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┆ Jeon Jungkook ┆


Desde el momento en que Jukcheon entró hasta que tomó su lugar a un lado de mi padre en la mesa, no pude apartar mi mirada de ella. La sorpresa de conocer al infame "Ángel de la Muerte" Jukcheon fue enorme. Al principio, pensé que se trataba de una broma cruel de mi padre, pero al ver la seriedad con la que él trataba la situación, me convencí de que no estaba bromeando. Sin embargo, me costaba creer que esta joven, que parecía tan frágil a primera vista, pudiera ser la causante de tanto caos y terror.

Noté que no mostraba expresión alguna, lo que revelaba su estado psicológico. Parecía un maniquí, una muñeca que solo mantenía su mirada fija en la mesa. Su rostro, inmutable y sereno, contrastaba de manera perturbadora con la gravedad de su reputación. Esa falta de reacción y la inmovilidad de su postura eran inquietantes, casi como si estuviera en un estado de trance o desconexión.

No era el único que la observaba. Todos en la sala estaban atrapados por su presencia. La curiosidad predominaba sobre el miedo que habían sentido momentos antes. La forma en que ella se comportaba, con una calma helada y una actitud casi de desdén, parecía desafiar la imagen temible que habían construido a partir de su leyenda. El contraste entre la figura frágil y la asesina despiadada que todos temían provocaba una disonancia desconcertante. A medida que pasaban los minutos, la sala se llenaba de un murmullo nervioso.

— Bueno, déjenme presentarles a Jukcheon — habló mi padre con una seriedad que dejó claro que este momento no era para bromas. — Todos la conocen por su alias, pero considerando la situación y lo profesionales que son — continuó, dirigiendo una mirada advertida a cada uno de los presentes —, les diré su verdadero nombre, ya que es importante saber con quién estarán trabajando.

Mi padre miró de reojo a Jukcheon, como si esperara alguna señal de aprobación de su parte antes de revelar la información. Finalmente, con una pausa que acentuó la tensión en la sala, dijo:

— Su nombre real es Min Na Bi.

¿Na Bi?, Me pregunté en mi mente, tratando de procesar la información. Incluso su nombre parecía tener una cualidad frágil y delicada, un contraste desconcertante con la imagen temible que se había construido a su alrededor. 

— Na Bi tiene 25 años — dijo mi padre, dejando a más de uno con la boca abierta, casi incluyéndome. La revelación me sorprendió, y me encontré haciendo cálculos rápidamente. Si ella había pasado ya cinco años en prisión, esto significaba que cometió sus crímenes cuando tenía apenas 20 años. La discrepancia entre su edad y la brutalidad de sus actos solo aumentaba el enigma que la rodeaba. Pero había algo en ella que me causaba una curiosidad inquietante. No sabía exactamente qué era, pero cada vez que la miraba, sentía una extraña necesidad de no apartar la vista. Había una intensidad en su presencia, un magnetismo oscuro que me mantenía cautivado, como si quisiera desentrañar el enigma que ella representaba.

— NaBi, ellos son los agentes y detectives que están al tanto del caso que te había mencionado —anunció mi padre, mientras ella levantaba la vista lentamente hacia nosotros. Su mirada, implacable y calculadora, recorría a cada miembro del equipo, generando escalofríos en algunos; la intensidad y la frialdad de su mirada eran casi tangibles. 

Al llegar a mí, sentí un extraño contraste: sus ojos, aunque impactantes, tenían una belleza inquietante. Sin embargo, a pesar de su apariencia llamativa, sus ojos estaban desprovistos de cualquier rastro de calidez o humanidad. La mezcla de su serenidad y su mirada penetrante creaba una presencia que no podía dejar de fascinarme, aunque al mismo tiempo, me llenaba de una inquietante desconfianza.

ADN CRIMINAL ⌖ JK +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora