Apoyándonos

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Narra Addison

Tengo náuseas, hace poco inició mi tratamiento hormonal y me está provocando síntomas anticipados. Aún así, debo mantenerme lo más enfocada posible, ya que en menos de una hora, tengo una reunión por videollamada con los representantes del ministerio de salud de Francia para presentar mi proyecto laboral y escuchar sus opiniones.

- ¿Me veo bien? Quiero parecer poderosa - dije, para que Mer me dijera si todo estaba en orden con mi cabello y mi maquillaje.

- Te ves perfecta, mi vida, con sólo mirarte me inspiras poder - dijo, en parte para complacerme y en parte porque es una calenturienta que siempre quiere activar mi lado sexual.

- Dime la verdad - dije, rogándole sinceridad.

- Es en serio ¿Acaso no te viste en un espejo? Te ves como toda una empresaria- dijo, abrazándome desde atrás y besando mis mejillas dulcemente.

- Yaaaa, vas a correr mi maquillaje - me quejé, pero sólo logré que me diera más besos para molestarme, la amo, pero es como una niña con un dulce...y yo soy ese dulce.

- Te amo, iré a trabajar, recuerda tener confianza en tí misma, ellos van a amarte - dijo, dándome un besito de despedida para cumplir con su horario de trabajo.

- Te amo - dije, despidiéndome de ella.

Me quedé sola en casa, esperando aquella llamada tan importante que podría cambiar mi vida. Estoy muy ansiosa, tengo todo mi discurso ensayando y mi francés está más fluido que nunca, no hay forma de que ésto salga mal.

Al atender el llamado, saludé cordialmente a todos, me presenté y tuvimos algunas charlas para disipar la tensión y entrar en confianza, eso me sirvió mucho para relajar mi mente ansiosa.

La reunión dió inicio finalmente, dándome la oportunidad de presentar mi proyecto, el cuál les pareció demasiado tentador desde un principio, estaban muy interesados en mis propuestas y en la idea general de mi futura clínica. A las dos horas y media de reunión, algo empezó a dar vueltas por mi estómago, dejando mi rostro pálido y un malestar demasiado visible...¿Por qué tenía que pasarme ésto justo ahora?

- Tu te sens bien, Addison? - preguntó Pierre, al ver mi expresión de asco.

- Oui, je suis juste un peu étourdi, ne t'inquiète pas - contesté, para no preocupar a nadie más de lo necesario.

Apenas pude terminar esa frase, cuando una oleada de vómito cayó al suelo, en frente de la cámara, dejando que todas esas personas importantes vieran el espectáculo.

- ¡Addison! -

- Par Dieu! -

- êtes-vous ok?-

No pude responder a nada, me quedé paralizada, pensando en lo vergonzoso que había sido eso.

- Je vais bien, merci pour tout, au revoir - con eso, colgué la videollamada y cerré mi computadora con fuerza, enojada con mi propio cuerpo por traicionarme.

- Mierda, soy un desastre - exclamé, reprochándome a mí misma.

Tengo miedo de que ésto pueda llegar a arruinar mi mejor oportunidad laboral...es horrible.

Narra Meredith

Hoy tuve una jornada grandiosa, dí mi examen de residencia sin ninguna esperanza y terminé aprobándolo ¡Estoy demasiado felíz! Sólo quiero llegar a casa y festejar este triunfo con mi hermosa novia.

Compré flores y un pote de helado para llegar a casa con algo bonito que la hiciera sonreír, desde que supimos que Derek huyó del estado y sigue suelto, ha estado muy tensa, quiero darle un poco de alegría. Al llegar, ví todo vacío, creí que estaría en la sala, pero me equivoqué.

- ¿Amor? - dije, guardando el helado y subiendo por las escaleras para buscarla.

- Hoy tuve un gran día ¡Adivina quién pasó su examen! - exclamé, entrando al cuarto con todo mi entusiasmo encima.

Ella estaba sentada en la cama, llorando y rodeada de pañuelos usados, me rompió el corazón verla de ese modo.

