⌖⑥①⌖

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┆ Jeon Jungkook┆


Bajé de la unidad, sintiendo el aire frío en mi rostro mientras observaba el entorno. Había recibido la llamada de un nuevo caso de asesinato en una zona residencial, y todo indicaba que la situación era delicada.

—Lleva el expediente a la oficina de monitoreo. Enseguida voy —ordené con voz firme a un agente que aguardaba instrucciones.

—Señor, ¿cree que se trate de un crimen pasional? —escuché la voz de Lee detrás de mí. ansiosa por demostrar su valía, pero también con esa tendencia a querer resolver todo demasiado rápido.

—Aún no podemos sacar conclusiones precipitadas, Lee. Ve a la oficina y espérenme ahí —respondí, cortando cualquier especulación prematura. Ella asintió, reconociendo la autoridad en mi tono, y se dirigió hacia la oficina con el expediente en mano.

Mientras tanto, yo caminaba hacia mi oficina. Necesitaba recoger unos documentos antes de unirme al equipo. Mi mente repasaba los detalles del caso, buscando alguna pista o conexión que pudiera adelantarse al análisis forense. Sin embargo, al cruzar el umbral de mi oficina, todo pensamiento se evaporó de golpe.

Ahí estaba él, sentado en mi sofá, como si su presencia en ese lugar fuera lo más normal del mundo. Mi corazón dio un vuelco, y mi mano se tensó alrededor de la manija de la puerta.

—¿Papá? —mi voz salió más débil de lo que esperaba, cargada de sorpresa y una pizca de inquietud. No era común que él apareciera sin avisar, y su visita no podía ser casual.

—Llegaste —dijo con una sonrisa tranquila mientras se levantaba para acercarse a mí. Cerré la puerta detrás de mí, el clic del cerrojo sonando casi demasiado fuerte en el silencio de la habitación.

—¿Qué haces aquí? —pregunté, tratando de ocultar el nerviosismo que se enroscaba en mi estómago. Sabía que mi padre no hacía visitas improvisadas. Si estaba aquí, debía haber una razón.

—¿No estás feliz de ver a tu padre? —respondió, alzando una ceja en ese gesto autoritario que conocía tan bien. Siempre tenía una forma de ponerme a prueba, de medir mis reacciones.

—Claro que sí, pero... ¿por qué no me avisaste que vendrías? —mi respuesta fue automática, mientras intentaba mantener la compostura. Dio un paso adelante y me envolvió en un abrazo. Lo correspondí, pero mi cuerpo estaba rígido, la tensión acumulándose en mis hombros. Esta visita era cualquier cosa menos bienvenida en estos momentos.

Mientras me abrazaba, mi mente corría a mil por hora. La situación se complicaba, y tenía que manejarla con cuidado. Mi padre no solo era un detective experimentado, sino que también me conocía mejor que nadie. Podía leerme como un libro abierto si no tenía cuidado. No podía permitir que sospechara nada fuera de lo común. Si se enteraba de que Nabi estaba viva, no dudaría en tomar medidas drásticas, y no podía dejar que eso ocurriera.

—Quería que fuese una sorpresa —dijo, separándose del abrazo y sonriendo. Asentí, aunque la incomodidad seguía latente. Tenía que mantener la calma, jugar mis cartas con cuidado. Este encuentro inesperado tenía el potencial de desencadenar algo mucho más grande si no lo manejaba correctamente.

—Pues sí que lo fue —comenté mientras sacaba los documentos que necesitaba del cajón, intentando mantener una expresión despreocupada—. Pero ahora debo atender un caso.

Mi padre, siempre perspicaz, notó la urgencia en mi tono y su interés se avivó. Se acercó con esa mirada que conocía tan bien, la que solía usar cuando estaba a punto de involucrarse en algo que no podía dejar pasar.

ADN CRIMINAL ⌖ JK +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora