Prisionera

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Narra Addison

Desperté sin saber cuánto tiempo había pasado, estaba algo perdida y desorientada, intentando comprender lo que había a mi alrededor. Tenía una venda en mi cabeza y una bandeja con el desayuno y unas flores sobre la cama. Me incorporé y pude escuchar unos ruidos que venían de la cocina.

- Buenos días, mi bella durmiente - saludó Derek, acercándose a mí para besarme con ternura.

- ¿Qué pasó luego de la ducha? - pregunté, un poco mareada.

- Lograste mantenerte despierta por más de una hora, dejé que te durmieras cuando me aseguré de que nada malo iba a pasarte - explicó, acercándome la bandeja.

Miré cada rincón del remolque, la mancha de sangre aún seguía en la pared, no sé cuánta perdí, pero me siento muy débil.

- Deberías comer algo, te prepare tostadas francesas, sé que te encantan, también hay un té de hierbas y un poco de fruta fresca, te hará bien - dijo, besando mi frente y alcanzandome un tenedor y una cuchara.

- Gracias...- dije, disimulando el temor que me carcomía en ese momento.

- Estaba preparando jugo de naranja ¿Quieres un poco? - preguntó, yendo de regreso a la cocina.

- No, gracias, estaré bien con ésto - respondí, sonriendo y probando el té.

Quise probar un bocado de las tostadas, pero una fuerte arcada me impidió dar siquiera un mordisco, mi olfato estaba demasiado sensible.

- ¿Estás bien? - preguntó él, muy preocupado.

- Sí...el olor me dió náuseas, creo que mejor aceptaré el jugo - dije, respirando hondo para retener las ganas de vomitar.

- Claro, yo las comeré, tú prueba la fruta y dime si necesitas algo ¿Sí? - besó mi mejilla y se llevó las tostadas francesas lejos de mí.

Eso fue raro, nunca me había sentido así, yo amo esas tostadas, debe ser la contusión en mi cabeza revolviendo todo mi sistema, me siento débil y cansada, con mi energía por los suelos.

Comí mi desayuno y luego quise buscar mi teléfono, no estaba por ningún lado.

- ¿Qué buscas? Dime y te lo alcanzo, no quiero que te marees - dijo Derek, con amor.

- ¿Tienes idea de en dónde puede estar mi celular? Quiero avisarle a Richard que no podré ir a trabajar hoy - expliqué, haciendo que confiara en mí.

- Lo guardé, amor, luego hablaremos sobre eso - dijo, tomando mi bandeja para lavar las cosas.

- ¿Sobre qué tenemos que hablar? - pregunté, revisando discretamente las mesitas de noche.

- Supongo que sabes que lo que pasó anoche fue simplemente un error ¿No es así? - preguntó, regresando al cuarto y mirándome fijo.

- Sí...pero me hiciste daño - contesté, mirando la mancha en la pared.

- Lo sé, sé que te lastimé, dios sabe que estoy pagando por eso, pero quiero cambiar, quiero ser una mejor persona y espero que tú estés conmigo para poder darte mi mejor versión - dijo, revirando mis propias palabras contra mí, fue atemorizante.

Mis labios empezaron a temblar por cuenta propia, no sabía a quién estaba mirando en ese momento.

- Estamos juntos, podemos con cualquier crisis - me besó y dejó que su aliento se enredara con el mío.

- No diré nada, tú fuiste muy discreto cuando ocurrió lo de Mark...quiero que estemos bien - dije, esperando que creyera en mis palabras.

- Estamos bien, hermosa - dijo, dándome otro beso lento y acariciando mi rostro con una suavidad única.

Destinadas // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora