MARATON 3/3: 23-Disimula

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*Pedri*

Me costó mucho que Aitana se tranquilizase, pero al cabo de un buen rato y muchas caricias conseguí que dejara de llorar aunque se quedara en silencio.

Me daba igual que no dijese nada, al menos había conseguido tranquilizarla y ahora parecía más tranquila.

Ella se había quedado abrazada a mi pecho en silencio y yo solo acariciaba su espalda con cariño.

-Siento haberme puesto así..-murmuró de repente y yo negué levantando su cabeza.

-No pasa nada, no pasa absolutamente nada-le dije para que se quedase tranquila-deberías haberme dicho esto y no habríamos venido, había mil planes más para hacer no teníamos que volver si...-me cortó.

-No lo sabia-admitió y yo la miré- ha sido el momento de tirarme al agua...mi cuerpo ha recordado el momento en el que me caí y me he bloqueado-dijo empezando a temblar de nuevo sin siquiera ser consciente y yo volví a apoyarla en mi pecho de nuevo besando su cabeza.

-No tienes que tener miedo, no va a pasarte nada-le dije dulce-eso fue un accidente y por suerte no pasó nada. Estoy aquí contigo y no voy a dejar que nada malo te pase como no deje que te pasase en ese momento-le dije y ella sonrió levemente cerrando los ojos mientras se abrazaba a mi pecho.

-Gracias pepi...-murmuró más tranquila-me haces sentirme segura-admitió y yo sonreí satisfecho, era justo lo que quería, que ella sintiese que conmigo no iba a pasarle nada malo.

-Conmigo no tienes que tener miedo de nada princesita-le dije con cariño y ella rodó los ojos con una sonrisa levantando la cabeza para mirarme.

-Sigo odiando ese mote estúpido-me dijo con una sonrisa sacándome otra a mi.

-Siempre vas a ser mi princesita, lo siento-le dije sin poder ponerle solución encogiendome de hombros.

-No me parece justo-me dijo ella divertida mientras se acercaba a mi besando mi cuello dejándome atontado.

-Aitana...puede entrar cualquiera...-Le recordé en un susurro con los ojos cerrados disfrutando de sus besos en mi cuello.

-No me llames princesita-me pidió mientras seguía con sus besos.

-¿Cómo quieres que te llame entonces?-pregunté y ella soltó una risita tímida.

-Hace unos minutos...me has llamado cariño-me dijo separándose de mi cuello para mirarme a los ojos, quedándose muy cerquita de mi y yo sonreí bobo, yo también me había dado cuenta de eso pero decidí no darle importancia.

-¿Cariño te gusta más que princesita?-le pregunté y ella asintió.

Mire para la entrada del barco viendo que no venía nadie y me acerqué a ella dejando un beso en sus labios.

-Vas a seguir siendo princesita, cariño-le dije al separarme haciéndola soltar una risa mientras yo le levantaba del suelo con una sonrisa.

Le ofrecí mi mano para levantarla y ella la cogió sin dudarlo levantándose también.

Nos miramos desde cerca los dos y rodee su cintura con mis brazos para pegarla a mí, dándome cuenta una vez más que me tenía completamente a sus pies y para ella.

-¿Vamos fuera? Podemos mojarnos solo los pies-le ofrecí mirándola con todo mi cariño y ella asintió convencida.

Al salir, sus padres esperaban preocupados y ella fue hasta ellos para abrazarles y tranquilizarlos, no hizo falta que nadie dijese nada porque ellos ya sabían igual que yo porque aitana había actuado así.

Dani cambio nuestros planes ofreciéndole a su hija lo mismo que yo, remojar solo sus pies y yo me quede más atrás con Gavi que la mirada desde lejos preocupado.

-Gracias Pedri de verdad, tienes algo que a ella le da paz hermano-me dijo completamente agradecido conmigo y una parte de mí sintió remordimiento.

-Venga hermano, sabes que no hay nada que agradecer-le dije pasándole el brazo por los hombros intentado olvidar lo que acababa de decirme, porque me hacía sentirme como el culo.

Después de nuestro paseo en barco regresamos a puerto, y más tarde iríamos a la tasca a cenar todos juntos, porque eran nuestros últimos días aquí, después de unas semanas de desconexion nos tocaba volver a Barcelona.

Me fui antes a la tasca para ayudar a mi madre a prepararlo todo, había insistido en hacerlo sola pero sabía iba a tardar unos meses en volver a verla porque aunque ya no fuese futbolista seguía teniendo muchos compromisos en Barcelona.

Fueron llegando los Páez y mi familia, y de nuevo ahí estaba ella con un vestido precioso que se ceñia a su cuerpo, su melena larga que le llegaba a la cintura y esa cara tan preciosa que me tenía loco cada día más.

Se me aceleraba el corazón solo de verla y las manos me sudaban, ojalá algún día poder acerca a ella y besar sus labios con cariño frente a todos, cada día lo deseaba más.

-¡Pepi!-me dijo Dani captando mi atención y cuando la mire alzó las cejas con una sonrisa- que te has quedado embobado mirando a aitana, disimula un poco hijo mío...-me dijo dándome una mirada disimulada hasta Gavi, que estaba entretenido regañando por algo a dario.

Yo asentí y justo cuando lo hice levanté la vista hasta Dani abriendo mucho los ojos, ella lo sabía.

-Espera-le dije-tú...-empecé nervioso pero no pude seguir hablando con ella porque mi primo Adri entró a la tasca con su familia saludandome y ya..no tuve más oportunidad de hablar con Dani esa noche...

(CONTINUARÁ..)

¡Os leooo!✨️✨️❤️

Murmullos-Pedri González y Aitana PáezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora