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La tensión entre el detective Jeon y Nabi se volvía más intensa con cada día que pasaba. Ella era muy juguetona en su empeño por hacer enojar al detective, disfrutando de cada oportunidad para provocarlo y observar su reacción. A veces, parecía que ella lo veía como un entretenimiento, un desafío constante para su afilada mente y su espíritu rebelde.

Aunque esos comportamientos exasperaban a Jungkook, haciéndolo perder la paciencia y llevarlo al límite, empezaba a descubrir un gusto culposo por esas interacciones. Cada vez que Nabi lo desafiaba, sentía una mezcla de irritación y algo más profundo, una atracción que no quería admitir. La intensidad de sus encuentros, las palabras afiladas y las miradas cargadas de significado, despertaban en él un deseo oculto de dominarla, de demostrar que podía controlar la situación y a ella.

La dualidad de sus sentimientos lo confundía, y aunque mantenía una fachada de firmeza y control, sabía que Nabi había encontrado una forma de infiltrarse en sus pensamientos. La dinámica entre ellos se volvía cada vez más compleja, y a pesar de su determinación de mantener la profesionalidad, Jeon no podía evitar preguntarse hasta dónde llegarían estos juegos y qué consecuencias traerían para ambos.

Nabi, por su parte, parecía disfrutar de la tormenta que desataba en el detective. Sus provocaciones eran meticulosas, calculadas para obtener la máxima reacción. Cada vez que lograba hacerle perder la compostura, una chispa de triunfo brillaba en sus ojos. 

Aunque Nabi se empezaba a aburrir con los mismos juegos de provocación, decidió darle un giro más atrevido. Quería ver hasta dónde podía llegar, hasta qué punto podía desestabilizar al detective Jeon y romper su fachada de control. Sabía que él era fuerte y decidido, pero también percibía la chispa de interés en sus ojos, un deseo oculto que él trataba de suprimir.

Ella planeaba cada movimiento con precisión, asegurándose de que cada provocación fuera un poco más audaz que la anterior. No solo se trataba de enfurecerlo, sino de desafiarlo en un nivel más profundo, tocar esa parte de él que respondía a sus provocaciones con una intensidad similar a la suya.

Nabi empezó, invadiendo su espacio personal de maneras sutiles pero evidentes. Sus comentarios se volvieron más sugestivos, sus miradas más prolongadas y sus gestos más íntimos. Sabía que esto podría llevar las cosas al punto que deseaba. Quería ver cuánto podía empujar al detective antes de que él finalmente cediera a la atracción que sabía que sentía. ella miraba el deseo en sus ojos, el deseo de dominarla a su antojo 

Jungkook, por su parte, se encontraba en una encrucijada. La profesionalidad y la razón le dictaban mantener la distancia y el control, pero la parte de él que disfrutaba de esos juegos no podía evitar responder. Cada nueva provocación de Nabi era una prueba, y aunque se esforzaba por mantener la calma, sentía cómo su resistencia se debilitaba lentamente.

El deseo de querer domarla se hacía cada vez más fuerte. Nabi le representaba un reto, y él amaba los retos. Su competitividad lo alentaba, convenciéndolo de que podría domarla de alguna manera. Cada vez que ella lo desafiaba, él sentía una mezcla de frustración y atracción que lo impulsaba a seguir jugando, a encontrar una manera de imponer su voluntad sobre ella. No solo se trataba de mantener el control profesional; se había convertido en una lucha personal, una batalla de voluntades que él estaba decidido a ganar.

Cada mirada intensa, cada comentario provocador de Nabi, solo servían para avivar esa chispa dentro de él. Jungkook sabía que estaba caminando por una línea peligrosa, pero la emoción del desafío lo mantenía en el juego. Quería demostrarle a Nabi que no era fácil de manipular, que podía resistir sus provocaciones y, eventualmente, superar su desafío.

ADN CRIMINAL ⌖ JK +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora