70-¿Vas a cuidarme?

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*Pedri*

Cometí la mayor estupidez del mundo.

Hacerla pensar que era menos importante para mi que su padre, cuando ella era lo más importante.

Me equivoqué, aunque fue de forma inconsciente ella solo me había pedido que luchase por nosotros y no lo había hecho.

Me equivoqué y siempre me arrepentiría.

Ya no me quedaban balas que gastar, esta era mi realidad.

Me senté entre las hierbas encima de nuestra cascada, siempre llevaría el sello de ella.

Siempre sería parte de mí y de este lugar al que no volvería después de hoy porque dolía que recordase a ella.

**Flashback**

-Aitana porfavor, no huyas-le pedí y ella me miró enfadada cruzandose de brazos mientras lloraba.

-¿¡Pero es que no respetas nada?! ¡NO quiero saber nada de tí! ¡Nada! ¡POR mi...-la corté.

-...como si me caigo de un acantilado-acabé por ella y ella me miró con rabia para darse la vuelta frustada mientras lloraba.

-No quiero verte, ¿no lo entiendes? ¿No puedes respetarlo?-me dijo y yo tragué saliva.

**Fin Flashback**

Tirarme de aquí sería ser incluso más egoísta por mi parte, y no pensaba hacer pasar por este trago a nadie, aunque desease desaparecer ahora mismo.

Después de sentirme tan vivo estos meses ahora me espera mi cruda realidad, en la que ya no existirían los amaneceres entre besos, quedarme dormido viendo las estrellas y sentirme un adolescente viviendo su historia de amor.

Ya no. Eso se había acado y yo era el único culpable.

Agaché la mirada dejando caer mis lágrimas abatido, roto de dolor, replanteandome tantas cosas que...

-¡Pedri!-escuché de repente y mis ojos conectaron con los suyos sin creérmelo, no podía creérmelo.

-Ait...-fue lo único que me dio tiempo a decir antes de que se tirase a mis brazos.

-Te amo, te amo, te amo-me dijo entre besos mientras lloraba pegada a mi, y yo no me creía tenerla aquí, besandome y diciéndome que me amaba.

¿Estaba soñado? ¿O era real?

La miré desde cerca sin creérmelo del todo, hasta que con sus pulgares secó mía lágrimas mientras las suyas rodaban por sus mejillas.

-Perdoname, por favor perdoname...-Le pedí apretándola contra mi con todas mis fuerzas-te amo, te amo muchísimo, más que nadie mi amor, más que a nada-le dije entre lágrimas besando su cuello y ella se apretó a mi agarre pasando sus brazos por mi cuello.

-Perdoname tu a mi también porfavor, debí escucharte, debí entender tu posición...lo siento mi amor, lo siento muchísimo-sollozó y yo acaricié su espalda sin querer soltarla-yo también te amo sobre todas las cosas, y he sido una estúpida por...por complicar aún más las cosas-me dijo y yo negué separandome de su cuello para mirarla a la cara.

-No, no lo has sido, sé que actué como un cobarde, yo solo quería...-me cortó dándome un beso que llevaba anhelando semanas.

-Protegerme y cuidarme-acabó ella cuando nos separamos y yo asentí.

Acarició mi mejilla con cariño.

-Y por estas cosas eres el hombre de mi vida-me dijo y yo sonreí, joder, por fin-siento haberte echado en cara lo del hospital, yo no sabía...-la corté.

Murmullos-Pedri González y Aitana PáezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora