18-Despacito

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*Aitana*

No obtuve mi respuesta, aunque fue por una buena causa.

Justo después de yo formular la última frase la sirena de un barco captó nuestra atención por completo cuando vimos un barco alejado de nosotros.

Ambos nos levantamos con rapidez haciendo señas, gritando, y poco a poco ese barco se fue acercando hasta nosotros dejándonos ver que eran la policía marítima de Tenerife.

-¡Estamos salvados!-le dije a pedri súper feliz dando saltos y el sonrió abrazandome con fuerza.

-Te lo dije princesita, te lo dije joder Estamos a salvo-repitio él abrazandome con fuerza mientras sonreía.

Fui la primera en subir al barco de rescate con ayuda de pedri, aunque no me separé hasta que vi que él también había subido.

Unos agentes se pasaban al yate supongo que para arreglar su motor y llevarlo a puerto y nosotros cogimos rumbo al muelle.

Estaba contenta, pero me había quedado sin respuesta.

Los agentes nos preguntaron como habían sido las cosas, nosotros solo contamos que hablando ni siquiera nos dimos cuenta del tiempo y cuando nos quisimos dar cuenta ya era demasiado tarde para volver. Que caímos al mar y con mucho esfuerzo conseguimos llegar de nuevo al yate.

-Es un milagro que estén vivos-nos dijo el muchacho después de contarle nuestra historia-estas tormentas en pleno mar no respetan a nadie, menos mal que pudieron volver al bote a tiempo-nos dijo con su marcado acento canario que me hizo sonreír.

Pedri también lo tenía, quizá ya no tan marcado aunque si que es cierto que aquí en la isla se le notaba más, supongo que se le acababa pegando.

Y por fin a lo lejos vimos tierra firme. Una vez más nos abrazamos sonriendo, quizá solo había sido un día y algo, pero habíamos pasado muchísimo miedo.

En cuanto tocamos tierra firme ambos sentimos incluso sensación de mareo, y los policías nos llevaron hasta unas oficinas en donde estaban nuestras familias.

Solté la mano de pedri para correr hasta papá y mamá uniéndome en un abrazo con ellos mientras me ponía a llorar, y ellos también.

-Aitana dios mío, creí que nunca te volvería a ver mi pequeña-me dijo mamá lloriqueando conmigo, ambas conmocionadas por todas las emociones que teníamos en este momento.

-Mi niña porfin, gracias dios mio-era lo que repetía papá besando mi cabeza.

Rosi y Fernando también abrazaron a pedri, y más tarde el abrazo de ambas familias se volvió uno.

Pedri y papá se abrazaron con fuerza igual que con mamá, mientras que rosi y Fernando comprobaron que yo estaba bien también preocupados.

Nos dejaron irnos a casa con nuestras familias después de comprobar que los dos estuviésemos bien y una vez en casa de pedri les tuvimos que contar a nuestras familias como había sido todo....aunque maquillando un poquito la realidad.

Básicamente les contamos que no pensábamos estar tanto tiempo ni alejarnos tantos, pero viendo el paisaje se nos fue el santo al cielo. Que hablábamos de mil cosas y cuando quisimos dar cuenta no nos dio tiempo a reaccionar porque todo había sido muy rápido.

Papá y mamá no sabían como agradecerle a pedri que hubiese saltado a por mi al mar.

-Sabéis que daría mi vida por ella, no tenéis que agradecerme nada-les dijo él y yo le sonreí dulce.

Quizá no tendría mi respuesta después de esto pero estábamos bien y a salvo, y sabía que le gustaba.

Entre todos decidimos preparar una cena para celebrar que nosotros estábamos bien a la que se unieron fer y su familia.

Ayude a mamá, a rosi y a fer en la cocina mientras que papá y pedri preparaban el salón y la mesa grande para todos.

Rosi era la mejor cocinera que había conocido nunca, el sabor de su comida era increíble. Aún recuerdo como me traía los tupper de croquetas a Barcelona cuando era pequeña y la tarta de tiramisu en cada uno de mis cumpleaños.

Todos estábamos felices. Subí arriba a ducharme y prepararme y a darle vueltas a la cabeza también.

Después de salir de la ducha me tumbé en la cama aún liada en la toalla y suspiré mirando al techo mientras cerraba los ojos.

Los besos de pedri...sus manos apoyadas en mi cintura mientras me pegaba a su cuerpo haciéndome ver que estaba excitado. Sus besos en mi cuello...sus manos bajando hasta mi culo hasta apretarlo...

Mordí mi labio inconscientemente apretando mis piernas tensas.

Ojalá nunca hubiese soltado ese gemido, dios sabe lo que hubiese pasado.

Entendía su situación, entendía que lo nuestro no sería fácil pero...¿porque no intentarlo? ¿Porque quedarse con las ganas? Pedri nunca jugaría conmigo, yo lo sabia, lo conocía muy bien.

Me incorporé mirándome al espejo, dejé caer la toalla y fui hasta el armario para ponerme un vestido azul que era bastante mono y cómodo.

Me peiné un poco mientras no paraba de pensar, cuando escuché unos toquecitos suaves en la puerta.

-Adelante-dije mientras arreglaba Un poco mi flequillo pensando que sería mamá, pero nada más lejos de la realidad. Cuando me giré pedri estaba asomando su cabeza por el marco de la puerta y mi corazón dio un vuelco de esperanza al verlo ahí parado.

-¿Puedo pasar?-me preguntó y yo asentí bastante nerviosa. El miró a los lados del pasillo y cerró la puerta después de entrar.

Se acercó a mí y soltó un suspiro mirando mis ojos.

-¿Vienes a romperme el corazón?-Le pregunté con ironía, ya me conocía bastante bien esa cara de culpabilidad y pena para mi mala suerte.

-Espero que no-dijo él y sin esperármelo en absoluto, acunó mi cara con sus manos juntando nuestros labios en un beso muy dulce y muy muy suave.

Tardé unos segundos en reaccionar, no me esperaba esa respuesta y entonces él se separó frunciendo el ceño.

Ahí fue cuando reaccioné y sin darle tiempo a hablar me lancé a sus labios con una sonrisa que no podía controlar.

El también sonrió en mitad del beso. Mis manos fueron a su nuca y las suyas a mi cintura pegándome a él y nuestras lenguas empezaron una guerra entre ellas con toda la compenetración del mundo.

Solo cuando el aire nos faltó nos separamos y juntamos nuestras frentes con la respiración agitada.

-Creí que me quedaría sin respuesta hoy-le dije sin poder borrar mi sonrisa y el acarició mi mejilla sonriendo.

-Despacito y con buena letra, ¿vale?-me dijo él mirándome preocupado y yo asentí-sé que dije que el amor no se esconde pero..-lo corté.

-Lo entiendo, es lo mejor-le dije peinando su flequillo contenta, muy muy contenta-solo no te arrepientas mañana porfavor-le pedí y el negó suavemente soltando una sonrisa.

-Debería irme, abajo ya todos nos tienen que estar esperando-me dijo y yo asentí mientras aún me temblaban las piernas.

Lo acompañé hasta la puerta y antes de que abriese la puerta el giro la cara dejando un pico en mis labios.

Salió mirando hacia el pasillo y yo cerré la puerta dejándome deslizar por ella con una sonrisa radiante.

Me puse a celebrar como una niña pequeña en el suelo en silencio, ahora mismo sentía fuegos artificiales por todos lados.

¡El había dicho si!

(CONTINUARÁ....)

🫠

¡Os leoooo!❤️

Murmullos-Pedri González y Aitana PáezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora