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El comportamiento que mostraba Nabi ante los ojos del detective era completamente irracional, un contraste absoluto con la persona que él había conocido. Nabi nunca habría aceptado jugar con niños, nunca había mostrado emociones más allá de la ira y el placer. Su naturaleza era agresiva, impasible, todo lo contrario a lo que estaban presenciando en ese momento.

—Dijiste que ella no tiene familia, ¿no? —preguntó Jimin, sin apartar la mirada de Nabi.

—Por lo que sé, no. Desde niña perteneció a una mafia que mi padre se encargó de desmantelar —explicó el detective, con un tono que reflejaba la complejidad de la situación.

—Ese es un ambiente poco sano para un niño —comentó Jimin, observando cómo Nabi jugaba con los niños—. En general, los niños que crecen en ese entorno se ven obligados a reprimir emociones. En pocas palabras, les quitan la infancia y la inocencia desde muy temprano.Jimin continuó analizando el comportamiento de Nabi, intentando darle sentido a lo que veía.

—El comportamiento que estamos viendo en ella ahora puede estar relacionado con esas emociones reprimidas. Deseos infantiles, como el de jugar y convivir con otros niños, están saliendo a la superficie a pesar de la edad que tiene. Esto puede suceder cuando la mente, por alguna razón, permite que esas necesidades surjan, necesidades que antes debieron manifestarse pero que fueron suprimidas.

—¿Y qué podría causar que esas emociones reprimidas salgan a flote ahora? —preguntó el detective, intentando entender más.

—Puede haber varios factores —respondió Jimin—. Un golpe en la cabeza, por ejemplo. Si el trauma es lo suficientemente severo, puede afectar la memoria, haciendo que se pierda temporalmente o que regresen imágenes confusas de recuerdos y emociones. Es como si la mente intentara reorganizarse y, en el proceso, libera cosas que habían estado enterradas.

El detective asimilaba la explicación mientras observaba a Nabi, tratando de reconciliar la imagen de la mujer que conocía con la que tenía frente a él. Cada palabra de Jimin añadía más piezas a un rompecabezas que aún parecía no tener sentido completo, pero que empezaba a tomar forma.

—Lo que la mente de Nabi está haciendo ahora es reprimir su pasado —explicó Jimin, con la voz cargada de seriedad—. Si su pasado fue extremadamente traumático, su mente podría estar ocultándolo como un mecanismo de defensa. Es su forma de protegerse, de mantener esos recuerdos enterrados. Y ahora, lo que estamos viendo es la liberación de esas emociones y deseos que durante tanto tiempo se le negaron sentir y expresar.

—¿Entonces no lo está fingiendo? —preguntó el detective, intentando confirmar lo que había estado sospechando.

—No, no lo está fingiendo —respondió Jimin, con una seguridad tranquila—. He tratado con muchos pacientes en situaciones similares, y ella encaja perfectamente en ese perfil. Lo que ves es genuino, una manifestación de lo que su mente está permitiendo que salga a la superficie ahora que las barreras han comenzado a desmoronarse.

—Pero eso no significa que lo haya olvidado —advirtió Jimin, con un tono más grave—. Esos recuerdos pueden volver a salir en cualquier momento. Su mente solo los está reteniendo temporalmente. La memoria puede regresar en algunos pacientes, ya sea a corto o largo plazo.

El detective exhaló un suspiro profundo, como si el aire en sus pulmones pesara tanto como las decisiones que tenía que tomar.

—Entonces, ¿qué me recomiendas que haga? —preguntó, su voz reflejando la mezcla de incertidumbre y responsabilidad que sentía.

ADN CRIMINAL ⌖ JK +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora