Sin Respiración

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Narra Meredith

Addison me contó lo que Ángela le dijo mientras estaba en la guardería. Estoy segura de que buscará el más mínimo error para despedirla o enviarla a otro hospital.

- Es una pesadilla, es como una versión malvada de Megan Fox - dijo, comiendo un puñado de palomitas con el ceño fruncido.

- Sólo ignórala, rechazaré los casos con ella a menos que sean de vida o muerte - dije, acomodándome para ver una película a su lado.

- Ojalá fuera tan fácil sólo ignorarla - dijo, apoyándose sobre mi hombro.

- Ven aquí - dije, abrazándola y acurrucándola bajo mis brazos.

No soy fan de las películas románticas, pero a ella le gustan y a mí me gusta pasar tiempo con ella, así que puedo ceder para tener un rato de romance a su lado.

Eso salió mucho mejor de lo que yo esperaba, ya que la película tenía unas cuántas escenas para adultos que elevaron la temperatura en toda la casa. Nos dimos unos cuántos besos que se volvieron cada vez más apasionados y más lentos, empezando a tocarnos por encima de la ropa, sin prestar atención a lo que pasaba en la pantalla.

- ¿Quieres terminar la película o prefieres quitarla? - preguntó, mientras metía su mano escurridiza por debajo de mis bragas para masajearme lentamente.

- Al diablo con la película - dije, poniendo mi mano sobre la suya para hacer más presión.

Ella apagó la televisión y empezó a besarme, sujetando mis pechos, acariciando mi cuello y activando cada pequeña chispa de fuego en mí.

Besó mis pechos, los mordió y los apretó, dejando que unos suspiros ahogados se escaparan de mi garganta, todo lo que hace con su boca se siente demasiado bien. Bajó mi pantalón y yo abrí mis piernas para dejarla acceder a mis rincones más oscuros.

Dejó pequeñas marcas en mi abdomen, succionando mi piel como si quisiera arrancarla, llevando su lengua cada vez más abajo. Yo misma me tomé el trabajo de quitar mis bragas mientras ella subía para besarme. Sujetó mis piernas, apoyándolas en su cintura y moviendo sus caderas para rozar conmigo, ahogando mis gemidos en sus labios, dejándome sin respiración. Bajó nuevamente y ésta vez se lanzó sin escalas sobre mí intimidad, lamiendo mi clítoris y usando sus dedos para estimular las partes más sensibles de mi interior.

- Addison...- no alcancé a terminar la frase y ella supo perfectamente lo que iba a pedirle.

Metió un tercer dedo y usó su otra mano para subir más una de mis piernas y poder apretar mi muslo a su antojo, aumentando cada vez más la velocidad de su boca en mi clítoris, llevándome al borde del abismo. Sujeté su cabello y dejé que varios chorros de fluidos acabaran en su boca. Todo mi cuerpo estaba acelerado, mi corazón latía fuerte y no quería dejar de sentirla ni por un momento.

- ¿No dejarás que tome un respiro? - pregunté, al ver cómo volvía a meter sus dedos, de una forma diferente, acariciando suavemente mi clítoris con su otra mano.

- No necesitas un respiro - dijo, arqueando una ceja a modo de desafío.

No sé cuánto tiempo piense tenerme como su rehén...pero aceptaré la condena sin ninguna queja.

Narra Addison

Anoche terminamos durmiendo en la sala, luego de una sesión de sexo increíble, el cansancio nos ganó y nos dormimos en el sofá, una encima de la otra.

- Mi amor, tenemos que trabajar, princesa - dijo Mer, acariciando mi cabello mientras yo descansaba sobre su pecho.

- Lo sé...- murmuré, escondiendo mi cara entre sus pechos.

Destinadas // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora