Capítulo 33: Pelea

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"Lisa, ¿qué diablos está pasando? ¡Contrólate!" Jennie siseó mientras Lisa cojeaba hasta su esquina para que su hermana le lavara la cara en medio de fuertes gritos de la multitud después de que Lisa saliera volando hacia el lado opuesto del ring con un poderoso puñetazo en la cara.

Lisa se veía en mal estado, ya lucía una mandíbula hinchada y hacía una mueca mientras se agarraba el costado. Su cola de caballo estaba empapada de sudor y un hilo de sangre se había secado en un rastro costroso justo debajo de su nariz.

"No sé..." Lisa balbuceó.

Jennie la agarró por delante y le dio unos golpecitos (más bien una bofetada) en la mejilla. "¡Despierta! ¡Despierta! ¿A qué estás jugando? ¡Sé que puedes hacerlo mejor! ¡Lo estabas haciendo bien en los primeros cinco minutos!"

"Aun así me pisoteo como a una alfombra", graznó Lisa cuando Jennie la soltó. Sus ojos se abrieron lentamente, mirando furtivamente a Undertaker en su esquina antes de que jalara a Jennie más cerca tirando de su camisa.

"Jen, ¿viste algo diferente?" Lisa susurró con urgencia. Sus ojos habían perdido su brillo aturdido, volviendo a su habitual brillo agudo cada vez que evaluaba a sus oponentes.

"Estás actuando", dijo Jennie al darse cuenta. Su hermana a menudo engañaba a sus oponentes fingiendo estar más herida de lo que realmente estaba, engañando a sus rivales para que se complacieran y luego atacando cuando menos lo esperaban.

"Sí y no", Lisa hizo una mueca, "realmente me dio un buen golpe ahí atrás, creo que me lastimó el hígado... pero no es porque la deje hacerlo a propósito. He estado tratando de descubrirla, pero ella no me dio una oportunidad..." Lisa se desvaneció, con los labios fruncidos. "Unnie, hay algo diferente en Undertaker. Algo está... mal. No sé cómo explicarlo, pero puedo sentirlo. Está luchando... diferente. Es más sucia."

Jennie miró por encima del hombro a la mujer corpulenta que estaba bebiendo una botella de agua, apretando el plástico en su puño mientras su entrenador presionaba el músculo dolorido de su hombro.

Las pocas veces que Jennie la escuchó hablar con su entrenador, la oponente de Lisa nunca había sido muy elocuente, siempre tacaña con las palabras y sus comentarios no eran más que respuestas cortas y ladradas. Su única característica llamativa tendría que ser un lunar justo debajo de su ojo izquierdo a lo largo de su prominente pómulo. Tenía manos grandes, músculos gruesos y voluminosos envueltos alrededor de su cuerpo (incluso Jennie, que no era muy quisquillosa con las culturistas femeninas, pensó que era demasiado excesivo) y tenía pies de pato.

Y esta noche, apenas en el primer round, Undertaker había salido corriendo como un verdadero rinoceronte en estampida, rechinando los dientes, sus ojos escupiendo fuego.

El árbitro dio la señal para que comenzara el segundo round. Jennie frunció el ceño y palmeó a Lisa en la espalda cuando ésta se puso de pie.

"Ve y acabala, ¿de acuerdo?"

No le gustó la mirada fruncida en el rostro de su hermana y adivinó lo que iba a preguntar antes de que Lisa abriera la boca.

"Unnie...", dijo Lisa lentamente, "en el peor de los casos... ¿quieres que...", sus ojos terminaron la pregunta por ella. Pero la respuesta de Jennie fue definitiva.

"No", dijo, apretando los dientes, "esto no es lo suficientemente importante. Nada justifica que pierdas el control. Tú eres más importante, Lisa. Hwangssabu fue claro."

Jennie se humedeció los labios y trató de no pensar en las facturas pendientes o en sus casi inexistentes suministros de alimentos, o en su deuda con Irene (todavía tenía la intención de pagarla en su totalidad).

The Tiger King (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora