ADN CRIMINAL ⌖ JK +18

⌖⑧④⌖

capítulos finales 

┆Jeon Jungkook┆

El rugido del motor resonaba en mis oídos, casi tan fuerte como los latidos de mi corazón. Tenía que llegar. Cada segundo que pasaba me acercaba al lugar donde la vida de Nabi pendía de un hilo, y yo era el único que podía detener lo que estaba por suceder. Podía escuchar los informes por el intercomunicador, las voces de los oficiales cargadas de tensión. El operativo estaba en marcha, y sabían que cualquier error podría significar el caos. Y en el centro de todo, estaba ella... Nabi.

Apreté el volante con fuerza, los nudillos blancos por la presión. Mi mente iba a mil por hora, tratando de entender cómo había llegado todo a esto. La mujer que amaba, la madre de mi hija, ahora era considerada un monstruo, un peligro inminente que debía ser detenido. Me dolía cada vez que escuchaba su nombre en las transmisiones, como si fuera una amenaza, como si ya no quedara nada de la Nabi que yo conocía. Pero me negaba a creerlo. No podía. Ella no era esa asesina que todos describían.

-Faltan tres kilómetros...- Me dije a mí mismo, como si repetirlo pudiera acelerar el tiempo. A través del intercomunicador, escuché al coronel Jung dar la orden: "Todos listos, preparados para atacar."

Un escalofrío recorrió mi espalda. Mi respiración se aceleró. Sabía que no les quedaba mucho tiempo. Los habían rodeado, todo estaba calculado para que la operación fuera rápida y precisa. El ejército estaba allí, esperando el momento exacto para intervenir con toda su fuerza. El León Negro, el hombre detrás de todo este infierno, había estado planeando su golpe final. Y Nabi, con sus manos manchadas de sangre por culpa de él, sería su mejor arma. Todos lo sabían.

El sudor resbalaba por mi frente, el volante mojado por la tensión en mis manos. 

-Aguanta, Nabi... Estoy llegando- Me repetía una y otra vez. Pero la duda me carcomía por dentro. ¿Qué pasaría si ya era demasiado tarde?-El sonido del reloj en mi cabeza se hacía más fuerte con cada kilómetro que dejaba atrás.

"Comenzamos el ataque en cinco minutos." La voz del coronel retumbó en el intercomunicador, firme y sin titubeos.

No podía permitir que la atraparan. No de esa manera. Sabía que si la llevaban, no habría juicio justo para ella. Su destino ya estaba sellado: la muerte. No importaba cuánto luchara, cuántas veces rogara, ellos ya habían decidido su suerte. Pero no entendían... ¡Nabi no era la culpable! 

Habían jugado con su mente, la habían manipulado, la habían convertido en algo que no era.

Mis manos temblaban sobre el volante. Un torbellino de emociones me envolvía: miedo, rabia, desesperación. Todo lo que quería era llegar a tiempo, encontrarla antes que ellos, detener el desastre que se avecinaba. Era consciente del riesgo, del peligro que suponía enfrentarme no solo al ejército y a la policía, sino también a Nabi, quien en su estado actual era imparable. Pero no me importaba. Nada importaba si ella estaba en peligro.

Un kilómetro más. -Aguanta un poco más, Nabi, por favor...- Pero las voces en el intercomunicador ya no eran claras. Escuché gritos, órdenes dispersas, y luego el estallido de las primeras detonaciones. Había comenzado. Mi estómago se contrajo, el miedo ahora era una presencia física en mi pecho. 

-¡Mierda!- Grité al vacío del auto mientras pisaba aún más el acelerador.

Cuando llegué, el caos ya se había desatado. Explosiones, disparos, el eco de gritos y órdenes resonaban en el aire. Los soldados y policías estaban en todas partes, corriendo, disparando, buscando acabar con los hombres de Min y detener a Nabi. Salté del auto sin pensarlo, corriendo hacia la zona de fuego. Sabía que estaba en medio de una guerra, pero no me importaba. Solo había una cosa en mi mente: Nabi.