The Tiger King (Traducción)

Capítulo 50: Monstruo

En medio de hacer twerking y casi romperse la columna vertebral en el proceso, Lisa se rió y miró en dirección a Rosé. Se iluminó al ver a la rubia en el bar, después de haberla visto irse con Irene. Supuso que habían salido a tomar un poco de aire fresco.

Pero ahora, algo no estaba bien.

Lisa frunció el ceño, todos sus sentidos en alerta máxima mientras luchaba contra la neblina del alcohol. Sus ojos se entrecerraron cuando se centró en la fuente de su agitación.

Incluso desde lejos, el rostro aterrorizado de Rosé era evidente mientras sostenía su teléfono en su oreja, moviendo los labios y pronunciando palabras. Sus ojos se movían por todas partes.

Lisa dejó de moverse por completo, ignorando los sonidos de la fiesta y los cuerpos que aún se movían a su alrededor. Su visión se agudizó mientras se enfocaba en Rosé. Todo el ruido se desvaneció hasta convertirse en un repique distante. Sus puños se apretaron y su piel se erizó.

Sintió peligro.

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"Divirtiéndote, ¿verdad?" Yang dijo, su voz inquietantemente tranquila como un traicionero mar en calma antes de que llegue la tormenta. A pesar de todo el ruido que la rodeaba, su voz atravesó el caos como un cuchillo.

Rosé tragó saliva, sus manos sudorosas. "Yang, puedo explicarlo, no es lo que parece." Se obligó a bajar la burbuja de pánico que subía por su garganta porque no tenía idea de cómo explicarlo.

"Thorn, por favor, no insultes mi inteligencia", gruñó Yang y ella se estremeció, con la piel erizada del miedo.

Yang no solo estaba enojado— estaba furioso.

¿Cómo no había visto el número en su pantalla antes de contestar?

"Lárgate de ahí. Vete a casa antes de que pierda los estribos y haga algo de lo que te arrepientas. Vete, ahora."

"¿Q-qué?"

"No me pongas a prueba, cariño", rechinó Yang. "¿Abandonar tu trabajo solo para salir de fiesta? ¿Pensaste que podías mentirme y salirte con la tuya? ¡Qué audacia! ¿Y pensaste que no me enteraría? Últimamente te has vuelto demasiado engreída, despreciando mis buenos modales. Necesitas que te pongan en tu lugar. Thorn vete en este instante, o todo el restaurante será convertido en polvo a mi orden."

"Tú, no puedes. No lo harías", dijo Rosé estúpidamente, porque lo haría, por supuesto que lo haría, si lo presionaba lo suficiente. Era el tipo de juego de poder enfermizo que disfrutaba.

"Es demasiado loco", trató de razonar, con voz temblorosa, "no volarías este lugar con tantos testigos..."

Su risa cruel hizo que su pánico se duplicara, porque por supuesto, él era un psicópata que disfrutaba con la destrucción y el dolor, por supuesto que no le importaría quién o cuántos murieran.

Recordó cómo una vez partió la extremidad de un hombre por la mitad sin siquiera inmutarse, y cómo hizo desaparecer a Seokjin y electrocutó a Jimin porque la acosaron.

Rosé tragó saliva, al borde de la hiperventilación.

"Cariño, parece que has olvidado con quién estás tratando. ¿Qué tal un pequeño recordatorio? Actualmente, tengo en espera a los Jays en el lugar donde tu preciosa hija y sus amiguitas están teniendo una pequeña fiesta de pijamas, pintándose las uñas y jugando al peluquero. Si no me crees, la dirección es—"

"¡No! ¡No te atrevas a tocarlas!" Rosé susurró, pero él escuchó y se rió sombríamente.

"Eso depende totalmente de ti. ¿Tu conciencia se sentiría mejor si las hago estallar primero en lugar de tu fiesta de baile? Podrías quedarte bailando un rato más, ¿no?" preguntó diabólicamente. "Piénsalo, podrías salir cuando quieras y todo el tiempo que quieras sin Ella cerca para mantener tu toque de queda. Demonios, también puedes ligar con chicos más fácilmente, sin ella interponiendose en el camino."