Narra Meredith
Nuestros amigos se están instalando bastante bien, ya llevan aquí casi un mes, estamos trabajando en uno de los hospitales más prestigiosos de Francia hasta que Addie pueda abrir su clínica, tenemos un excelente sueldo y ella está a cargo de todo temporalmente.
Nuestros únicos problemas son las nuevas ideas de mi novia, que podrían hacer que todo ésto sea mucho más tardado. Aparte, no todos están encantados con la idea de dejar sus vidas y residir para siempre en un país extranjero, pero nadie tiene el valor suficiente como para enfrentar a una embarazada de 7 meses que llora cada vez que algo se le cae al suelo, no podemos romper su corazón ahora.
- Si dejan de patearme, juro que les regalaré un auto cuando cumplan 16 - dijo Addie, hablando con los bebés en su nueva oficina.
- Hola, preciosa ¿Patean muy fuerte? - pregunté, apoyándome en el marco de la puerta.
- Ven aquí y sientelos - me retó, para que fuera a comprobarlo por mí misma.
Puse mi mano sobre su panza y sentí una patada demasiado fuerte, incluso creo que un pequeño piecito se marcó en la piel de Addie...eso debe ser doloroso.
- ¿Estuviste comiendo miel? Siempre se alteran cuando comes miel - pregunté, indagando en los fuertes movimientos de mis hijos, nunca habían estado así de alterados.
- No, sólo están inquietos, creo que algo está alterando su paz y no sé qué es - dijo, frustrada por no saber cómo calmarlos.
- ¡Bonjour! Por fin puedo encontrarte, éste hospital es enorme, así deberían ser en Estados Unidos - dijo mi madre, entrando en la oficina como si le perteneciera...¡¿Cómo mierda llegó hasta aquí?!
- ¿Ellis? ¿Qué haces aquí? - preguntó Addie, sujetando su pancita, la cuál no dejaba de ser atacada por los gemelos.
- Ustedes se llevan a mis nietos a otro continente ¿Y no tengo derecho de venir a visitarlos? - dijo, acercándose a la pancita, alterando mil veces más a los pequeños...los entiendo demasiado, yo también quiero huír de ella.
- Ellis...están un poco inquietos hoy, creo que lo mejor sería evitar tantas voces, sonidos y...contacto - dijo mi novia, sintiéndose muy incómoda e intentando apartarla.
Está en todo su derecho de negarse a que toquen su pancita, es su cuerpo y nadie tiene que tocarla sin su consentimiento...pero hay personas que simplemente no lo entienden.
- Sólo los estoy saludando, a ellos les gusta - insistió mamá, haciendo circulitos en la panza de Addie.
Para éste punto, ella ya se veía demasiado molesta y sofocada, los bebés pateaban sus órganos, provocándole dolor y malestar, pero a mi madre no le importaba eso.
- Necesito salir a tomar aire - dijo, para huir de esas garras que no la dejaban en paz.
- Te acompaño - agregó, persiguiéndola como una acosadora.
- ¡No! Mamá, está diciendo que no, por favor, déjala tranquila, está embarazada, no es una atracción de circo - dije, explotando contra ella, sin soportar que siguiera hostigando a mi familia.
- No quiero que vuelvas a levantarme la voz, Meredith - me amenazó, perdiendo un poco la orientación.
- Ellis, por favor, ya es suficiente, no necesito que se arme una escena, necesito descansar - dijo Addison, alejando a mamá de mí y caminando hacia la terraza.
- Eres un monstruo - le susurré en el oído a Ellis, para luego ir con mi amada.
Subí a la terraza con ella y le dí un cálido abrazo para quitarle la tensión.
- ¿Estás mejor? - pregunté, ahora que estaba lejos de aquel demonio.
- Sí, ella tiene algo, algo que no les gusta a mis bebés, cada vez que está cerca, empiezan a patear como si quisieran escapar - dijo, estirando su espalda adolorida por el peso de esa gran panza.
- Yo siento lo mismo cuando la veo - dije, con un escalofrío que recorrió mi espalda.
Addie rió y estuvo de acuerdo con esa sensación, mi madre siempre provoca escalofríos, tiene un aura muy oscura.
- ¿Puedes sostener mi pancita por un rato? Sólo un ratito - suplicó, con sus ojitos luminosos.
- Amor, nunca es sólo un ratito, siempre me dejas como rehén sujetando tu barriguita - dije, intentando negarme a la petición.
A pesar de que quise mantenerme firme, me rendí demasiado rápido, no puedo decirle que no a ese rostro perfecto, siempre sabe cómo ganarme.
- Bien, date vuelta - dije, haciéndola dar saltitos de emoción.
Me coloqué detrás de su espalda, pasé mis brazos hacia adelante y sujeté su pancita desde abajo con mucha delicadeza, cargando con mis manos el peso que ella soporta todos los días. Dió un suspiro de alivio y dejó caer su cabeza sobre mi hombro, en un completo estado de relajación. Estuvimos así por un rato, hasta que mis manos se cansaron, siempre disfruto mucho el poder hacerla felíz.
Narra Addison
Luego de ese lindo descanso, regresamos a mi oficina para aclarar las cosas con Ellis, pero para nuestra sorpresa...ella ya no estaba allí. Fue un gran alivio entrar y no verla, se sintió bien, al menos por un rato.
- Amor ¿Qué es eso? - preguntó Mer, señalando un sobre que descansaba en mi escritorio.
- Es una carta, tal vez sea de algún admirador secreto - bromeé, lanzándole un guiño juguetón, ella siempre me escribe cartitas adorables.
Abrí esa carta y la leí en voz alta para que Mer pudiera escuchar.
-"Nunca vas a librarte de mí, no importa en dónde te escondas, con amor, Derek"-
- Ven aquí, estás muy pálida - dijo mi novia, sujetando mi brazo y ayudándome a sentarme.
- Es ella...ella es la que deja las cartas por él ¡¿Cómo pude confiar en alguien que es capaz de lastimar a su propia hija?! - exclamé, lanzando esa carta al suelo.
- Yo lo solucionaré ¿Sí? Tú no te preocupes por nada - dijo, besando mi frente y llevándose esa carta con ella.
Nunca tengo suerte cuando se trata de suegras, pero ésto ya es demasiado. Empecé a revisar por toda mi oficina, debía haber un micrófono, una cámara o algo, él y Ellis vigilan mis movimientos.
- Addison ¿Por qué estás parada en una silla? - preguntó Cristina, ingresando al cuarto.
- Porque quiero buscar algo, es importante - dije, rebuscando en la parte de arriba de un armario de archivos.
- Escucha, los chicos y yo estamos algo preocupados porque el proyecto no avanza ¿Tienes idea de cuándo podrás empezar con todo eso de la clínica? - preguntó, acercándose para asegurarse de que no pudiera caerme.
- Ahora no estoy muy segura, debo firmar muchas cosas, ahora quieren que el crédito de la idea se reparta con los médicos franceses y debo poner más dinero...es un poco complicado, pero descuiden, mientras nos mantengamos firmes como equipo, todo va a estar bien - expliqué, bajando de la silla con cuidado.
- Bien...pero no sé cuánto más podamos...-
- Somos un equipo ¿Sí? No puedo hacer ésto sola, estamos juntos, yo me encargaré de todo - dije, empezando a llorar sin razón alguna.
- Está bien, tranquila, no llores - dijo, buscando pañuelos en un pésimo intento por consolarme.
- No puedo, son las hormonas, sólo quiero llorar - chillé, limpiando mi naríz.
- Respira y...piensa en Meredith...o en tus bebés...o en algo bonito - dijo, evitando abrazarme o hacer algo que incluyera contacto físico.
Respiré de forma lenta y pausada hasta que pude calmarme, todo ésto es demasiado para mí, pero aún así, no pienso darme por vencida, tengo a mi gran equipo, ellos nunca me dejarían, seguiré trabajando muy duro para poder darles el trabajo de sus sueños.
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Pinche vieja ×100000
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Destinadas // Meddison
FanfictionUn matrimonio abusivo, dos enamoradas y un largo camino para sanar. Ésta es probablemente la historia con más drama, pero a veces el drama es necesario para hacer la vida un poquito más interesante.