30-mil quinientos besos

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*Aitana*

Miraba la escena desde lejos. Ella le tocaba el brazo, jugueteaba con su pelo y no apartaba sus ojos de él.

Le hubiese arrancado los pelos, porque era una diosa de mujer al lado mío. Tenía las curvas súper pronunciadas, unos grandes pechos operados, un culo descomunal y una cinturita de abispa. Sus pómulos eran perfectos, sus labios bastante carnosos, y tenía un rubio de estos que suele enganchar a los tíos.

Y luego estaba yo, pechos pequeños y aunque tenía curvas las mías no eran como las de ella. Yo tenía unos labios finos heredados de papá, el pelo castaño de mamá y no tenía nada que sobresaltase en mi.

Pero toda esa inseguridad que me creaba se me quitaba cuando veía a pedri incómodo. Cuando ella lo tocaba el retrocedía, juraría conociendole que ni siquiera estaba escuchando lo que ella decía.

Era mi momento de actuar.

Me acerqué a ellos y abracé a pedri de costado haciendo que este se sorprendiese y abriese los brazos para recibirme dejando un beso en mi pelo.

-Hola princesita-me dijo y yo le sonreí.

-Hola, ¿vienes al jardín?-Le pregunté y el ya estaba asintiendo con la cabeza, cuando ella habló.

-Aitana, cariño-me dijo y yo la miré-es de mala educación interrumpir a los mayores cuando estamos hablando-me dijo con una sonrisa amable y yo alcé las cejas.

¿Me estaba hablando como si tuviese doce años?

-Yo también soy mayor-recalqué- y creo que solo hablabas tú, o esa es la impresión que me dió-contesté haciendo que ella cambiase su sonrisa por un semblante más serio.

Pedri apretó mi cintura pidiéndome calma y yo solté un suspiro.

-Estas muy equivocada, vete con tu familia o yo que se, yo estaba hablando con pedri y tú has interrumpido-me dijo y antes de que contestase pedri me frenó.

-Vamos a relajarnos todos-dijo él calmado, y yo le mire mal y creo que ella también-Aitana no ha interrumpido nada, porque simplemente si no fui a esa cena fue porque no me apetecía-parecía repetirle pedri.

-Pero tu y yo...estuvo muy bien en su día-le dijo ella cruzandose de brazos.

-En su día, quizá-le dijo pedri y yo tuve que morder mi boca por dentro para no ensanchar mi sonrisa-ahora no, ferran y Carla se equivocaron-le dijo a ella que lo miraba algo sería.

Rodó los ojos mientras negaba con resignación y asintió.

-Muy bien, ya me buscarás-le dijo dolida por las palabras del canario.

Me puse enfrente de pedri y me cruce de brazos haciéndole creer que estaba enfadada.

-No creerás que yo...-dijo señalándola a ella con la mirada mientras yo lo miraba seria-Aiti yo solo tengo ojos para ti-me susurró con signos de preocupación en su cara y entonces yo sonreí mirándole.

-Se que no tengo de que preocuparme pepi-le dije con una sonrisa y el asintió más tranquilo.

-Me alegra que lo tengas claro, porque tu eres la única mujer con importancia en mi vida, aparte de mi madre-me dijo con una sonrisa obvia y yo sonreí sonrojandome un poco.

-Te daría ahora mismo mil quinientos besos, pero hay demasiada gente y ya hemos pasado hoy un buen susto-le susurré y el suspiró mirando a los lados.

La casa estaba llena de gente y sería una locura, ya nos había pillado ferran.

-Ahora que lo dices...creo que me habían dicho que faltaba hielo-me dijo pedri y yo lo miré.

Murmullos-Pedri González y Aitana PáezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora