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Los días pasaron con una rutina establecida. Jungkook visitaba a Nabi tres veces al día para vigilar su comportamiento y asegurarse de que se mantuviera estable. A pesar de la estricta supervisión, encontró que el tiempo que pasaba con ella le ofrecía una perspectiva inesperada. Nabi parecía estar contenta con sus visitas. Había algo en la presencia de Jungkook que le transmitía calma y seguridad. Cada vez que él llegaba, su rostro se iluminaba con una sonrisa genuina, y sus ojos brillaban con un destello de alegría que era raro en la Nabi que él había conocido anteriormente.

Para Jungkook, el proceso de vigilancia se transformó en algo más que una simple tarea. A medida que pasaban las horas y los días, comenzó a notar una faceta de Nabi que antes le había sido completamente desconocida. Verla sonreír, escucharla reír, y observar cómo se abría al mundo de una manera tan natural y sincera era como descubrir una versión completamente nueva de ella. A pesar de la vigilancia constante y las preocupaciones que aún persistían, estas interacciones le estaban revelando una Nabi que mostraba vulnerabilidad y una capacidad de felicidad que él no había imaginado.

Cada visita le daba una sensación de conexión que iba más allá de la mera observación. La forma en que Nabi reaccionaba a su presencia y cómo interactuaba con él reflejaba una apertura que desafiaba su comprensión previa de ella. En medio de su rol de vigilante, Jungkook comenzó a apreciar esta nueva faceta de Nabi, y cada encuentro le ofrecía una mezcla de sorpresa y gratificación que estaba comenzando a marcar una diferencia significativa en su perspectiva.

Eran ya las 4 de la tarde cuando el detective Jeon Jungkook llegó al centro de acogida para su visita habitual a Nabi. Al ingresar, se dio cuenta de que algo no estaba bien. La señora Min, quien siempre estaba en la recepción al inicio de su turno, no estaba en su lugar. Una inquietud creció en el pecho de Jungkook. Un grito repentino, que provenía del patio, hizo que su corazón se acelerara. Su mente se llenó de escenarios aterradores: ¿había Nabi causado algún problema? ¿Estaba la antigua Nabi regresando? Sin perder tiempo, se dirigió rápidamente hacia el patio, manteniendo su mano cerca del arma en caso de que fuera necesario.

Al llegar al patio, vio a un grupo de personas reunidas alrededor de una escena que era completamente inesperada. Con cautela, pidió permiso para entrar y observar la situación, su mirada fija en la escena central. Lo que encontró desafió todas sus suposiciones previas.

Nabi estaba en el centro del caos, arrodillada y con su cuerpo extendido protectoramente sobre un niño pequeño. La maceta que había causado el alboroto estaba hecha pedazos a su alrededor, los fragmentos dispersos por el suelo. El niño, aunque asustado, había regresado a los brazos de su madre, quien le agradecía a Nabi con una mezcla de alivio y gratitud. La mujer, visiblemente emocionada, no dejaba de agradecerle a Nabi por haber evitado el accidente.

Jungkook se acercó rápidamente, su preocupación visible en cada paso que daba. Su corazón estaba en un torbellino de emociones mientras observaba a Nabi, que ahora se levantaba con dificultad, sus manos cubiertas de tierra y escombros, su expresión reflejando tanto el cansancio como una satisfacción tranquila.

— Rubi —dijo el detective, acercándose a su lado con urgencia—. ¿Estás bien?

Nabi levantó la vista hacia él, su rostro sereno pero visiblemente exhausto. La luz de la tarde brillaba sobre ella, destacando la mezcla de emociones en sus ojos. Jungkook pudo ver que, a pesar del esfuerzo físico, había un atisbo de alivio y determinación en su mirada. La forma en que había protegido al niño, su valentía y su disposición a actuar en el momento, contrastaban enormemente con la imagen de la Nabi que conocía como una máquina de violencia y frialdad.

ADN CRIMINAL ⌖ JK +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora