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capítulos finales 



—El objetivo será el León Negro y, principalmente, Min Nabi, o mejor conocida por su alias, Jukcheon, el Ángel de la Muerte —anunció el coronel Jung a sus hombres con voz firme. La gravedad de la situación exigía todo el apoyo del ejército, y la coordinación con la policía era crucial para enfrentar una amenaza de tal magnitud.

—Todos deben estar preparados. Recuerden que Jukcheon no puede ser subestimada. Es extremadamente peligrosa, pero nuestro objetivo es claro: detenerla —añadió con determinación, aunque en su interior, un torbellino de emociones lo asaltaba.

Jung había conocido a Nabi antes, cuando aún su maldad parecía controlada, cuando había una chispa de humanidad en sus ojos. Pero ahora, esa joven había sido consumida por el caos y el terror que el León Negro sembraba a su lado. Le costaba asimilar que estuviera viva, y aún más difícil era aceptar que se había convertido en una asesina implacable. Los rumores sobre sus crímenes eran aterradores, y las cicatrices que había dejado en la ciudad no podían ser ignoradas.

Sin embargo, el coronel sabía que no podía permitirse flaquear. A pesar de su pasado con Nabi, ya no era la misma persona que alguna vez conoció. Ahora era una delincuente peligrosa, una amenaza pública que debía ser detenida a toda costa.  Nabi, debía pagar por el dolor que había causado, y el ejército, junto con la policía, tenía una misión: llevarla ante la justicia, sin importar las consecuencias.

Esa noche sería decisiva: la policía había logrado obtener información crucial que apuntaba a que el León Negro, llevaría a cabo un golpe final. Confidente y calculador, estaba listo para consolidar su poder, con Jukcheon, el Ángel de la Muerte, como su mejor arma. No solo ella, sino un ejército de hombres entrenados con las mismas habilidades letales que ella, estaban preparados para aniquilar cualquier fuerza que se les opusiera.

Las horas pasaban lentamente mientras todos se preparaban para el enfrentamiento. Las fuerzas del orden se movilizaban en silencio, con una mezcla de anticipación y tensión en el aire. Sin embargo, en medio de esos preparativos, el comisionado de la policía, había dado una orden inesperada y personal: su hijo no participaría en el ataque de esta noche.

Jungkook, completamente negado a aceptar esa decisión, se enfrentó a su padre. Sentía que, más que nadie, debía estar allí; su conexión con Nabi, su esposa y madre de su hija, lo hacía sentir responsable. Pero el comisionado, convencido de que no sería algo bueno para él, estaba decidido. No permitiría que su hijo enfrentara la tragedia que sabía que se avecinaba. 

-Abandona el caso, no te presentes esta noche- le dijo, sabiendo que cualquier confrontación entre Jungkook y Nabi sería devastadora.

El comisionado estaba claro en su deber. Aunque Nabi fuera la esposa de su hijo, y aunque el vínculo familiar complicara todo, no podía ignorar los crímenes que ella había cometido. El peso de la justicia era implacable, y Nabi debía enfrentar las consecuencias de sus acciones. No por ser la esposa de Jungkook ni por ser la madre de su nieta, sus crímenes serían borrados.

Lo que el detective no sabía era que la situación era más grave de lo que imaginaba: si capturaban a Nabi, su condena no sería un simple juicio más. La pena de muerte era el destino que la aguardaba. El comisionado intentaba evitarle a su hijo, al menos por esa noche, el dolor inmenso que traería esa verdad. Sabía que, eventualmente, Jungkook se enteraría, pero intentaba posponer lo inevitable, protegiéndolo de una tragedia que sería imposible de evitar.

ADN CRIMINAL ⌖ JK +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora