Un Nuevo Camino a Casa

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Narra Addison

Estamos terminando de hacer nuestras maletas para regresar a Seattle, el vuelo será ésta noche y estoy muy nerviosa. No me pone nerviosa el vuelo, ni los bebés, ni los asuntos referidos a mi proyecto...lo que realmente me pone nerviosa es el hecho de que llevamos un mes entero sin tener sexo.

Sé que aún estoy en plena recuperación y todo eso, pero estoy bien, me siento bien y Mer está cada día más sexy...no puedo resistirme a eso.

- ¿Te ayudo a empacar? - pregunté, apoyándome en el marco de la puerta, en ropa interior.

- Ya terminé, mejor ponte ropa y termina con tu bolso de mano - dijo, dándome un beso corto y continuando con sus cosas como si nada.

- ¿Y si mejor me quitas lo poco que llevo puesto? - pregunté, sujetándola de su camiseta para tenerla más cerca.

- Amor, tenemos que irnos en unas horas y aún no hemos armado los bolsos de los bebés, concéntrate - me regañó, apartándome y concentrándose en las cosas importantes.

Resoplé y sólo me resigné a continuar con éste celibato, no sabía que tener bebés significaba no tener sexo.

- ¡Niñas! Las maletas ya están en el auto - anunció Amelia, quien decidió quedarse con nosotras hasta el último día.

- Gracias, linda - dije, besando su mejilla.

- ¿Puedes creerlo? Ahora volverás a casa con dos bebés, tendrás que regresar al trabajo y pronto serás dueña de una gran clínica en Seattle - dijo, asombrada por todos los cambios que vendrían a mi vida.

- Cuando lo dices así parece muchísimo, me intimidad un poco - admití, sintiendo un escalofrío.

- Tú intimidarás al mundo, perra, eres la maldita Addison Montgomery - exclamó, dándome una palmada en el trasero y haciéndome reír.

- Así es, mujer poderosa en camino - dije, mostrando unos inexistentes músculos en mis brazos.

Me abrazó y nos fuimos al cuarto para terminar de alistar a mis gemelos...será su primer viaje en avión y sólo espero que sea leve para ellos.

Narra Meredith

Creímos que los bebés llorarían durante todo el vuelo, pero al estar prendidos a los pechos de Addie, ni se enteraron de que estaban en un avión.

- Míralos, son dos angelitos - comenté, enamorada de ellos y de esas caritas perfectas.

- Lo son...no voy a disfrutar tanto ésto cuando les salgan los dientes - dijo, riendo y dándoles besitos.

- ¿Quienes van a morder los pezones de mami? - les dije, tomando sus manitos y jugando con ellas.

- Mer, intento que se duerman - se quejó Addie, quitando mis manos de ellos.

- Está bien, también intentaré dormir, si necesitas algo sólo despiértame, te amo - besé su mejilla y me acomodé para tomar una siesta.

Al cabo de unas horas, aterrizamos en la ciudad de Seattle, dormí durante todo el viaje, al parecer estaba demasiado cansada.

- Despierta, bonita, ya llegamos - dijo Addie, besándome en cada rincón de mi rostro.

La observé con una sonrisa, ella se veía cansada, los bebés estaban acurrucados sobre su pecho y parecía no haber podido dormir.

- Deja que los cargue, tú vé por las maletas ¿Sí? - propuse, regalándole un tierno besito.

- Gracias, amor - respondió dándome otro beso.

Destinadas // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora