Juguete

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Narra Meredith

Estoy empezando a sentir cosas por Addison, hablo de eso con Cristina, pero no sabe qué hacer para ayudarme. Sin importar qué haga, Derek siempre está en medio, impidiendo mi felicidad, apenas si puedo acercarme a ella.

Justamente hoy, me tocó ayudarlo en un caso importante, se portó muy bien conmigo y me felicitó por mis avances, sin saber que fue su esposa quién me enseñó las cosas más importantes.

- Meredith, quiero que hablemos - dijo, antes de que yo pudiera irme a hacer otras cosas.

Me resigné y accedí a escucharlo, no puedo seguir huyendo.

- ¿Qué ocurre? - pregunté, sin dejar de lado mi profesionalismo.

- ¿Aún piensas en mí? - preguntó, acercándose para acariciar mi cabello.

- A veces...pero no me gustan esos pensamientos - contesté, sin apartar mi mirada de la suya.

- Entiendo, yo sólo quiero que estemos bien, tal vez podríamos empezar de nuevo, como dos extraños - propuso, con mucha fé en sí mismo.

Me acerqué a su rostro, quedando a escasos milímetros de su boca, haciéndolo desear mis labios con locura, orgullosa de poder provocar cosas en él con tan sólo mirarlo.

- Lo voy a pensar - susurré, alejándome de él y cortando toda su ilusión.

Guiñé un ojo y me despedí, dejándolo solo y confundido, amo sentirme poderosa.

Narra Addison

Estaba lavando mis manos después de una cirugía, pensando en mi paciente y en las cosas que no dejaban de dar vueltas en mi cabeza. De repente, unas manos firmes sujetaron mi cintura con fuerza, haciéndome saltar.

- Mierda, Derek ¿Qué haces? - dije, entre risas y susto, me tomó por sorpresa.

- Sshhh - me calló, besando mi cuello y apoyando su erección en mi trasero.

- ¡¿Estás loco?! Pueden vernos ¿Y si alguien entra? - exclamé, terminando de asear mis manos aún mojadas.

- ¿No puedo disfrutar de mi bella esposa en el trabajo? - preguntó, dándome besos húmedos en el cuello mientras sus manos bajaban mis pantalones.

Ni siquiera me dió tiempo para decir que no, apretó mis muslos y bajó su pantalón para apoyar su miembro en mis glúteos sin preguntarme nada.

- Derek...no estoy muy segura de ésto - dije, sintiendo sus manos sobre mis pechos, masajeándolos y llenándolos de calor.

- Será sólo un rato...te necesito - murmuró en mi oído, sin dejar de tocarme.

Apretó mi zona por encima de mis bragas, haciéndome gemir por instinto, mis mejillas estaban ardiendo, todo mi cuerpo parecía estar prendiéndose en llamas. Movió su mano por mi intimidad, dejando que la humedad se apoderara de mí. Apoyé mis manos sobre el lavabo e incliné mi torso hacia adelante, dejándome llevar por la tentación.

Él sujetó mis caderas y empezó a rozarme con su miembro de arriba a abajo, presionando mi clítoris y contorneando mi entrada. Bajó mis bragas y se apoderó de mi interior sin piedad alguna, como si yo le perteneciera.

- ¿Aún crees que es una mala idea? - preguntó, sujetando mi cabello y metiéndose más a fondo.

- Tendrás que convencerme - gemí, provocando que sus embestidas fueran cada vez más fuertes.

Apretó mis glúteos, aferrándose a ellos para ir más rápido, sacudiendo todo mi mundo y nublando mi razón y mi sentido común.

En medio de la acción, me volteó para poder sujetar mi rostro y besarme, se sintió muy bien. Me levantó en sus brazos, apoyándome sobre el lavabo y abriendo mis piernas para volver a penetrarme sin dejar de saborear mi boca. Empecé a moverme junto con él, sujetandome de su espalda y enganchando mis piernas a sus caderas. Ahogué mis gemidos en sus labios, aunque era casi imposible, estaba muy excitada.

Destinadas // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora