Pasado Tortuoso

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Narra Addison

Mi mente estaba intentando procesar todo lo que estaba pasando mientras Derek golpeaba esa puerta con una furia sobrehumana. Cada golpe le daba un brinco a mi corazón, no podía respirar, estaba atrapada con él...nunca dejaré de estar atrapada con él, seré su prisionera para toda la vida.

- Addie...¿Por qué no sales e intentamos tener un bebé? Me urge tenerte en mis brazos...- dijo, con un tono desagradable.

No tenía salida, sólo algo drástico lo haría retroceder, debo combatir fuego con fuego. Busqué y rebusqué entre los muebles del baño, hasta dar con una pequeña y filosa navaja...es mi escapatoria.

- ¡Tengo una navaja! Si no te alejas, voy a desangrarme, tendrás que llevarme al hospital y todos verán lo que eres en realidad - advertí, sujetando aquella filosa hoja sobre la piel de mi muñeca.

- ¡Addison! No hagas algo estúpido ¡No te atrevas! - gritó, dando fuertes patadas en la puerta que sacudieron el trailer entero.

- ¡Claro que me atrevo! - lo desafíe, clavando aquella navaja y deslizándola por mis venas, desatando un rio de sangre.

Acerqué mi mano a la puerta y dejé que la sangre fluyera por ahí, para demostrarle que hablaba en serio.

- ¡Eso fue sólo un corte! No me desafíes ¡Aléjate y déjame en paz! - grité, desde lo más profundo de mi garganta.

- ¡Voy a tirar la puta puerta y te daré algo verdaderamente bueno! - respondió, yendo a buscar algún objeto con el cuál volcar aquella barrera que nos mantenía divididos.

Sabía que iba a hacerlo, lograría abrir esa puerta y haría todo lo que quisiera conmigo.

- Vamos, Addison, no te llevará a urgencias si no es algo grave...vamos - me dije a mí misma, empezando a tallar un corte vertical que recorrió todo mi antebrazo, dejando todo mi cuerpo tembloroso.

Estaba bañada en sangre, el corte fué demasiado profundo, pero era capaz de lo que sea con tal de escapar. Todo empezó a verse borroso, tarde o temprano se daría cuenta de que debía llevarme a un hospital, sé que va a funcionar. Me senté en una esquina para poder controlar mis movimientos, aunque no podía mover mi brazo en lo absoluto. Me aferré a aquella navaja en caso de que él quisiera hacerme algo, estaba lista para intensificar mis heridas, después de todo, mi vida no existe, sólo sigo siendo su saco de boxeo.

Narra Meredith

Me preocupé bastante porque Addie nunca llegó a la clase. Iba a tomarla sin ella, pero algo no me daba buena espina, sentí que me necesitaba.

Cargué a los bebés en el auto y conduje hacia el remolque de Derek, ya que ese fué el lugar al que iría antes de nuestra clase.

- Esperen aquí, mamá volverá en unos minutos - dije, dejando a mis hijos en el auto, estaban profundamente dormidos, no quise interrumpir su sueño.

Me dirigí a la puerta y lo primero que escuché, fue la voz de Addison, se la oía débil y asustada.

- Por favor...sólo déjame en paz...- rogó, con la garganta quebradiza.

Seguí su voz hasta el baño, cuya puerta estaba bloqueada desde adentro.

- Addie, mi amor ¿Estás bien? - pregunté, dando suaves golpecitos.

- ¿Mer? ¿Eres real? - preguntó, muy desorientada.

- Sí, mi vida, por favor, dime qué sucede - dije, alarmándome al ver un río de sangre que se deslizaba por debajo de la puerta.

- Él estaba aquí, dijo que quería hacer cosas horribles conmigo, por favor, ayúdame - suplicó, en medio de un profundo llanto.

Me desesperé y usé un broche de mi cabello para forzar la cerradura, consiguiendo entrar luego de unos golpes a esa espantosa puerta.

Destinadas // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora