Sí a Todo

89 14 1
                                    

Narra Addison

Hoy estuve conversando con Richard sobre mi tan polémica lista de doctores que me llevaría a Europa. Ahora mismo, estoy observando su rostro impactado mientras lee todos y cada uno de esos nombres.

- Addie...-

- ¿Sí? ¿Qué te parece? Y aún no te he dicho la mejor parte - dije, moviendo mis pies con emoción.

- ¿Cuál es la mejor parte? - preguntó, luego de un largo suspiro.

- ¡Tú vendrás con nosotros a París! Te regalaré una semana en la ciudad más romántica del mundo - dije, corriendo a darle un abrazo.

- Eso es muy lindo, no es necesario que hagas eso por mí - dijo él, aceptando mi abrazo.

- Claro que sí, fuiste mi mentor y me llevaste a dónde estoy hoy en día, además serás el abuelo de éstos dos bebés, así que quiero recompensarte - dije, acariciando mi pancita de tres meses.

- Ser tu mentor fue mi mejor trabajo, y el hecho de que me consideres un abuelo para tus bebés es un regalo más que suficiente - dijo, siendo modesto y dándole unas caricias tiernas a mi barriguita.

- ¡Vamos! Quiero que estés ahí conmigo cuando firme esos papeles y sea oficial - rogué, haciéndole ojitos tiernos.

Resopló con cansancio y lo pensó por varios minutos en los que intenté hacer silencio para dejarlo analizar la situación.

- Supongo que...si te llevarás a todo mi personal, puedo aceptar una semana de vacaciones a modo de compensación - dijo, haciéndome saltar de la emoción.

Lo abracé y me colgué de él con todas mis fuerzas.

- Tranquila, cuida esa panza o no te dejarán viajar ni a la esquina - bromeó, cuidando mi salud y a mis gemelos.

- Tienes razón, sólo estoy muy emocionada, siempre quise que fueras parte de mis proyectos más grandes, gracias por recorrer este camino contigo - dije, conteniendo las ganas de llorar que se acumularon en mi pecho.

- Fue un honor - besó mi mejilla y me abrazó una vez más, envolviéndome en sus brazos como un padre orgulloso.

Ésta pequeña reunión resultó ser todo un éxito, por alguna razón, nadie ha rechazado mi propuesta hasta ahora, todos están conformes con mis términos y concuerdan conmigo, estoy muy orgullosa de mí.

Narra Meredith

Los chicos aceptaron el plan de Addison, podría ser un proyecto que nos haría ganar muchísimo dinero además de reconocimiento y validación a nivel internacional. Lo único que nos preocupa, es que el cerebro embarazado de mi novia está teniendo algunas ideas un tanto...peculiares.

- Voy a contratar a una empresa de marketing no sólo para la clínica sino también para las farmacéuticas que trabajarán con nosotros ¡No solo eso! También haremos ruedas de prensa y daremos avances de cada investigación que ocurra en nuestros laboratorios para animar a otras empresas médicas y biotecnologicas a sumarse a dichas investigaciones - me contó, dando vueltas por el cuarto y dejando fluir su creatividad.

- Es...un proyecto muy grande y muy ambicioso, mi amor ¿Crees que sea posible?- pregunté, de la forma más empática y sensible que pude.

- Bueno...será costoso, llevará tiempo y tiene muchos riesgos...pero si lo logramos seremos imparables - dijo, dándome un beso y regresando al trabajo.

Mis amigos están encantados con la idea de irnos a París, ganar dinero y prestigio, pero no tienen idea de lo inestable que es el plan real de Addison, me preocupa que termine siendo algo poco viable.

Sea como sea, dejaré que siga adelante, es su sueño, además está embarazada de dos bebés y está bajo las amenazas del psicópata de su ex marido fugitivo, lo último que necesita ahora es que yo la contradiga, no quiero provocarle ese tipo de estrés.

Narra Addison

Hoy es noche de romance para Mer y para mí, tuvimos una linda cena a la luz de la luna, bailamos canciones lentas y todo se sintió mágico.

Ahora, estoy saltando y moviendome en círculos entre sus piernas, con mi pierna rozando y apretando su intimidad y su pierna rozando la mía. Sus manos apretaban mi trasero y movían mis caderas con más fuerza y más cercanía. Subió su torso, entrelazando sus piernas con las mías y besándome apasionadamente mientras mis gemidos se volvían cada vez más fuertes.

Nos besamos y sujetamos una de la otra mientras aumentamos el movimiento para sentirnos aún más. Mi clítoris se unía con el suyo, en un mar de humedad y calor que parecía nunca detenerse.

Mer besó mi cuello, yo rasguñé su espalda y ambas culminamos ese orgasmo con gemidos agudos que se iban convirtiendo en suspiros llenos de aire que se escapaba de nuestros pulmones.

- Podría pasarme la vida entera haciendo esto - dijo, besándome y apretando mis pechos que estaban enormes.

- Puedes hacerlo, ámame toda la vida - dije, dejando que sus manos tocaran todo lo que quisieran.

Esa noche terminó con ambas abrazadas y perdidamente enamoradas, durmiendo como si estuviéramos en nuestro lugar seguro. Amo sentirme así, amo tenerla conmigo, amo todo de ella, cada mínima parte.

Al despertar, percibí un delicioso olor que me obligó a abrir mis ojos de par en par.

- Buenos días, princesa - dijo Mer, dándome un besito matutino.

- Buen día ¿Qué huele tan bien? - pregunté, mirando hacia todos lados.

- Cálmate, pancita alborotada, te preparé algo para que disfrutes - dijo yéndose para luego traer una bandeja con cosas dulces y deliciosas.

- Es una bandeja llena de calorías y carbohidratos - dije, fingiendo una sonrisa muy forzada.

- Necesitas los carbohidratos, eres sólo panza, tu cuerpo incluso ha perdido peso, quiero que comas todo lo que quieras sin preocuparte - dijo, embarrando un poco de chocolate en mi nariz.

- Te daré la razón en ésto, pero sólo porque todo se ve demasiado tentador - dije, saboreandome y probando un poco de todo.

Ella se sentó a mi lado y le convidé de mis bocadillos, disfrutando de ellos y de sus tiernos abrazos también.

- ¿Tú abogado ya sabe algo sobre Derek y esa horrible carta? - preguntó, preocupada por todo ese asunto.

- La carta no tiene remitente, ni ningún dato que nos indique desde dónde la envió, estamos en blanco, pero la policía estará atenta - dije, chupando mis dedos llenos de chocolate.

- No quiero dejarte sola, me preocupa que pueda estar cerca e intente hacerte algo - dijo, colocándose detrás de mí para abrazarme.

- Ya me cuidas todo el tiempo, nunca estoy sola, me haces sentir segura, no va a pasar nada - aseguré, dándole un besito dulce.

- No puedo creer que tengamos 12 semanas de embarazo, en un mes más podremos hacer el viaje a París ¿Estás contenta? - preguntó, sacándome una gran sonrisa.

- Claro que lo estoy, me muero por viajar, sólo espero que éstos dos no sigan retrasando mi vuelo - dije, señalando a mi pancita, en dónde residen los causantes de que aún esté aquí.

- No pelees a mis bebés - dijo Mer, regresando al frente para besar mi pancita y hablar mal de mí con nuestros pequeños.

- Mami no sabe lo que dice, está loca, pero descuiden, yo los voy a defender - dijo, con esa vocecita tierna que usa para hablar con ellos.

- ¿Me estás difamando con los gemelos? - pregunté indignada.

- Sólo digo verdades, preciosa - dijo, peleándome y robándome besos.

Nos reímos y nos quedamos en la cama, conversando y comiendo un sinfín de cosas ricas, definitivamente ésta es la mejor manera de empezar mis días.

..................................................................

Mer, llévala a la luna por mí.

Destinadas // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora