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┆ Jeon Jungkook ┆


La idea de que mi padre se había vuelto loco cruzó por mi mente y por la de todos los que estábamos presentes cuando mencionó que la persona que supuestamente nos ayudaría sería la asesina y psicópata Jukcheon. La incredulidad era palpable, y el murmullo de desconfianza se apoderó de la sala.

— Con todo respeto, comisionado... pero ella es una jodida asesina, no por nada está encerrada en una prisión de máxima seguridad — dijo Park, su tono lleno de frustración y preocupación. Sus palabras fueron acompañadas por asientos y cabezas que se movían en un asentimiento silencioso de acuerdo entre los presentes. El miedo y la incertidumbre se reflejaban en las caras de todos.

— No creo que eso sea lo más conveniente, señor — intervino otro agente, su voz temblorosa. Era evidente que la idea de tener a una psicópata y asesina de policías en su equipo era completamente inaceptable para muchos. Su expresión mostraba claramente su rechazo hacia la propuesta.

— Sí, sería como estar caminando junto a la muerte — añadió otro agente, su rostro pálido y sus palabras cargadas de pánico. La sala se llenó de murmullos de acuerdo, con todos mostrando signos de incomodidad ante la idea de colaborar con alguien con una reputación tan temida.El comisionado levantó una mano, intentando recuperar la atención de todos. Su rostro, normalmente firme y sereno, mostraba una mezcla de determinación y preocupación.

— Sé que esto puede sonar descabellado, pero ella ha aceptado ayudar en el caso — dijo, intentando calmar los ánimos. El silencio que siguió a sus palabras era denso, cada miembro del equipo procesando la enormidad de la decisión.

— Comisionado, ¿cómo puede estar tan seguro de que no tomará esto como una oportunidad para escapar? Sería como devolverle el favor a Kim si ella se involucra — pregunté, mi voz cargada de ansiedad. La posibilidad de que Jukcheon utilizara su participación como una distracción para escapar era inquietante. El comisionado se enderezó en su silla, su mirada intensa y su tono inamovible.

— Yo me aseguraré de que eso no ocurra — afirmó con firmeza, su voz resonando con una autoridad inquebrantable. — Si algo sucede, yo asumiré la responsabilidad. Aseguraré que cada medida de seguridad esté en su lugar para prevenir cualquier intento de fuga.

Sin embargo, a pesar de su determinación, su promesa no lograba convencer a los demás. La sala seguía llena de miradas escépticas y murmullos inquietos. El equipo estaba dividido, enfrentándose a la posibilidad de trabajar con una de las criminales más peligrosas que jamás hubieran conocido.

— Comisionado, ¿podría reconsiderar no trabajar con ella? — insistió Park, su voz cargada de preocupación. — Todo el equipo teme por sus vidas; no podemos arriesgarnos de esa manera. El comisionado mantuvo su postura firme, con una expresión que reflejaba una mezcla de frustración y urgencia.

— Si tiene alguna otra propuesta o idea que supere lo que propuse, entonces lo consideraré — respondió con seriedad. — Pero, de lo contrario, el tiempo está en nuestra contra. Kim podría estar en este mismo momento elaborando otros planes que podrían desencadenar una verdadera masacre.

Por una parte, no estaba de acuerdo en tener a una maldita psicópata en mi equipo. La idea de trabajar con alguien como Jukcheon me perturbaba profundamente. Sin embargo, por otro lado, según mi padre, ella podría ser la clave para ingresar a la zona sin el temor constante de morir en el intento. Realmente necesitaba resolver este caso, y aunque me molestaba tener que aceptar la ayuda de una asesina desquiciada, no había otra alternativa viable.

La reunión terminó con un sabor amargo. Los agentes se apresuraron aún más a trabajar, sus rostros reflejaban una mezcla de ansiedad y determinación. La presencia de Jukcheon era algo que temían profundamente, y se notaba que estaban desesperados por evitarla a toda costa. Su inquietud se traducía en una frenética actividad, con equipos de trabajo que se movían en todas direcciones, buscando desesperadamente soluciones y evitando el riesgo que representaba la psicópata que mi padre había decidido incorporar al equipo.

Aproveché la oportunidad para hablar con mi padre, saliendo con él hacia su oficina. La tensión en el aire era palpable, y mi mente estaba llena de preguntas sin respuesta.

—No creo que el equipo acepte esa idea —comenté, mi voz cargada de frustración. La resistencia que estaba encontrando me hacía cuestionar si estábamos tomando el camino correcto.

—Ya te dije que ella podría ser de ayuda —respondió mi padre, con una determinación que me resultaba desconcertante. Su calma en medio de la tormenta era tanto sorprendente como inquietante.

—¿Por qué confías en una jodida psicópata? —pregunté, mi incredulidad clara en cada palabra. 

La idea de trabajar con Jukcheon, una asesina tan temida y peligrosa, era algo que no podía aceptar fácilmente. Mi padre solo suspiró en respuesta, como si estuviera acostumbrado a enfrentar este tipo de resistencia.

—Porque la conozco —dijo, dejando claro que había algo más detrás de su decisión. Mi ceño se frunció, mi confusión creciente ante la aparente seguridad de mi padre.

—Papá, por lo que sé, ella es una maestra de la manipulación. ¿Acaso te ha... —empecé a decir, pero él me interrumpió con un tono de firmeza que no dejaba espacio para más preguntas.

—Hijo, solo confía en mí. Tal vez ella no sea de tu agrado, y admito que en un principio también me causaba desconfianza, pero sé que no causará ningún daño. —Su seguridad en sus palabras era sorprendente. Hablaba como si tuviera un conocimiento profundo de cómo tratar con ella, como si estuviera seguro de que podía controlar la situación.

—¿Cómo puedes estar tan seguro? —pregunté, mi voz llena de duda. La decisión de integrar a Jukcheon en nuestro equipo parecía arriesgada, y la confianza de mi padre en ella me desconcertaba.

—Porque he trabajado con ella antes, y sé lo que es capaz de hacer. —Mi padre hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas. —Jukcheon tiene su propia forma de operar, y aunque es peligrosa, también es extremadamente eficiente. Su conocimiento del terreno y su capacidad para manipular las situaciones a su favor la convierten en un recurso valioso, aunque su presencia sea incómoda.

Mi padre estaba dispuesto a arriesgarse, y yo tendría que seguir adelante, poniendo a prueba su juicio y esperando que su conocimiento y experiencia nos llevaran a una solución efectiva. Si había algo que había aprendido en mi carrera, era que a veces las decisiones más difíciles eran las que ofrecían la posibilidad de cambiar el rumbo de los eventos.

ADN CRIMINAL ⌖ JK +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora