┆ Jeon Jungkook ┆
Suspiré, dejando caer la carpeta en mi escritorio y quitándome los lentes, que también dejé a un lado. Estos últimos meses han sido complejos y estresantes; el número de asesinatos en la ciudad está aumentando cada vez más. Esto me recuerda lo que sucedió años atrás. No pude estar dentro del caso Sajadan porque mi padre no me lo autorizó. Aún no entiendo por qué, pues soy el mejor detective; no por nada me he ganado el apodo "El Sabueso de Seúl".
Recuerdo claramente aquellos días, observando desde las sombras cómo otros intentaban desmantelar la red criminal de Min Yoon Gi, conocido como "El León Negro". Mi padre, el Comisionado General de la Policía Nacional, encabezó la operación y decidió dejarme fuera, alegando que era demasiado peligroso. Fue frustrante, saber que tenía las habilidades y el instinto para hacer la diferencia, pero quedarme en la periferia, observando impotente.
Durante esos años, me centré en otros casos que también necesitaban atención, pero siempre con la sensación de que algo importante se me escapaba. Deseaba haber participado en la eliminación de Min, deseaba ser parte de la historia que llevó a su caída. Ahora, esa oportunidad parece estar llamando nuevamente a mi puerta. Este nuevo caso tiene similitudes inquietantes con los crímenes del pasado, y estoy decidido a no dejar escapar a estos malditos delincuentes y asesinos esta vez.
La ciudad está al borde del caos, y cada nuevo cadáver es un recordatorio de nuestra lucha contra la oscuridad. He pasado noches enteras sin dormir, revisando informes, buscando patrones, tratando de anticipar el próximo movimiento de este nuevo enemigo. No solo es una cuestión de justicia, sino también de redención personal. Necesito demostrar, tanto a mi padre como a mí mismo, que soy capaz de enfrentar a estos hijos de puta y vencerlos.
—Jeon, tenemos otro 187 —La voz de un compañero resonó a través del radio, transmitiendo la noticia de un nuevo caso de asesinato. El sonido frío y urgente en su tono hizo que me tensara de inmediato, mi mandíbula se apretara involuntariamente. Sabía que el "187" era el código para homicidio, y en este momento no había lugar para la duda.
Sin perder tiempo, me levanté de mi silla, agarré mi arma de servicio y me puse el chaleco antibalas con movimientos rápidos y precisos. Cada segundo contaba. Las unidades ya estaban saliendo al lugar, y sabía que no podía quedarme atrás.
Mientras me dirigía hacia la salida, revisé mentalmente los detalles: ubicación del crimen, posibles víctimas, y cualquier indicio previo que pudiera ayudar a resolver el caso. El estrés de estos últimos meses pesaba sobre mí, pero no había espacio para el miedo ni la duda. El trabajo debía continuar. Me uní a las demás unidades, preparado para enfrentar otra escena de crimen y resolver el misterio que se ocultaba en la oscuridad y de mis manos.
La escena era increíblemente gráfica y bizarra para la mayoría de los presentes. Algunos agentes salían del lugar, incapaces de contenerse, y vomitaban afuera mientras el olor nauseabundo se esparcía. La descomposición era evidente, un recordatorio inquietante del paso del tiempo y la brutalidad del crimen.
Los forenses se movían meticulosamente, marcando cada rincón de la escena del crimen en busca de posibles pruebas. A pesar del caos y la repulsión que emanaba del lugar, yo estaba acostumbrado a enfrentar este tipo de situaciones. Nos habían preparado para ello durante años. En esta profesión, era esencial tener un estómago fuerte y una mente fría. La capacidad de soportar el horror visual sin dejarse afectar era parte del trabajo, y era algo que había aprendido a manejar con el tiempo.
—¡Joder! —escuché a mis espaldas mientras estaba de cuclillas, observando el cadáver. El tono de sorpresa y desdén en la voz de Park era palpable. La escena era aún más brutal de lo que había esperado.
Al examinar el cadáver con más detenimiento, me di cuenta de que le faltaban varias partes del cuerpo; había sido desmembrado a medias. Los signos de tortura eran evidentes y macabros.
Las marcas en la piel y la disposición del cuerpo hablaban de un sufrimiento prolongado. Su expresión congelada en el rostro reflejaba un terror y dolor absolutos, como si en el último momento hubiera enfrentado el peor de los horrores. La víctima no parecía tener más de 25 años y no llevaba consigo identificaciones ni objetos personales que pudieran ayudar a establecer su identidad.
—Otro más que agregar a los anteriores. ¡Maldición! Con este ya van 15 —comentó Park, mi compañera de trabajo y también detective. Su voz, aunque controlada, tenía un tono de frustración que apenas contenía. Su expresión era una mezcla de preocupación y cansancio. Había visto demasiadas escenas como esta en los últimos meses, y a pesar de su esfuerzo por mantener la calma, la carga emocional de estos casos estaba comenzando a hacer efecto en ella.
—No podemos seguir así —continuó, mientras tomaba su libreta para anotar detalles—. Esto se está saliendo de control. Necesitamos encontrar una pista o algo que nos lleve a este maldito asesino antes de que haya más víctimas.
Miré alrededor de la escena, buscando cualquier indicio que pudiera haber pasado desapercibido. El olor nauseabundo que se desprendía del cuerpo y la creciente multitud de agentes y forenses que trabajaban en el lugar solo subrayaban la gravedad del caso. Este no era un simple homicidio; era una serie de asesinatos que desafiaban la razón y la humanidad.
—Ya estoy en eso, Park. Pronto encontrare a los hijos de puta que están haciendo esto —respondí con firmeza, apretando los dientes. El enojo y la determinación se reflejaban en mi voz, mientras trataba de mantener mi concentración en el caso.
—Te recuerdo que también formo parte de este caso, Jeon. No te lleves todo el crédito —renegó Park, con un tono que denotaba su frustración. Era evidente que la presión estaba afectando a todos nosotros. Ella rodeó los ojos, tratando de mantener la compostura mientras el estrés se hacía más palpable.
Mientras la escuchaba, mis ojos se posaron en el suelo. Algo brillaba débilmente bajo unos escombros. Decidí acercarme para investigar, moviendo con cuidado los restos de escombros para descubrir la fuente del destello. La luz reflejada era tenue pero lo suficiente como para captar mi atención.
—¡Carajo! —exclamé entre dientes, mientras revelaba lo que parecía ser una placa policial. Al ponerme mis guantes la pude examinar más de cerca, me di cuenta de que la placa pertenecía a un oficial de policía de primer rango perteneciente a la unidad policial de Incheon. La angustia me invadió al comprender la magnitud de la tragedia. No era solo un asesino al azar; este caso estaba tomando un giro mucho más oscuro y personal. los anteriores asesinatos se trataban de civiles, y este era el primero en tratarse de un oficial de policía.
—¿Qué pasa? —preguntó Na Rae, acercándose al escuchar mi exclamación.
—La víctima era un oficial de policía —respondí, mostrando la placa. La gravedad de la situación se hizo aún más clara al ver la insignia que indicaba el rango del oficial. Esta noticia solo intensificaba nuestra urgencia. No estábamos tratando con cualquier víctima, sino con alguien que formaba parte de las fuerzas del orden. Esto podría complicar aún más el caso y dar un giro inesperado a nuestra investigación.
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ADN CRIMINAL ⌖ JK +18
FanfictionLa policía surcoreana enfrenta una batalla titánica para capturar al autor de una ola de caos sin precedentes que ha desbordado la capital del país. No se trata solo de tiroteos, drogas, dinero, secuestros y asesinatos; la situación ha alcanzado un...