- Mi vida ¿Qué pasó? - pregunté, subiendo a la cama y dejando las flores a un lado.

Ella se acurrucó entre mis brazos y siguió llorando, como si algo terrible hubiera pasado.

- Fue un desastre, las estúpidas hormonas tienen mi sistema alterado, vomité en medio de la reunión y todos me vieron, fue humillante y temo que ya no vayan a tomarme en serio después de eso - me contó, mientras su voz se volvía cada vez más aguda.

- Ay...linda, tranquila, esas cosas pasan, seguramente sólo se preocuparon por tí, no te restarán importancia por algo así - dije, envolviéndola con brazos y piernas para darle ese abrazo de koala que la hace sentir segura.

- Iba muy bien, Mer...¿Y si estando embarazada se vuelve peor? No podré hacer nada - dijo, preocupada y angustiada.

- Mi vida, nadie va a juzgarte por tener síntomas de embarazo durante un embarazo ¡Vas a crear vida! Si a alguien le molesta, entonces ese alguien es un imbécil- dije, acariciando su cabello.

- Creo que sólo...me asusta el cambio ¿Sabes? Cada vez estamos más cerca de la inseminación, el traslado de los embriones y todo eso...no sé si estoy lista para afrontarlo - dijo, limpiando su naríz y mirándome a los ojos.

- Es normal tener miedo, van a haber muchos cambios, a mí también me asusta...pero somos un equipo, podemos apoyarnos y hacer crecer a nuestra familia juntas, no vas a pasar por éste proceso tú sola - dije, tomando su mentón para besarla con ternura.

- ¿Vas a soportarme estando embarazada? - preguntó, con una risita nerviosa.

- Sí, voy a mimarte, a cuidarte y a disfrutar de tus pechos cuando se pongan enormes - dije, robándole un beso lento y apasionado mientras ella se reía de mis ocurrencias.

- Siempre sabes cómo levantarme el ánimo, te amo muchísimo ¿Lo sabías? - dijo, poniendo una mano sobre mi mejilla y dándome suaves caricias con las yemas de sus dedos.

- Lo sé, eres lo mejor que pudo haberme pasado, no puedo esperar para tener bebés contigo y una casita en las afueras de la ciudad - dije, tocando su naríz a modo de juego y haciéndola sonreír.

- No he olvidado mi promesa, tendremos esa casita de madera - dijo, recordando aquello de lo que hablamos hace tanto tiempo.

La abracé fuerte y esperé a que ese corazoncito de pollo se calmara, desde que toma las hormonas, está más sensible que nunca.

- ¡Cariño! ¡Tu examen! ¡¡Felicidades!! Por poco olvido que me lo contaste, lo siento - exclamó, arrojándose sobre mí y llenándome de besos que me hicieron reír.

- ¡Gracias, mi niña! No lo habría logrado sin tu ayuda, no tienes que pedirme disculpas - exclamé, disfrutando de su momento amoroso.

- Y gracias por las flores...yo también puedo darte un pequeño regalo - dijo, colocándose encima de mí para besarme con más fuerza, dejando que su lengua explorara mi boca como si no la conociera de memoria.

- ¿Puedes darme una pista para saber de qué se trata? - pregunté, mordiendo su labio y entrando en calor.

- Oui, mon amour - respondió, haciendo que mi útero se prendiera en llamas.

Puso su mano sobre mi intimidad, haciendo presión por encima de la ropa. Abrí mis piernas y dejé que usara su rodilla para apretar mi entrepierna haciéndome suspirar encima de sus labios.

- Me gustan tus regalos - dije, con mi voz entrecortada.

- Apenas empieza...- dijo, con una mirada profunda que me envolvió y logró incluso ponerme nerviosa.

Es increíble todo lo que ésta hermosa mujer puede provocarme con sólo un roce, una mirada o unas palabras...ella es perfecta.

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MEREDITH NO SABES CUÁNTA ENVIDIA TE TENGO EN ÉSTE MOMENTO

Destinadas // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora