44-¡ESTO NO ES NORMAL!

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*Aitana*

Evadí el tema diciéndole que lo hablaríamos más adelante porque tenía hambre, no quería fastidiar el finde y me daba algo de miedo lo que él querría decirme al respecto. No me equivoqué pero en ese momento no lo sabia aún, porque la respuesta de pedri iba a marcar un antes y un después en nuestra relación claramente.

Cenamos y nos pusimos a ver las estrellas con nuestro telescopio y nuestro manual, viendo nuevas constelaciones.

-Es sagitario-me dijo Pedri y yo alcé la mirada observándolo.

-Tu horóscopo-le dije y el asintio- queda nada para tu cumpleaños, ¿qué quieres que te regale?-Le pregunté con una sonrisita pasando mis brazos por su cuello.

-mmmm...-miro alrededor echando una vista a todo como pensando y después paró sus ojos en mi esbozando una sonrisa-a ti-me dijo dejando un pico en mis labios que yo correspondí con una sonrisa.

-Yo ya soy tuya mi amor-le dije al separarnos y el rodeo mi cuerpo con sus brazos acercándome más a él.

-¿Para siempre?-me preguntó y yo asentí.

-Para siempre, el primero y el último-le dije segura de mis palabras y el sonrió dejando sus manos en mi culo.

-Tu también eres la primera y la última mujer que va a entrar en mi corazón-me dijo y yo besé sus labios sonriente.

Después de unos cuantos besos más acabamos tumbados en la cama mirando a las estrellas, mientras el tenía la cabeza apoyada en mi abdomen y yo dejaba caricias en su nuca y su espalda alta.

-Mi amor, ¿te gustaría tener hijos?-Le pregunté y el levantó la cabeza mirándome.

-Princesita es muy pronto para hablar de hijos-me dijo él y yo solté una risa.

-No digo ahora tonto, en unos años-le dije y el se encogió de hombros apoyando su cabeza de nuevo en mi abdomen.

-En unos años tendré edad de ser abuelo, no padre-me dijo él y yo chasqueé la lengua.

-Mi vida no tienes sesenta años-le dije obvia.

-Ni veinte Aitana, y a mi edad ya no es tan fácil dejar embarazada a alguien como con veinte-me dijo algo desanimado y yo cogí su cara con mis manos para que me mirase.

-Pues tendremos que follar mucho mucho y ya está, no pasa nada-le dije y el soltó una risa que yo interrumpi besandole-yo sí quiero ser mamá, que lo sepas-le deje claro apoyándome yo en su pecho está vez y el me rodeo con sus brazos.

-Y yo estaré encantado de que me hagas papá-me dijo dejando un mechon de pelo detras de mi oreja y yo sonreí entre sus brazos.

Pedri se comía mucho la cabeza por la edad. Vale iba a cumplir cuarenta, pero con cuarenta años le quedaban muchos años de fertilidad y yo pensaba tener muchos hijos con él, dijese lo que dijese.

Besé sus labios con cariño disfrutando del tacto de sus labios sobre los míos, carnosos y suaves, me volvían loca.

-¿Quieres ir practicando?-me preguntó bajando sus besos a mi cuello y yo asentí.

Era insaciable cuando se trataba de él, y de lo demostré cuando otra vez vimos el amanecer haciendo el amor en nuestra burbuja.

Ojalá pudiéramos vivir para siempre en esta burbuja solo nosotros, porque aquí dentro eramos completamente felices.

Fue un fin de semana maravilloso en los que aprovechamos cada instante para hacer disfrutar al otro y amarnos, en el que nos dijimos hasta el cansancio todo lo que nos queríamos.

Pero llegó el domingo por la mañana y teníamos que volver, mis padres llegarían por la tarde y yo quería estar en casa para ese momento.

Pedri dejó todo listo y después de hacer la cama me tumbé sobre ella dando una palmada en el colchón para que él se tumbase junto a mi.

Él lo hizo, y me abrazó contra él besando mi pelo con cariño.

-Menuda mierda, otra vez separados hasta saber cuando-me dijo él y yo suspiré.

Era el momento.

-Alomejor no tenemos que seguir asi-le dejé caer y el me miró frunciendo el ceño-podemos contarle esto a mi padre-le dije esperando que él aceptase mi idea, pero se tensó de momento y se separó ligeramente poniéndose casi tan blanco como la pared.

-¿Me estas vacilando?-me preguntó y yo negué, a lo que él no contestó con palabras pero si incorporándose nervioso y pasando las manos por su cara inquieto.

No dijo nada, solo se quedó serio mirando a un punto fijo mientras apretaba la mandíbula.

-Pedri...-le dije incorporandome y acariciando su brazo pero se levantó de golpe de la cama sin dejar que le tocase.

-No Aitana, no me puedes estar pidiendo esto, no aún-me dijo serio y yo lo miré incrédula.

-¿¡Entonces hasta cuando vamos a estar así?!-le pregunté y el suspiró andando de un lado para otro mientras tapaba su cara con sus manos.

-Aitana...-empezó más suave mirándome-¿mi amor vamos a esperar un poco más vale?-me pidió y yo me crucé de brazos.

-No quiero seguir estando contigo solo por teléfono, podemos hablar con papá y explicárselo, no tendría que enfadarse y ya soy mayor de edad-le dije intentando que entrase en razón pero el negó repetidas veces como sin poder creerse lo que yo le estaba pidiendo.

-Aitana tu padre nunca va a aceptar esto, porque esto no es normal, ¿me entiendes? Que te entre en la cabeza, ¡ESTO NO ES NORMAL!-me gritó alterado y yo abrí los ojos antes sus gritos, jamás me había gritado.

-Pues si piensas así, no se porqué narices estamos aquí-le dije levantándome de la cama recogiendo mis cosas-llévame a casa, hemos terminado-le dije seria cogiendo mi mochila.

-¿qu...Aitana espera-me pidió intentando coger mi mano para girarme hacia él pero yo me solté.

-No me toques, no vuelvas a tocarme-le dije con el tono calmado, aunque por dentro estaba muy dolida-Hemos terminado Pedri, si piensas que esto no es normal, que es una locura y no eres capaz de plantarle cara a mi padre no estamos haciendo nada-le dije aguantando mis ganas de llorar, que no eran pocas.

-¿Me estas dejando? Aitana yo no quiero esto, te quiero a ti mi amor-me dijo y yo me encogi de hombros.

-Esto no es normal, ¿no? Pues si no es normal nunca debió empezar-le dije tajante.

-No hablas enserio-me dijo negando.

-Hablo muy en serio, llévame a casa-le pedí y él suspiro cogiendo las llaves del coche.

Salimos de la burbuja y nos montamos en el coche en pleno silencio. Ninguno dijo nada en todo el trayecto. Yo por mi parte solo luchaba por que mis lágrimas no saliesen y que esto sirviese para que él recapacitase porque no podía vivir sin pedri.

-Adiós-Le dije cuando paró frente a casa y él cogió mi brazo antes de que pudiese salir.

-Te quiero muchísimo, pero esto es mucho más complicado de lo que tu te imaginas-me dijo con los ojos cargados, parecía que iba a romper a llorar en cualquier momento y eso solo hizo que el nudo en la garganta se me hiciese más grande.

-Tu eres quien lo está complicando, no me llames ni me escribas, que yo haré lo mismo contigo-le pedí bajando del coche para entrar en casa.

Las lágrimas ya resbalaban por mis mejillas antes de llegar a mi habitación, ¿era el final? En ese momento pensaba que si...

(CONTINUARÁ...)

¡Os leooo!❤️✨️

Murmullos-Pedri González y Aitana PáezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora