⌖⑧①⌖

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┆ Jeon Jungkook┆


La casa que había imaginado como nuestro hogar estaba iluminada con cálidas luces amarillas, bañando cada rincón con una sensación de acogida y familiaridad. El suelo estaba lleno de juguetes esparcidos aquí y allá, una evidencia silenciosa de la pequeña que llenaba nuestras vidas de alegría. En el sofá, el peluche de pingüino de Nabi descansaba como un guardián silencioso de nuestro espacio. Lo tomé entre mis manos y lo acerqué a mi pecho; aún conservaba su aroma. El aroma de Nabi. Cerré los ojos por un momento, abrazando el peluche como si con él pudiera aferrarme a su esencia.

Entonces, las risas. Risas suaves, llenas de vida, que reverberaban por toda la casa. Sonreí automáticamente al escucharlas, y dejando el peluche sobre el sofá, seguí el sonido que me guiaba como un faro en medio de una tormenta. Me detuve frente a una puerta blanca, decorada con delicadas flores rosadas, y la abrí con suavidad. Al otro lado, ahí estaban, las dos mujeres que llenaban mi vida de sentido: Nabi y nuestra hija, Nari. Sus risas resonaban en el pequeño cuarto, cálidas y llenas de felicidad. Nabi estaba haciéndole cosquillas a Nari, y la pequeña reía a carcajadas, su risa burbujeante y contagiosa.

Me quedé un instante observándolas, enternecido por la escena. Todo parecía perfecto, casi como si el tiempo se hubiese detenido solo para que yo pudiera absorber cada detalle de ese momento. Los ojitos oscuros de mi hija se encontraron con los míos, brillando de alegría. 

Extendió sus pequeños brazos hacia mí, como siempre hacía cuando quería que la cargara. Nabi, al notar mi presencia, se giró para mirarme con una sonrisa, esa sonrisa que siempre me derretía y que me hacía sentir como si todo estuviera bien en el mundo.

—Aquí está papá —dijo Nabi en un tono cariñoso mientras me pasaba a la bebé, quien me abrazó con fuerza al tenerla en mis brazos.

—Él te va a proteger, mi amor. No dejará que nada te pase —le susurró a Nari mientras acariciaba su pequeña cabeza.

—Las protegeré a las dos —dije con firmeza, sintiendo un torrente de emociones mientras las acercaba a ambas con mi brazo libre. Quería mantenerlas cerca, protegerlas de todo mal.

Nabi sonrió de nuevo, y su mirada reflejaba amor y confianza.

—Te amo, Jungkook.

—Yo también te amo —le respondí, con la voz cargada de emoción— ustedes son lo mejor que la vida me ha dado. —Mis ojos estaban fijos en los suyos, esos hermosos ojos cafés llenos de vida. Nabi levantó una mano y la posó suavemente en mi mejilla, acariciándola con una calidez que siempre lograba calmarme. Cerré los ojos, disfrutando de su toque, saboreando la sensación de paz que me daba.

—Gracias por todo, mi amor —murmuró, su voz suave y llena de gratitud.

—Gracias a ti por existir —le respondí con el corazón rebosante de amor.

—Por ti pude sentirme viva... humana —dijo, y al abrir los ojos, me encontré con su mirada penetrante. Sus palabras estaban llenas de significado, como si escondieran algo más profundo

—. Pude experimentar el amor, la felicidad... y la dicha de formar una familia. —Sus ojos se desviaron hacia nuestra hija, quien ya dormía plácidamente en mi pecho. Nabi acariciaba suavemente la cabeza de Nari, su toque era tan tierno como una brisa.

—Cuídala mucho, por favor —me pidió, su voz temblando levemente.

—Nadie le hará daño, te lo prometo —respondí con seguridad, pero algo en su expresión cambió. Nabi sonrió, pero esta vez fue una sonrisa melancólica, una sonrisa que parecía contener el peso de mil palabras no dichas.

ADN CRIMINAL ⌖ JK +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora