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Los días pasaban, y Nabi y el detective se fueron acercando cada vez más. Los sentimientos entre ellos comenzaron a florecer con una intensidad inesperada. Nabi, quien antes no había sido capaz de experimentar algo tan profundo como el amor, ahora se encontraba inmersa en una nueva realidad emocional. Su corazón se aceleraba desbocado cada vez que el detective llegaba a casa después de una larga jornada de trabajo. Ella lo esperaba con ansias, y al verlo cruzar el umbral de la puerta, se lanzaba a sus brazos con una efusividad que demostraba cuánto lo deseaba. Cada instante a su lado estaba cargado de un sinfín de emociones, desde la euforia hasta la serenidad, haciendo que cada momento juntos fuera una experiencia intensa y significativa.
Por su parte, Jeon Jungkook experimentaba una transformación igualmente profunda. El resentimiento que alguna vez sintió hacia Nabi se había desvanecido, y aunque no lo había admitido debido a su orgullo, ahora sabía perfectamente que estaba enamorado de ella. No podía precisar el momento exacto en que estos sentimientos habían surgido, si fue antes o después de que ella perdiera la memoria, pero eso ya no tenía importancia. Lo único que importaba ahora era tenerla a su lado, compartir su vida con ella y hacerla feliz.
Cada vez que Jungkook regresaba a casa, la recibía con entusiasmo. La levantaba en sus fuertes y bien formados brazos, la hacía girar en el aire, y ambos se sumergían en una felicidad compartida. Para Jungkook, estos momentos eran el complemento perfecto para una vida que, de otro modo, se sentía incompleta. Para Nabi, él representaba todo lo que le importaba; él la hacía sentir viva y la ayudaba a experimentar la vida de maneras que nunca antes había conocido. Nabi se sentía como una persona normal, llena de vitalidad y emociones, gracias a la presencia de Jungkook en su vida. Ambos estaban completos el uno con el otro, y cada día juntos era una celebración de su amor recién descubierto y su conexión profunda.
Ella pasaba una esponja suave y empapada en agua tibia por el pecho de él, mientras ambos se encontraban en la tina, rodeados por vapor y burbujas de jabón. El ambiente estaba lleno de una sensación de calma y relajación, un contraste marcado con el ajetreo y la intensidad del mundo exterior. Sus movimientos eran lentos y cuidadosos, cada roce de la esponja parecía decir más que mil palabras. Lavaba su piel con una ternura que reflejaba el profundo cariño que sentía por él, su toque suave casi como una caricia.
Él se dejaba hacer, sus músculos tensos por la jornada de trabajo se relajaban bajo el cuidado de sus manos. La calidez del agua y la suavidad de la esponja lo envolvían en una sensación de alivio y confort. La visión de ella, con sus pechos apenas cubiertos por la espuma del jabón, añadía un toque de sensualidad al momento. A través de la espuma, sus pechos se perfilaban con una elegancia delicada, y él se sentía atraído por cada detalle, por cada pequeño gesto de su amor.
Mientras ella lo lavaba, él no podía evitar devolverle el cariño. Sus manos se deslizaron sobre su piel con una suavidad que igualaba la de ella. La cercanía le permitió acariciarla con delicadeza, sus dedos trazaban caminos suaves a lo largo de su cuerpo. Con un suspiro de satisfacción, se inclinó hacia ella y la besó, sus labios encontrándose con sus pechos, el contacto era un juego de ternura y deseo. La mezcla de calor, agua y el roce de sus cuerpos creaba una atmósfera de íntima conexión.
Después de una larga jornada de trabajo, con el peso del estrés y la presión acumulada, este momento en la tina se convertía en un refugio esencial. La rutina diaria parecía desvanecerse en el vapor del agua, reemplazada por la comodidad y el amor compartido en este espacio privado. La intimidad de este acto, la manera en que sus cuerpos se encontraban y se abrazaban, le ofrecía una sensación de alivio y serenidad que no encontraba en ningún otro lugar. En esos instantes, se sentía completamente en paz, rodeado por el cariño de ella y la calidez del agua.
Los ojos de Nabi se deslizaban suavemente por sus músculos, admirando cada detalle con una curiosidad llena de asombro. Sus miradas se detenían en los tatuajes que serpenteaban por su brazo, subiendo en un elegante desfile de tinta hasta el pectoral. Cada diseño era un fragmento de arte, un conjunto de símbolos y formas que parecían estar perfectamente integrados en su piel, como si fueran una extensión natural de él. Le fascinaba la manera en que los tatuajes contaban historias a través de sus intrincadas formas y colores, añadiendo una capa de profundidad y misterio a su ya imponente presencia.
A medida que sus ojos recorrían sus brazos y pecho, Nabi también notaba las cicatrices que adornaban su piel. Estas marcas, resultado de balas y armas blancas, estaban distribuidas a lo largo de su torso en un patrón desordenado pero significativo. Cada cicatriz era una evidencia de los combates pasados, un recordatorio palpable del peligro constante que él había enfrentado en su vida. La textura de las cicatrices contrastaba con la suavidad de la piel que las rodeaba, creando una sensación de historia y experiencia acumulada.
A pesar de la dureza que representaban, Nabi veía en esas cicatrices una forma de valentía y resistencia. Estas marcas no solo representaban el peligro y el riesgo de su trabajo, sino también su capacidad de sobrevivir y seguir adelante. Nabi sentía una mezcla de admiración y respeto por esas cicatrices; eran un reflejo de la fortaleza y el coraje que él había mostrado a lo largo de su vida.
Mientras sus dedos a veces rozaban inadvertidamente las cicatrices mientras exploraba su piel, ella no podía evitar preguntarse sobre las historias detrás de cada una. Imaginaba los momentos de tensión y lucha que habían llevado a esas marcas, y sentía una profunda conexión con él al entender un poco más sobre su vida. Cada cicatriz era una parte integral de su ser, un recuerdo imborrable de las batallas que había enfrentado y superado. Para Nabi, estas marcas eran tan significativas como los tatuajes, una parte crucial del lienzo humano que él representaba.
—Ahora es mi turno —dijo él con una sonrisa cómplice, tomando la esponja con una mezcla de entusiasmo y ternura.
Nabi lo miró con una expresión de anticipación y se entregó a la experiencia, dejando que él se encargara de lavarla. Su piel estaba receptiva, y ella se dejó hacer con una sonrisa tranquila. Mientras él movía la esponja sobre su cuerpo, su enfoque se volvía más personal y afectuoso. A diferencia de la suavidad meticulosa de Nabi, él empezó a repartir besos en cada área que la esponja tocaba, un toque de calidez que se sentía profundamente envolvente.
Cada beso era un pequeño acto de devoción, sus labios cálidos y húmedos creaban una sensación que iba más allá del simple contacto físico. La combinación de la esponja y sus besos creaba una corriente eléctrica sutil, pero intensa, que recorría el cuerpo de Nabi. La textura de sus labios, moviéndose con delicadeza sobre su piel, despertaba una serie de emociones que la hacían estremecerse suavemente.
El contraste entre la suavidad de la esponja y la calidez de sus besos hacía que la experiencia fuera aún más especial. Cada rincón que tocaba la esponja estaba acompañado por un beso que aportaba un toque personal, haciendo que cada movimiento fuera una mezcla de cuidado y deseo. La corriente de sensaciones que fluía a través de ella era como un delicado juego de electricidad, elevando cada momento con una profundidad emocional que solo él sabía crear.
Nabi cerró los ojos, dejándose llevar por la caricia de la esponja y la ternura de sus besos. El ambiente estaba lleno de una intimidad palpable, y cada beso que él daba era una afirmación de su amor y devoción. La combinación de esos gestos simples pero significativos hacía que el tiempo pareciera desvanecerse, dejando solo el presente y la conexión profunda entre ellos.
Luego de un largo baño que terminó en una experiencia íntima, ambos se encontraban en la cama, disfrutando de un momento de relajación. La película en la pantalla pasaba en segundo plano mientras ella se acurrucaba contra él, envuelta en la calidez y el confort de su abrazo. Se acomodaron juntos, creando un pequeño refugio de tranquilidad y complicidad.
El sueño pronto comenzó a apoderarse de ellos. En la penumbra de la habitación, el cansancio los venció suavemente, y se quedaron dormidos enroscados el uno en el otro. Él la abrazaba con una fuerza que transmitía una mezcla de protección y posesividad, como si cada fibra de su ser quisiera asegurarse de que ella permaneciera a su lado, sin dejarla ir. Su abrazo era un escudo contra el mundo exterior, un gesto que hablaba de su deseo de mantenerla cerca y de la profundidad de sus sentimientos.
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ADN CRIMINAL ⌖ JK +18
FanfictionLa policía surcoreana enfrenta una batalla titánica para capturar al autor de una ola de caos sin precedentes que ha desbordado la capital del país. No se trata solo de tiroteos, drogas, dinero, secuestros y asesinatos; la situación ha alcanzado un...