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—Espera, ¿a dónde vas? —dijo el detective, sujetando el brazo de Nabi para detenerla, sus ojos escudriñándola con una mezcla de incredulidad y preocupación.
—¿Cómo que a dónde? —replicó Nabi, su tono bordeando la impaciencia mientras se giraba para enfrentarlo—. Primero hay que atraer a la rata con carnada.
El detective frunció el ceño, no convencido en lo más mínimo por la aparente sencillez de su plan. —¿Qué es lo que planeas? ¿Ser tú la carnada? —sus palabras eran más una afirmación que una pregunta, y su tono reflejaba la creciente tensión que sentía.
Nabi soltó una pequeña risa, pero sus ojos permanecieron fríos y calculadores. —El infeliz tiene una debilidad por las mujeres menores que él. Lo atraeré llamando su atención, y luego tú te encargarás de él —explicó, su voz carente de cualquier emoción, como si el riesgo que estaba por asumir no significara nada para ella. Alzó una ceja y mordió su labio inferior, como si el peligro inminente fuera algo que la emocionara más que la asustara—. A menos que prefieras que me deshaga de él, estaría encantada de hacerlo.
El detective apretó la mandíbula, luchando por mantener la compostura. —¡No vas a matar a nadie! Lo necesito con vida —su tono era firme, autoritario, y su mirada no se apartó de la de Nabi, buscando alguna señal de que ella entendía la seriedad de la situación.
Nabi lo observó durante un segundo más antes de dejar escapar un suspiro teatral. —Me quitas toda la diversión, ¿sabías? —dijo con un deje de fastidio en su voz, como si el hecho de no poder matar al criminal fuera un inconveniente menor en su día.
—Ja, ja, muy graciosa —respondió el detective con un sarcasmo ácido, intentando ocultar su preocupación tras una fachada de dureza. Pero por dentro, no podía evitar preguntarse si realmente podría controlar a alguien como Nabi en una situación tan peligrosa.
Ella lo miró de reojo, su expresión impenetrable, pero su atención se desvió hacia un par de guardias que se acercaban. Nabi reaccionó con rapidez, improvisando sin perder la compostura y, antes de que el detective pudiera siquiera procesar lo que estaba ocurriendo, lo rodeó con sus brazos alrededor del cuello, acercando sus rostros en un movimiento inesperado.—Solo sigue el juego —le susurró al oído, su tono firme pero cargado de urgencia. Los guardias estaban cada vez más cerca, y Nabi sabía que cualquier señal de nerviosismo o duda podría delatarlos—. Mantén un perfil bajo y cuando me veas salir con él, nos sigues. Pero sube por las escaleras de emergencia hasta el octavo piso —continuó, acariciando su rostro de manera casi cariñosa, mientras con la mirada hacía un gesto hacia los guardias, mostrándoles la imagen de una pareja despreocupada.
—¿De acuerdo, cariño? —le susurró, sus labios a solo milímetros de los suyos, sin llegar a tocarlo, pero lo suficiente como para hacer que el detective se sintiera extrañamente vulnerable. Nabi lo miró con una intensidad que lo dejó descolocado; esos ojos, a pesar de la frialdad habitual, brillaban como dos estrellas en medio de la penumbra del lugar. Era una mirada engañosamente inocente, la clase de mirada que podía enredar a cualquiera sin que se diera cuenta de las intenciones detrás.
El detective tragó saliva, luchando por mantener la compostura mientras los guardias pasaban a su lado, aparentemente convencidos por el espectáculo que Nabi había montado. Su corazón latía con fuerza, no solo por la cercanía física, sino por la claridad con la que veía la dualidad de Nabi: la frialdad calculadora de una criminal y la habilidad para proyectar una inocencia deslumbrante. Era una combinación peligrosa, y él lo sabía, pero en ese momento, no tenía más opción que seguirle el juego y confiar en que no lo llevaría al desastre.
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ADN CRIMINAL ⌖ JK +18
FanfictionLa policía surcoreana enfrenta una batalla titánica para capturar al autor de una ola de caos sin precedentes que ha desbordado la capital del país. No se trata solo de tiroteos, drogas, dinero, secuestros y asesinatos; la situación ha alcanzado un...