Persecución

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Narra Addison

- Respira...inhala y exhala...todo va a estar bien - dijo Meredith, volviéndome loca.

- ¡Cierra la boca! Me estás sofocando - me quejé, alejándola de mí.

Los bebés están haciendo demasiada presión, las contracciones son fuertes y tengo mucho calor. No puedo creer que todos mis amigos me abandonaran, no puedo abrir una clínica sin un equipo médico ¿Por qué no mejor me muero?

- ¿Cómo va esa dilatación? ¿Hay avances? - preguntó la enfermera, lista para revisarme.

- ¡¿Cómo se supone que voy a saber eso?! - grité, molesta.

- Tienes razón, fue una pregunta tonta, c'était de ma faute - dijo ella, levantando un poco mi humor.

- Descuida, no quise ser mala, es difícil mantener la calma cuando todo el mundo te da la espalda y tienes a dos bebés empujando para salir de tu vagina - dije, haciendo un gesto de dolor cuando ella me hizo el tacto.

- Ya estamos cerca, sólo tres centímetros más y estarás lista - dijo, acariciando mi pierna con cariño.

- Tres centímetros...eso es todo...sí puedo - dije, juntando fuerzas para mí misma.

Mer se quedó conmigo, aguantando mis contracciones conmigo, dándome apoyo a pesar de mi enojo con ella. No quiero tenerla cerca después de lo que me hizo, pero tampoco quiero tenerla lejos, estoy teniendo a nuestros bebés, la necesito.

Narra Meredith

Addison está en una nube de hormonas, no deja de llorar, alejarme y luego pedirme que me quede, realmente la lastimamos.

- Ouuhh...creo que hay más liquido del que debería - dijo, con mucho dolor.

Revisé y ví que había sangre entre sus piernas, así que llamé a la enfermera para que hiciera algo que detuviera ese sangrado. En cualquier momento empezaría a tener a esos bebés, debía mantenerme cerca.

- Mer...necesito hablar contigo, es urgente - dijo Callie, llevándome a la sala de espera.

- Claro, sólo un minuto, por favor - dije, dispuesta escucharla.

- Derek huyó del país, lo captaron en un aeropuerto en las cámaras ayer, no saben a dónde pudo haber ido - dijo, helándome la sangre.

- ¿Y me lo dices ahora? - pregunté, llevando mis manos a mi cabeza.

- Lo siento, Mark acaba de enterarse y creímos que debías saberlo - dijo, mientras Arizona hablaba por teléfono en un perfecto francés.

- Estaré atenta, no quiero dejarla sola ahora- dije, regresando a la sala de partos.

- Meeerrr...necesito tenerte conmigo...- lloró Addie, sujetando mi mano.

- Aquí estoy, aquí estoy mi princesa, no te preocupes - dije, besando su rostro y apretando su linda mano.

- ¿Puedes decirle a la doctora que aleje a ese enfermero de la puerta? Está dando muchas vueltas y me marea - dijo, con una combinación de náuseas y dolor.

- ¿Cuál enfermero, amor? - pregunté, mirando hacia la puerta.

- Uno nuevo, llevaba gafas y un cubrebocas, apenas puede verse, como si intentara ocultarse o algo raro - dijo, dándome un fuerte escalofrío.

- Yo...yo lo mantendré vigilado, tranquila - dije, justo cuando la enfermera se aproximó a nosotras para revisar a mi novia.

- ¡Estás lista! Llamaré a la doctora, ya podemos traer a esos bebés al mundo - dijo, acariciando el rostro de Addie con dulzura y yendo a buscar a la doctora.

Destinadas // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora