Suegra

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Narra Meredith

Estuve todo el día contando las horas para poder ver a mi princesa, sólo estuvo afuera cinco días, pero se sintieron eternos.

Esperé en el aeropuerto por un largo rato, estaba muy ansiosa así que llegué bastante temprano. Cuando menos lo esperaba, las bocinas anunciaron que el vuelo de Addison acababa de llegar, un poco más temprano de lo planeado y sin ninguna complicación ¡Por fin está de vuelta!

Apenas la ví, corrí hacia ella como si fuera un maratón y la alcé para darle mil vueltas en el aire, se merece que la traten como una princesa.

- ¡Hola! No sabes cuánto te extrañé, pimpollito - dije, de la forma más cursi que podía existir.

- Hola, también te extrañé, bombón - dijo, besándome y creando una hermosa escena digna de una película en medio del aeropuerto.

- ¿Cómo estuvo tu viaje? ¿Pudiste descansar? ¿Cómo seguiremos el tratamiento desde aquí? - pregunté, sin dejarla responder ni a una sola de mis dudas.

- Mer, tranquila, ya te contaré todo, ahora sólo quiero darte besitos y buscar mi maleta para ir a casa - dijo, dejándome apreciar su carita de cansada, fue un vuelo muy largo.

- Tienes razón, yo iré por tu equipaje, tú compra algo para comer y espérame aquí ¿Sí? - propuse, para sacarle ese peso de encima.

- Está bien, gracias, preciosa, te amo - me besó una vez más y se fué a buscar una cafetería para comprar un bocadillo.

No pude evitar quedarme hipnotizada, mirándola mientras se alejaba como si tuviera un efecto magnético en mí. Camina como una auténtica modelo de pasarela, cada uno de sus pasos me hace caer como un trapo a sus pies.

Narra Addison

Le conté a Mer todas mis aventuras por Los Ángeles, di largos paseos con Amelia, me hice muchos estudios, cosecharon mis óvulos y me masturbé demasiadas veces pensando en ella...en serio...fueron muchas.

A medida que nuestras copas se iban vaciando, el ambiente se tornaba mucho más íntimo y caluroso.

- Veo que me extrañaste mucho - dijo ella, mordiendo su labio mientras jugueteaba con su copa de vino.

- Más de lo que puedes imaginar - dije, acercándome a sus labios sin poder resistirme.

Nos dimos unos cuántos besos con sabor a vino, por alguna razón, todo sabe mucho mejor viniendo de su boca. Claramente, ella tenía que compensar lo que me hizo sentir con aquella tortuosa llamada. Me compensó con sus propias manos, con su lengua y con su cuerpo entero, haciendo que mis fantasías más profundas se hicieran realidad.

Pasamos toda la noche disfrutando de nuestro reencuentro, ésta es la etapa más sexy del noviazgo, no podemos quitarnos las manos de encima ni por un momento.

- ¡Mer! No quiero interrumpir lo que sea que estén haciendo, pero tú madre está en la sala preguntando por tí - exclamó Karev, haciéndonos saltar de la cama aún dormidas, ésta es definitivamente la peor forma de empezar mi día.

- ¡¿Qué mierda hace aquí?! Es una bruja, yo  sabía que encontraría el modo de fastidiarme - se quejó mi novia, vistiendose a toda velocidad.

Yo sólo me puse una bata y traté de pensar muy bien mis palabras, estresarme no me serviría de nada después de todo.

- Tranquila, bebé, sólo deja que yo hable con ella ¿Sí? No puede salir tan mal, ya lo verás - dije, besándola para calmar sus nervios, dibujándole una sonrisa que me tiene muy enamorada.

Destinadas // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora