rosé viniera, lo que aumentaba su estrés.

Ambas estaban demasiado nerviosas para tratar de entablar alguna conversación. La paranoia de Jennie empeoró cuando abordaron el metro. Acorralada por todos lados por la gente, Rosé notó cómo la agitación de la chica más bajita aumentaba, sus ojos miraban a todas partes mientras barría su entorno con la intensidad de un escáner láser, golpeteando su pie inquietamente.

"Tranquilizate", había murmurado Rosé en un momento, "estás llamando más la atención."

Afortunadamente, Jennie había escuchado y se sumió en un silencio sepulcral, sujetándose con fuerza a la barandilla mientras fijaba la mirada hacia la ventana.

"Ojalá tuviera una bebida energética", Rosé la escuchó murmurar, "Jisoo no está aquí para regañarme de todos modos..."

"Conseguiremos una cuando lleguemos a la estación. ¿Cuál es nuestro plan de juego?"

"Cállate Rosé."

La mano de Rosé se desvió hacia su teléfono en su bolsillo. Aunque renuente, había acordado con Jennie mantenerse fuera de la red, al menos mientras viajaban, y apagó su teléfono, cortando cualquier conexión potencial con Ella.

La idea de que algo le sucediera a su hija sin que tuviera forma de saberlo era aterradora y Rosé rezaba para que su viaje terminara pronto. Iba a llamar a Ella en el momento en que salieran del metro.

Sus pensamientos se dirigieron a Lisa, con el corazón hundido por el dolor. No había dejado de culparse a sí misma por no agarrarse del brazo de Lisa y aferrarse con fuerza cuando su novia huyó del Baúl, pero el miedo la había congelado manteniéndola en su lugar incluso cuando su corazón clamaba por que Lisa se quedara.

No me habría matado, pensó Rosé, no lo habría hecho... ¿verdad?

Pero esos ojos amarillos se habían llenado de una rabia tan cruel y fría que cuando volvían en sus sueños, Rosé se despertaba, cada vez, respirando con dificultad y sudando como si hubiera corrido una maratón. Su mano se extendía automáticamente a través de la cama para buscar en el frío y vacío espacio el reconfortante cuerpo cálido que debería estar ocupando el espacio a su lado. Su corazón se desplomó cada vez que recordaba que Lisa se había ido.

No del todo, todavía está por ahí. Tengo que encontrarla, se recordó Rosé una y otra vez, deseando fervientemente que fuera verdad.

Dormía a intervalos, paseaba por el apartamento y vigilaba a Ella con frecuencia para tranquilizarse, a veces incluso se acostaba y se acurrucaba a su lado y se dormía, pero no podía decir que hubiera tenido un sueño reparador desde esa maldita noche en que su ilusión había echo un giro de 180 grados y se había hecho añicos.

The Tiger King (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora