ADN CRIMINAL ⌖ JK +18

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┆ Jeon Jungkook ┆

Mientras recorría el apartamento, el agente inmobiliario hablaba con entusiasmo, pero sus palabras apenas llegaban a mis oídos. Mi mente estaba ocupada en un torbellino de pensamientos.

—Este apartamento es perfecto, señor. Es amplio y espacioso, ideal para usted y su esposa —decía, señalando con entusiasmo las características del lugar, pero apenas prestaba atención a sus palabras.

Mis ojos se movían de un lado a otro, examinando cada rincón, cada detalle. Necesitaba un lugar que pudiera mantener a Nabi cerca y, al mismo tiempo, ocultar lo que realmente estaba sucediendo. Desde que ella entró en mi vida, todo se había vuelto más complicado de lo que jamás imaginé. Mi antigua ubicación ya no era segura, y el riesgo de que alguien descubriera la verdad me obligaba a tomar medidas drásticas.

—Sí, me gusta. Lo compraré —respondí, con una firmeza que sorprendió incluso a mí mismo. No era solo una cuestión de conveniencia; era una decisión basada en la necesidad de proteger lo que se había convertido en mi prioridad, por más contradictorio que fuera.

El agente me sonrió, claramente satisfecho de haber cerrado la venta tan rápidamente.

—Muy buena elección, señor. Iré por los papeles correspondientes para confirmar la compra —dijo, y luego se marchó, dejándome solo en el apartamento.

Solté un largo suspiro, sintiendo el peso de la decisión que acababa de tomar. Jamás pensé que estaría aquí, haciendo esto. Todo en mi vida había cambiado de manera tan abrupta desde la llegada de Nabi. El camino que había trazado para mí mismo, uno que antes parecía tan claro, ahora estaba lleno de curvas inesperadas. Cada plan que había hecho, cada estrategia que había diseñado, se estaba desmoronando una tras otra.

Caminé hasta la ventana y miré hacia afuera, observando la ciudad que se extendía ante mis ojos. Era difícil de asimilar. Hace solo unos meses, Nabi era la última persona en el mundo por la que habría movido un dedo, y ahora aquí estaba, reorganizando mi vida por ella. Lo que alguna vez consideré una enemiga se había convertido en alguien por quien estaba dispuesto a hacer sacrificios que ni siquiera yo entendía del todo.

El pensamiento de compartir este espacio con ella me produjo una sensación extraña. ¿Qué era lo que realmente estaba haciendo? No podía permitirme el lujo de reflexionar demasiado. Tomé esta decisión porque sentía que era la correcta, pero, ¿hasta dónde estaba dispuesto a llegar? Este no era solo un apartamento; era un símbolo de cómo todo había cambiado. Y lo más perturbador de todo era que, a pesar de las dudas y las preguntas, sabía que no había vuelta atrás.

Lo que una vez había sido un simple caso se había convertido en algo mucho más profundo, más complicado. 

Ya de noche, al regresar a la estación, me senté frente a mi escritorio y me puse a redactar una orden de traslado para Nabi a la ciudad de Seúl. Sin embargo, en el fondo sabía que ese sería el último lugar al que ella iría. Seúl era peligroso; estaba lleno de los vestigios de su pasado, de recuerdos que no podía permitirme que regresaran a su mente. La idea de que algo allí pudiera ayudarla a recordar no era una opción que estuviera dispuesto a considerar. La orden que estaba redactando era una fachada, una mentira para cubrir mis verdaderas intenciones.

Mientras tecleaba, me preguntaba si estaba actuando correctamente. Desde niño había soñado con hacer cumplir la ley, con proteger a la sociedad y hacer de este un lugar seguro. Mi vida había estado dedicada a esa misión: acabar con los delincuentes que representaban una amenaza, aquellos que eran mis enemigos y que debía encerrar para que pagaran por sus crímenes.