⌖②⑥⌖

139 9 0
                                    



┆ Jeon Jungkook ┆


—¿Por qué tienes que comportarte así? —reclamó mi padre mientras salíamos de la base militar, su tono lleno de frustración.

—¿Y cómo esperas que me comporte con esa clase de mujer? —respondí, subiendo al auto con enojo contenido.

—Sé que Nabi es muy obstinada y no se deja de nadie, pero debes entender que ella no es una mujer cualquiera. Si se lo propone, y si la provocas, esto terminará muy mal —insistió mi padre mientras encendía el auto.

—Ya me has repetido eso miles de veces, y creí que no la volvería a ver ni tratar con ella. Pero tú la metiste en esto, me engañaste diciendo que la habías enviado a prisión —reclamé, mi voz cargada de resentimiento. No podía entender por qué mi padre había permitido que esa mujer volviera a nuestras vidas, sabiendo lo peligrosa que era.

—¡Si te lo repito es para que entiendas la situación! —exclamó mi padre con una firmeza inquebrantable—. No pensé que esto te afectaría tanto, pero ella solo está provocándote. No tienes por qué seguirle el juego.

—¡Y tú no tienes por qué estar tan preocupado por ella! —respondí, la frustración en mi voz más evidente con cada palabra—. Es una delincuente, ¿lo olvidas? Toda tu vida la has dedicado a encerrar a esos delincuentes, y yo también lo hago. Pero ahora viene Nabi, y todo se vuelve de cabeza. Estás sobrepasando los límites de la autoridad, ¿no te das cuenta?

Mi padre me miró con esa mezcla de decepción y control que sólo él sabía mostrar.

—No permitiré que me hables así, Jungkook. Antes que tu superior, soy tu padre —su tono se volvió aún más grave, como un aviso final—. Y si no entiendes esto, consideraré enviarte a Daegu.

El peso de su amenaza cayó sobre mí como un golpe seco. Frené el auto en seco, el rechinido de las llantas cortando el silencio que había caído entre nosotros. La ira burbujeaba dentro de mí, mezclada con una sensación de traición.

—No puedes hacer eso —dije, con los dientes apretados, tratando de contenerme—. No pienso moverme de aquí.

—Pues no me estás dejando otra opción —replicó él, sin perder la calma—. Tu comportamiento no es el mejor, y Nabi y tú no pueden estar cerca el uno del otro. Esto se está convirtiendo en un problema, y no voy a permitir que ponga en peligro tu carrera.

Mi mente se llenó de recuerdos de las veces que Nabi y yo habíamos chocado, de sus comentarios sarcásticos, de su manera de desafiarme a cada paso. No era sólo una delincuente para mí; era una constante fuente de frustración, una espina clavada que no podía sacar. 

Apreté el volante con fuerza, consciente de que estaba atrapado en una situación que no podía controlar. Nabi era un problema, sí, pero también era un reto que no podía ignorar. Y el hecho de que mi propio padre estuviera dispuesto a mandarme lejos sólo por mantenernos separados lo hacía aún más difícil de aceptar.

Pero sabía que tenía que tomar una decisión. Podía seguir enfrentándome a Nabi, o encontrar una manera de lidiar con la situación sin que me costara mi carrera... o mi relación con mi padre.

—No sé qué más decirte —dije finalmente, dejando escapar un suspiro pesado—. Pero no me iré a Daegu.

—Entonces, tendrás que aprender a controlarte y a manejar la situación con más madurez —sentenció mi padre—. Porque si no lo haces, yo tomaré las decisiones por ti.

ADN CRIMINAL ⌖ JK +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora