38-Es tuya

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*Aitana*

El olor a tostadas me hizo abrir los ojos cuando sentí unos besos en mi espalda desnuda.

Y sonreí sin poder evitarlo aún con los ojos cerrados y boca abajo en el colchón.

La noche de ayer fue increíble.

No podía expresar con palabras como me sentía, solo sabia que cada vez que lo habíamos hecho me había gustado más que la anterior convirtiéndose el dolor en placer. Ya no era virgen y sonrei pensando en que había sido con pedri como siempre había imaginado.

O incluso mejor de como me hubiese imaginado, porque hicimos el amor cinco veces bajo un manto de estrellas sobre nosotros.

Mágico. Como él.

Aunque tenía que admitir que me desperté con las piernas como un flan y un pequeño dolor por todo lo que hicimos la noche anterior, parecían agujetas.

-Buenos días princesita-me dijo él metiendo la cabeza en mi cuello para dejar un beso en él y yo sonreí girandome en la cama.

Aún no me sentía las piernas, en cuanto me giré pedri sacó la cabeza de mi cuello sonriendome y llevó su boca a la mía dándome un beso de buenos días que saboreé con gusto.

Al separarnos sus ojos estaban brillantes mientras me miraba y creo que los míos debían estar igual que los suyos. Me había dicho que me quería, me había dicho que estaba enamorado de mi y me había hecho el amor hasta salir el sol.

Mi niña interior estaba gritando, y la Aitana que en tres días cumplía 18 no se creía haber enamorado al hombre de su vida.

-¿cómo has dormido?-me preguntó sobre mis labios.

-Contigo siempre bien, pepi-le dije abrazandome a su pecho-¿Qué hora es?-Le pregunté cerrando los ojos y el rió bajito acariciando mi brazo con uno de sus dedos.

-No quieras saberlo mi amor-me dijo y yo levante la cabeza para mirarlo-estas preciosa-me dijo agachandose a mi altura para besar la punta de mi nariz haciéndome sonreír-te he preparado el desayuno-me dijo haciendo su vista a un lado y yo giré la mirada a la mesita de noche donde había una bandeja.

También había una rosa y una nota en ella, asique me estire cubriendome con la Sabana porque aún seguía desnuda y cogí la rosa y la notita oliendo la primera.

Al lado de la notita había un pequeño saquito al que en un principio no le tome importancia.

"Nuestra primera vez siempre va a ser tuya, mi princesa"

Sonreí mirándole y me abracé a él besando su cara por todas partes, no podía ser más bonito, se había esmerado tanto que pensaba que mi corazón iba a estallar de un momento a otro.

-¿Cómo eres tan maravilloso?-Le pregunté y el sonrió inclinándose para coger el saquito y tendermelo-¿Para mí?-Le pregunté asombrada.

-Para ti amor-me dijo y yo sonreí cogiendo el saquito para ver lo que contenía su interior.

Unas llaves.

Frunci el ceño sin entender nada y el echó una vista alrededor para acabar mirando mis labios y dejando un pico rápido antes de hablar.

-Esto es para ti-dijo señalando con la vista la burbuja y mi corazón se paró al escuchar tal cosa.

-¿Qué?-le pregunté asombrada y el asintió.

-Es tuya-me dijo él agarrando mi cintura con su brazo para acercarme a él-la he comprado para ti modificándola a tus gustos-me dijo y yo sonreí como una boba mirándole-para que siempre podamos venir aquí y recordar estos días, quiero que seas dueña de nuestra primera vez y que tengas muy claro que nos quedan muchas cosas por hacer aquí, pero tenemos toda la vida para ello-me dijo con un brillo especial en sus ojos y yo miré las llaves en mis manos para mirarlo a él.

-¿Cómo eres así?-Le pregunté emocionada con las lágrimas a punto de salir.

-No llores, princesita-me dijo con una sonrisa tirando de mi para que le abrazase.

Me hundi en su pecho abrazándole. Me había regalado nuestra primera vez de una forma tan especial...mimando cada detalle del interior de este lugar que sabía que a mi me iba a encantar.

Me separé ligeramente de él y levanté la cabeza a la vez que el la inclinaba un poquito hacia abajo.

-Te quiero mucho mucho-confesé en sus labios y el correspondió a mi beso con gusto.

-Yo más mi amor, yo mucho más-me dijo él.

Lo llené de besos y acabamos desayunando desnudos en la cama. Era una sensación tan familiar estar con él, no era incómodo, no era forzoso, simplemente nosotros encajabamos como piezas de puzles, hechos el uno para el otro.

Dimos vueltas en la cama uno encima del otro, nos besamos, nos reímos y nos disfrutamos como niños todo el fin de semana.

Fue mágico. Fue especial. Fue simplemente increíble.

El sábado por la noche volvimos a ver la estrellas juntos, hablamos de futuro, nos amamos de nuevo el otro al otro hasta el amanecer.

Pero el domingo llegó demasiado rápido, y teníamos que volver.

Nos costó muchísimo vestirnos, recoger las cosas y salir de la burbuja, pero en el coche en cuanto nos alejamos pedri entrelazó nuestras manos posando un beso en el dorso de la mía y mirándome con todo el cariño del mundo.

-Volveremos siempre que quieras princesa-me dijo-es tuya-me recordó y yo sonreí dejando un beso rápido en su mejilla porque estaba conduciendo.

-Ha sido el mejor fin de semana de mi vida-le dije algo sonrojada y no entendía porqué, si ya más expuesta a él no podía estar.

-También el mio amor-me dijo-¿Estás nerviosa por tus 18?-me preguntó y yo negué mirándole.

-No, solo haré algo pequeño en casa, pero voy a invitar a Mario Sanz-le dije y él me miró frunciendo el ceño serio.

-¿Y eso porqué? ¿De qué le conoces?-me preguntó.

-Juega en el barça, todo el mundo le conoce-le dije obvia y noté como a él eso no le gustó mucho-¿Qué pasa?-Le pregunté.

-Es el chavalito de moda-me dijo él.

-¿Y qué?

-A tu padre no le va a gustar.

-¿A mi padre o a ti? ¿Estás celoso amor?-Le pregunté y el se encogió de hombros de morros, lo que me hizo morderme el labio.

Pedri no contestó y tras unos segundos en silencio volví a hablar yo.

-Está liandose con Estela, y ella me ha pedido que lo invite, no tienes de que tener celos-le dije y el abrió los ojos en mi dirección.

-¿¡Con estela?!-preguntó y yo asentí encogiendome de hombros-Vale-dijo más tranquilo y yo le mire sin poder evitar que una sonrisa se me escapase-no soy celoso, solo he tenido su edad y he estado donde está él y no quiero que algo así te merodee-me dijo.

-Tranquilo, a mi me gustan más mayores-le dije con gracia.

-¿Más mayores o yo?-me respondió él poniéndome ojitos y yo cogí su mejilla con todas mis ganas plantando unos cuantos besos en ella y uno rápido en sus labios.

-Solo tú mi amor, tu y nadie más, desde siempre y para siempre-le dije entrelazando de nuevo nuestras manos y el sonrió embobado mirando al frente....

(CONTINUARÁ...)

¡Os leo!✨️❤️

Murmullos-Pedri González y Aitana PáezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora