Capítulo 44: Ringmaster

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Irene golpeteó el volante, con la boca fruncida en una fina línea.

Nervios.

No ayudó que el comienzo del verano ya se hiciera notar, con el aire bochornoso de la tarde sirviendo para irritarla aún más mientras esperaba.

Sin embargo, Irene se tragó su molestia en el momento en que detectó un movimiento en la entrada del gimnasio al que Seulgi asistía con esa mujer.

La aversión inicial de Irene por la novia de Seulgi no había desaparecido— en todo caso, el disgusto que sentía por Seungwan aumentaba día a día, acompañado de una curiosa sensación de vacío en su corazón cuando su estómago se retorcía cuando hacían su pequeño espectáculo de besos.

Irene no tenía dudas de que Seungwan organizaba el truco de la baba para una persona y solo para una persona: la propia Irene. La mujer mayor se quedaría apretando la mandíbula mientras el veneno amenazaba con derramarse de su boca hasta que Seungwan dejara ir a Seulgi.

Irene estaba 200% segura de que la pequeña sonrisa que la novia de Seulgi lanzaba en dirección a su auto (donde Irene estaba sentada adentro detrás de vidrios polarizados) era una advertencia: Mía.

Y cada vez, Irene se burlaba y resoplaba. ¡Como si fuera a intentar hacer algo con Seulgi! No le gustaba la profesora torpe, adorable y tierna de esa manera.

Sí, está bien, Irene tenía que admitir que Seulgi era linda cuando su nariz se ponía roja después de beber demasiado vino.

Y sí, claro, las risitas de Seulgi le alegraban el día.

Y bien, sí, invitar a Seulgi a cenar se había convertido en lo más destacado del día de Irene y escuchar a Seulgi llamarla 'Joohyun' con esa voz meliflua hacia que se le pusiera la piel de gallina por todo el cuerpo.

Y qué si Seulgi parecía que pertenecía en la pequeña cocina de Irene, jugueteando y riéndose juntas con tazas de chocolate caliente mientras charlaban e intercambiaban historias sobre sí mismas como si se conocieran desde hace años.

Y sí, admitiría que tiene fantasías sobre apoyar a Seulgi contra la puerta más cercana y besarla apasionadamente, pero ¿y? Probablemente eran sus hormonas o el vino hablando. En lo que a ella respectaba, era heterosexual, tan heterosexual como una podría ser. ¿Cierto?

Pero, aunque Irene se había acostumbrado al show de Seungwan con Seulgi (bueno— más o menos, todavía tenía que lidiar con ese nudo traidor en su corazón cada vez), lo que la desconcertaba más era la transformación gradual e insidiosa de Seulgi.

Irene estaba en ascuas, esperando en el borde de su asiento una vez que las vio salir del gimnasio y comenzar su intercambio de saliva.

¿Qué iba a ser hoy? Irene pensó aburrida. ¿Una despedida rápida con desdén? ¿Un grito de enojo repentino? ¿La ley del hielo? ¿La adolescente malhumorada? ¿O va a irse con Seungwan hoy?

Observó cómo se separaban las dos mujeres, saboreando algo amargo en su boca mientras Seungwan se ponía de puntillas para susurrarle algo al oído a Seulgi. Seulgi estaba de espaldas así que Irene no podía ver su expresión, pero sí vio la mirada de suficiencia en el rostro de Seungwan mientras pasaba un dedo por el rostro de Seulgi. La imagen hizo que Irene apretara los dedos como garras.

Luego, Seungwan se dirigió a su propio auto y Seulgi se dio la vuelta, con la cabeza gacha mientras caminaba hacia Irene.

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Últimamente, Irene no podía recordar exactamente cuándo comenzó, el estado de ánimo de Seulgi se volvió volátil.

Era bastante diferente de la siempre tímida y sonriente Seulgi que Irene había llegado a conocer, pero lo soportó porque al principio no había sido la gran cosa. Todos tenían un mal día de vez en cuando.

The Tiger King (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora