El Amante Francés

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Narra Addison

Derek estaba sujetando mi cuello mientras yo luchaba por liberarme, no podía respirar y cuando menos lo esperaba, un puñal se clavó en mi vientre, no sólo se clavó, sino que empezó a rasgar todo como si quisiera abrirme a la mitad.

- ¡Addison! Cariño, estás soñando, tranquila- exclamó Mer, sacándome de esa horrible pesadilla.

La abracé con fuerza y miré mi vientre para estar segura de que todo estaba bien.

- Odio esas estúpidas pesadillas, perdón por despertarte - dije, derritiéndome sobre ella y mirando el reloj, eran las seis de la mañana.

- Descuida, quería levantarme temprano hoy - es demasiado buena para ser real.

- No sale de mi cabeza, ni siquiera puedo descansar tranquila - dije, frustrada y desanimada.

- Es normal, bebé, intentó matarte y ahora te está amenazando, obviamente estás asustada, no te sientas mal por eso - dijo, pasando su mano por mi mejilla mientras yo la acariciaba, agradeciendo toda su existencia.

- Al menos ya estamos a sólo unas horas de irnos y dejar esas preocupaciones atrás - dije, mirando nuestras maletas ya armadas y listas para partir.

- Así es, será un viaje muy emocionante, éstos lindos bebés van a conocer París - dijo, con la voz aguda y besando sin parar mi pancita.

Definitivamente, éstos bebés vendrán al mundo a ser amados y consentidos, los espera una gran familia. Bajamos a desayunar junto con Amy, quién iría con nosotras a Francia, mientras que los demás llegarían un mes después para tener tiempo de arreglar sus cosas aquí.

- ¿Qué te parece el nombre Susan? - preguntó Amy, pensando en cómo llamar a mis bebés.

- Ew, así se llama la amante y esposa de mi padre - dijo Mer, rechazando esa opción.

- Así se llama la amante de mi madre - agregué, con ese mismo gesto de negación.

- Está bien, pero ya es la décima idea que rechazan, no voy a volver a ayudarlas - se quejó mi hermana, con una mueca de fastidio.

- Cuando tengas buenas ideas, dejaremos de rechazarlas - dije, peleando con ella y haciéndonos gestos mutuamente.

- Oigan, no peleen frente a los bebés - nos regañó Mer.

- No es justo, yo siempre estoy frente a los bebés - dije, cruzando mis brazos.

- Tal vez deberías pelear menos con la gente - dijo Amelia, volviendo a iniciar nuestra guerra de caras y pellizcos.

Jugamos y discutimos por un rato hasta que fue hora de partir. Queríamos llegar al aeropuerto temprano para poder caminar un poco antes de enfrentarnos a un vuelo de 12 horas que nos haría extrañar demasiado la tierra firme.

- Addison, apenas tienes cinco meses y ya caminas raro, me burlaré demasiado de tí cuando llegues al tercer trimestre - bromeó Amy, molestándome.

- Mer, dile algo - pedí, haciendo berrinche.

- Amor, me encantaría defenderte, pero tiene razón - exclamó, riéndose también, creo que no me encanta que se lleven tan bien.

Narra Meredith

Las primeras siete horas en avión fueron las más largas de toda mi vida, no me encanta volar, y además tuve que lidiar con las mil cosas de embarazada de Addison.

- Mer ¿Y mis pastillas? - preguntó, hurgando entre mis cosas.

- ¿No están en alguna de las bolsas de frituras que metiste de contrabando? - pregunté, señalando al suelo en dónde casi no había espacio para sus pies.

Destinadas // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora