33-Clases sobre sexo

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*Aitana*

-No te creo tía-reí cuando ella me terminó de contar sus vacaciones.

-¡Te lo juro! Mario es genial tía, es un encanto-me dijo de lo más enamorada y yo sonreí mirándola contenta de ver a mi mejor amiga tan feliz.

Mario Sanz tenía dos años más que nosotras y era el nuevo jugador de moda del barça entre las jovencitas de nuestra edad, un estilo a lo que fueron mi padre y pedri hace algunos años. Mi amiga llevaba tiempo enamorada de él y en estas vacaciones habían coincidido en una fiesta y habían tenido más que palabras.

-Es que encima no sabes que brazos, que cuerpo...¡que abdominales tía! ¡Dios!-gritó mirando al cielo con los ojos cerrados y yo reí mirándola.

-Me puedo hacer una idea, si. El fútbol es lo mejor que hay-le dije dándole la razón, aunque pedri ya no jugase de forma profesional lo seguia haciendo, y es verdad que las horas de ejercicio no pasaban de sapercibidas en su cuerpo-¿cuando habéis quedado la próxima vez?-Le pregunté.

-Esta noche-me dijo con una sonrisa contenta-¿y tú? ¿Míster banana y tu bien?-me preguntó y yo asentí mordiendo mi labio.

Estela estaba al día de todo lo que había pasado entre pedri y yo estas vacaciones y al volver del ellas.

Pedri me envio un mensaje invitándome a cenar a su casa y me contesté un rotundo si diciéndole que le avisaría cuando estuviese lista.

Me dijo que cogiese ropa para el día siguiente, que iríamos a jugar al padel con los chicos como hacíamos todas las semanas y sonreí pensando en las ganas que tenía de dormir conmigo.

Disfruté muchísimo de mi día en la playa con mi amiga, porque aunque teníamos un grupo más extenso para salir a ella y a mi nos encantaba hacer estos planes solo nosotras, no necesitábamos a nadie más.

Cuando llegue a casa me duche para quitarme toda la sal y arena y cuando estaba preparando la mochila tocaron a la puerta de mi habitación.

-Hola papá-le dije.

-¿Me ha dicho pedri que tenéis noche de pelis?-me preguntó y yo asentí guardando mis cosas.

-Estamos haciendo maratón de harry potter-le dije y el asintió.

-Pásatelo bien y no olvideis que mañana tenemos partido-me dijo y yo negué mientras el me lanzaba un beso desde la puerta.

Me sentía un poco mal por engañar a papá de estas maneras, pero también sabía que antes de decírselo pedri y yo teníamos que tener muy afianzados los cimientos de nuestra relación.

Antes de irme me despedí de mamá con un beso y también de mis hermanos, hasta que el timbre sonó y yo misma fui a abrirle a pedri.

El me dio un abrazo pasando dentro de casa y papá le dio un medio abrazo de los suyos mientras mamá le daba dos besos.

Estuvieron un rato hablando entre todos y después pedri y yo cogimos rumbo a su casa.

No fue hasta que cruzamos la puerta de la entrada que me tiré a sus labios para deborarlos y el sonrió enredando mis piernas en su cintura cogiendome de golpe.

-Tenemos que hablar sobre una cosa-me dijo sobre mis labios y yo frunci el ceño mirándolo.

-¿Me has puesto los cuernos?-Le pregunté y el rió de lado.

-¿Crees que te los pondría?-me preguntó y yo me encogi de hombros mientras el me sentaba sobre la isla de la cocina, la misma isla donde ayer hicimos tantas cosas-Jamás te pondría los cuernos, princesita-me dijo él obvio dejando sus manos en mi espalda baja mientras yo abría mis piernas para que el quedase en medio de ambas.

Murmullos-Pedri González y Aitana PáezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora