Destinadas // Meddison

El Mal Está En Seattle

Narra Addison

Mer estuvo controlando mi presión todos los días sin falta, es muy linda, nunca se habían preocupado tanto por mí. Hablé con Naomi y ella dijo que debía ir a Los Ángeles para hablar con un especialista en fertilidad, su nombre es Jake y cree que puede ayudarme con un nuevo tratamiento.

- ¿Te irás ésta noche? - preguntó Mer, luego de tomar mi presión.

- Sí, lo más seguro es que regrese en dos o tres días, quiero hacer ésto rápido - expliqué, espiando las lecturas del aparato.

- Hoy estás muy bien, así se hace, preciosa - me felicitó, dándome un tierno beso en los labios.

- Es gracias a mi brillante doctora - respondí, mimandola y perdiéndome en sus ojos azules que iluminan mis días.

Nos quedamos perdidas en nuestras miradas, sin saber qué más decirnos...así se siente estar enamorada.

- Addie, quiero ser tu novia - dijo, aún hipnotizada por mis besos.

- ¿Así nada más? ¿Sin flores? ¿Sin un regalo? ¿Sin invitarme a cenar? - bromeé, haciendo un poco de drama.

- De hecho...¡Chicos, ya pueden entrar! - exclamó, dejándome más confundida de lo que ya estaba.

Karev, Stevens y Lexie entraron al cuarto con muchísimos ramos de flores rojas que parecían sacados de una película romántica. Los tres apoyaron las flores sobre la cama y Lexie me entregó una tarjeta justo en mis manos. La abrí con mucha ilusión, leyendo una de las cosas más bonitas del mundo.

- "Addie, soy pésima para las cartas y las cosas románticas, pero soy una experta en el arte de amarte, y eso es lo que quiero hacer todos los días de mi vida, desde ahora, hasta que seamos viejitas...lo que quiero decir es..."-

- ¿Quieres ser mi novia? - agregó, concluyendo el discurso de la preciosa carta.

- Dí que sí, tuve que esconder esas rosas en mi cuarto y soy alérgico - dijo Alex, haciéndome reír en medio de mis lágrimas de emoción.

- Por supuesto que quiero ser tu novia ¡Ya te habías tardado! - dije, haciéndola reír y lanzándome a sus brazos para llenarla de besos.

- ¡Dijo que si! - gritó ella, cargándome y celebrando como si hubiera ganado el premio más importante de su vida.

Los demás se acercaron y nos dieron un abrazo grupal, felicitándonos por nuestra felicidad.

- Gracias chicos...ahora necesito un momento a solas con mi novia - pidió, con un guiño coqueto.

Ellos hicieron algunas bromas y luego se retiraron, dejándonos solas al fin.

- Esa fue la sorpresa más bonita del mundo, ven aquí - dije, abrazándola con todas mis fuerzas.

- Te amo, preciosa - dijo, refugiándome en sus brazos.

- Yo a tí, mi hermosa escritora de cartas profesional - dije, tocando su naríz con ternura.

- ¿Fue muy mala? - preguntó entre risas.

- Fue lo más dulce que haya leído, la atesoraré para toda la vida - contesté, dándole un beso por cada palabra.

- Te escribiré cartas más seguido - prometió, dándome besos que no tenían intención de llegar a algo sexual, eran sólo muestras de amor, un amor puro y real, que nunca antes había sentido.

Narra Meredith

Las cosas no están yendo bien...nada bien, mi novia partió a Los Ángeles por cuestiones de salud, pero lo hizo en el peor momento posible.