Dependencia Emocional

217 18 6
                                    

Narra Addison

Mi noche de tragos se vió cancelada cuando choqué con Derek a la salida del hospital. Se veía frustrado y estresado, claramente no quería verme, pero yo tenía demasiadas cosas que decirle.

- Addison, ahora no - dijo, intentando alejarse de mí.

- ¿Entonces cuándo? - pregunté, deteniendolo en seco.

- Lo nuestro no va a suceder, entiéndelo - dijo, levantando su mano hacia mí.

- Sólo escúchame - rogué, con mi corazón en la garganta.

- Está bien, suelta toda tu mierda - dijo, de manera cruel y repelente, haciéndome sentir muy pequeña.

- Sé que cometí muchos errores, y dios sabe que estoy pagando por ellos, quiero ser una mejor persona, quiero ser una nueva Addison y yo...esperaba tenerte a mi lado para poder regalarte mi mejor versión - dije, acercándome a él con lágrimas en mis ojos.

- No estoy listo para volver a confiar en tí...no ahora - aclaró, esforzándose por no mirarme.

- Cuando estés listo...estaré aquí esperándote - dije, con un sollozo que no pude contener.

Puso su mano sobre mi mejilla y limpió esa lágrima que se escurría por mi rostro, el calor de su piel me hacía sentir viva, como si le diera significado a mi vida.

- Lo sé - respondió, besando mi frente para luego retirarse, dejándome sola una vez más, en pedazos y con el corazón destrozado.

Escondí mi rostro entre mis manos y me esforcé para no llorar más, Addison Shepherd no llora en público, jamás lo hace. En ese instante, una mano se posó sobre mi hombro, haciéndome saltar del susto, creí que ya no quedaba nadie en el hospital.

- ¡Richard! Casi me matas - dije, con una mano en mi pecho.

- ¿Estás bien? - preguntó él, acariciando mi brazo.

Encogí mis hombros, sin saber en realidad qué contestar, hace demasiado tiempo que no estoy bien.

- Me duele verte sufrir de ese modo por él, te estás lastimando y eso no me gusta - dijo, como un padre protector.

- Es todo lo que tengo - dije, con un largo suspiro de pesar y pena.

Él me abrazó y me contuvo con todas sus fuerzas, hace mucho que no recibía un abrazo tan fuerte y sincero, lo necesitaba más de lo que creía.

- ¿Quieres ir a cenar? Yo invito - dijo, para sacarme una sonrisa.

- Gracias, pero todo lo que quiero para ésta noche es ducharme y dormir, el viaje fue largo, no pegué un ojo en toda la noche, mi día fue un caos y sólo necesito descansar - dije, hablando desde lo más profundo de mi cuerpo cansado.

- Entiendo, dime si necesitas algo - besó mi mejilla y tomamos caminos separados.

Ni siquiera sé si podré conciliar el sueño, estar sola con mis pensamientos me lleva a lugares muy oscuros, no me gusta ese tipo de soledad, se vuelve destructiva y lúgubre, no me gusta esa Addison.

Narra Meredith

- Entonces, en teoría, existe una posibilidad de que te acuestes con ella - dijo Cristina mientras esperábamos a los demás en el bar de Joe.

- Sólo me defendió, lo hizo porque era lo correcto, además, no me interesa usarla para vengarme de Derek, yo no soy como él- aclaré, para disipar sus ideas retorcidas.

- Bien por tí, eres mejor que ese idiota - me dió un par de palmaditas en el hombro, haciéndome sonreír, es una tonta.

Pasamos una buena noche, hubo menos dolor que desahogar esta vez y eso me permitió disfrutar la compañía de mis amigos. Fue como desconectarme de mi vida desastrosa por una noche, nos divertimos mucho, el alcohol es un buen compañero para un corazón roto.

Al día siguiente, me costó menos trabajo superar la resaca, creo que me estoy acostumbrando. Tuve la suerte de que mi caso asignado de hoy trataba temas de genética y hasta donde sé, esa no es el área de trabajo de Satanás.

La doctora Bailey y yo estábamos revisando el caso con total normalidad, hasta que mi pesadilla se presentó como un fantasma en la habitación.

- ¿Crees poder hacerte cargo del caso? - preguntó Bailey, dejándome aún más aturdida.

- Disculpe ¿Por qué se haría cargo de éste caso? Creí que era obstetra y cirujana neonatal - dije, casi sin pensarlo, haciendo que los ojos de Addison se encendieran en llamas salidas del mismísimo infierno.

- Estudié para ser médica genetista en Yale, contribuyo en la investigación genética desde hace años, no me conformé con un sólo título - respondió, de la forma más prepotente y fulminante que pudo, esforzándose por minimizarme.

- Grey, deberías agradecer el estar trabajando para la doctora Shepherd, no hagas que te quite del caso - me amenazó Bailey entre dientes.

- Descuida, hace un buen trabajo, la quiero conmigo - dijo Addison, reteniéndome a su lado, como si disfrutara el torturarme.

Luego de horas y horas asistiendo a Satanás como su fiel lacaya, pude liberarme. Mi día había llegado a su fin, fue eterno y tortuoso, pero lo superé con la cabeza en alto. Me escabullí por la recepción, rogando por no tropezar con Derek otra vez, no pienso tener ninguna conversación con él.

El lado bueno de la historia, es que no lo ví en todo el día, tampoco en la noche, el lado malo, es que en la salida, aquel demonio pelirrojo estaba esperando por mí.

- Grey, te estaba buscando - dijo, de forma cordial y alegre, como si fuéramos grandes amigas.

- ¿Necesita algo? - pregunté, sin dejar de lado el profesionalismo.

- Sí, necesito saber si sigues durmiendo con mi esposo - no puedo creer que realmente siga interesada en él después de todo lo que pasó.

No conozco su historia completa, pero sí sé que amar tanto a un hombre no puede terminar bien, nunca termina bien.

- No, ya no, él y yo terminamos, puedes quedártelo si quieres - contesté, dando media vuelta para poder marcharme.

- Bien por tí...¿Ya hablaste con él? - preguntó, siguiéndome como un insecto que sigue la luz.

- Addison ¿Qué es lo que quieres de mí? - exclamé, harta de ella, de su marido y de todo lo relacionado a su enfermizo matrimonio.

- Nada...sólo me aseguraba - dijo, dándome una incómoda palmada en el hombro, como si le costara demasiado hacer contacto físico conmigo.

- Bien, adiós - me despedí y salí disparada como un rayo para no continuar con esa calamidad.

Los Shepherd terminarán enloqueciéndome, no quiero saber nada de ellos fuera de éste hospital, son un par de trastornados.

Esa noche, seguí la misma rutina que las noches anteriores, fuí al bar y tomé hasta olvidar todos mis problemas. Las mañanas y las tardes estaban hechas para trabajar, aprendiendo de Addison como doctora e ignorandola como ser humano, aunque a veces fuera difícil separar esas dos partes.

Por otro lado, Derek parecía por fin haberse dado por vencido conmigo, pero por alguna razón, aún quiero caer en sus brazos cada vez que lo veo...ésto del contacto cero se está volviendo cada vez más duro. A veces siento que en verdad lo necesito, pero cuando intento acercarme, ella siempre está ahí, insistiendo en alejarme y recuperar su matrimonio a costa de lo que sea, no puedo competir con ella, tampoco puedo odiarla, no sé qué hacer con esa mujer.

Mis noches de alcohol se volvieron una especie de terapia para mí, en algunas ocasiones, mis amigos solían acompañarme, pero la mayoría de las veces, termino bebiendo sola como una triste alcohólica. Ésto es en lo que mi vida se había convertido, sólo quedaban los restos de lo que alguna vez fue Meredith Grey.

..................................................................

Mis pobres niñas, todas depresivas.

Destinadas // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora